Seúl, 1968.La luz del día parecía haberse desvanecido durante años. No había cielo, no había azul. Todo parecía ser una nube de polvo y cenizas eternas. El olor de la nieve que se había acumulado en las calles de la ciudad inundaba cada poro de su piel y las luces junto con los adornos navideños que adornaban las otras casas del vecindario podrían ser capaces de gritar que le época más dulce del año acababa de dar inicio.
«Diciembre puede ser precioso cuando no te asesinan las ausencias de algunas personas.»
Cerró el pequeño libro que mantenía entre sus manos al escuchar aquella voz que conseguía colarse por la ventana de su habitación. Un ligero suspiro se escapó de sus rosados y gruesos labios antes de ponerse de pie con lentitud y acercarse hasta el marco de cristal sólo para comprobar que había alguien llamándolo frente a la puerta de su humilde departamento.
Una sonrisa gentil adornó su rostro al notar que el joven que lo esperaba desde hacía ya un par de minutos levantaba la cabeza con lentitud sólo para apreciarlo desde algunos metros abajo.
– Me gusta tu bicicleta. – Las palabras escaparon de sus labios con facilidad.
El de cabello negro ajustó su abrigo después de escuchar aquellas palabras. Acto seguido, se acercó a su nueva adquisición, riendo por lo bajo mientras apoyaba ambos brazos en el manubrio de su bicicleta.
– Sí – dijo sin borrar la sonrisa de su pálido rostro –. La he visto y fue amor a primera vista.
Bromeó, provocando la dulce risa del más joven.
– No sé cómo lo haces. – Declaró después de observarlo minuciosamente por algunos segundos.
– ¿Qué cosa?
– Luces estupendo a primera hora de la mañana.
El de cabello castaño sintió que sus mejillas tomaban un ligero color rojizo debido al comentario que el mayor había hecho tan de repente. Sonrió una vez más mientras agachaba la cabeza, sintiéndose completamente avergonzado mientras escuchaba la melodiosa risa del joven que lo esperaba pacientemente.
– Bajaré en un momento.
Habló, dejando de lado aquel halago que lo hizo sonrojar.
Park JiMin seguía pensando cómo cambió todo, los años pasan, las navidades llegan y él hace mucho dejó de sentir alegría por ello. No tiene muy claro si es por la falta de personas en la mesa o porque simplemente ha madurado y el hecho de esperar hasta la madrugada para poder abrir los obsequios que le habían dejado debajo del árbol ya no le emociona más.
Es muy probable que el hecho de que ya no sienta ningún tipo de emoción por aquella fecha es debido a que se ha convertido en un adulto. Y es más que evidente que, desde entonces, las personas tienen pensamientos totalmente distintos a los que solían tener cuando eran niños.
Particularmente nervioso por el día que le esperaba, JiMin se planchó con las manos el suéter blanco con cuello de tortuga que se dispuso a usar esa mañana.
Ropa impresionante no suele encontrarse en su armario, un día se encontró a sí mismo cambiando de atuendo en múltiples ocasiones sólo para ver qué vestimenta podría ser adecuada para el joven que, como siempre, lo esperaba fuera del umbral de su apartamento.
El de zapatos caros probablemente importados, el hombre guapo que había conocido por casualidad mientras buscaba obtener su propia copia de Un hombre gris en la vieja biblioteca de la ciudad. Aquel que no acostumbra a sonreír, pero cuando lo hace, es capaz de deslumbrar como si de una estrella se tratase.
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Monocromo - Vmin
FanfictionMonocromo.- En arte se utiliza para referirse a una pintura o, por metonimia, a una obra sobre tela, tabla o pared, compuesta por un único color o en blanco y negro. «Si algún día volvemos a encontrarnos, sólo espero que por esa vez el destino se co...