Seúl, 1969.
Los encuentros entre el pintor y el joven empleado de la juguetería se habían hecho cada vez más frecuentes. Ambos verdaderamente disfrutaban la compañía del otro y decidieron hacer de aquella primera visita una rutina bastante satisfactoria para ambos.
Park JiMin visitaba al pintor por lo menos tres veces a la semana, incluso había comprado un pequeño pastel para el mayor debido a su cumpleaños, el cual decidieron pasarlo juntos en la residencia del artista.
Había pasado una semana desde entonces y el castaño había aprendido a controlar el nerviosismo que lo invadía cada vez que estaba junto a él, incluso dejaba la vergüenza a un lado para hacerle un par de cumplidos cuando los consideraba adecuados.
Aquella tarde de enero había acompañado al pintor hasta el pequeño estudio en el que trabajaba cada vez que sentía la inspiración necesaria. Está de más decir que el de cabello castaño se sintió verdaderamente emocionado cuando fue capaz de observar algunos cuadros que TaeHyung aun no mostraba al público y otros que ni siquiera planeaba exhibir debido a que se encontraban dentro de su colección personal.
JiMin sonrió adorablemente, sabía a la perfección que el artista no dejaría entrar a cualquier persona a su lugar de trabajo. Decidió sentirse privilegiado de poder visitar y observar una parte del mayor que no muchas personas conocían.
– Esa todavía no está terminada – aclaró el mayor después de colocarse tras JiMin, quien se había detenido a observar una pintura aparentemente llamativa. El mayor había plasmado algunos trazos al azar que repentinamente habían tomado la silueta de una figura humana –. No me gusta mucho cómo está quedando.
– Pienso que ningún artista suele estar conforme de sus obras, hyung.
Park JiMin esbozó una pequeña sonrisa mostrando sus blancos y perfectos dientes. Esa sonrisa provocada por el de ojos marrones. Esa sonrisa a la que no pudo evitar corresponder.
Esa sonrisa que lo hacía olvidarse de absolutamente todo lo demás.
«Sé mi arte, Park JiMin, por favor.»
– El artista existe porque el mundo no es perfecto, Jiminnie.
El artista es un intento fallido por mejorar la realidad de una persona y la de los demás. Un artista sacrifica noches, amores, familia, amigos, incluso se olvida de sí mismo para ofrecer al mundo una visión más utópica del mundo. Se olvida de todos y con su creatividad ofrece a los demás un mundo mejor en todo sentido a través del lienzo y con la ayuda de un simple pincel.
El artista vino al mundo para mejorar el entorno en el cual se ha establecido.
Incapaz de mirarlo, recordó dónde se encontraba en aquel preciso momento. Estaba en el pequeño estudio de TaeHyung. Donde seguramente pasaría la mayoría del tiempo dejándose llevar por el pincel.
– ¿Sólo haces colecciones?
El más alto se rascó la cabeza antes de asentir con delicadeza.
Vivía de las coleccionas. Era más que evidente que, por esa razón, pusiera todo su empeño en hacer un buen trabajo para cualquier persona que se interesase en su arte. Por supuesto, de vez en cuando también pintaba alguna cosa que le parecía interesante, algo que conseguía cautivarlo con facilidad, pero... eso era un punto y aparte.
– Sí – habló después de soltar un suspiro –. Algunas personas me han ofrecido cantidades sorprendentes de dinero sólo para que les pinte un retrato, pero... es un poco complicado. Pintar personas no es mi pasatiempo favorito.
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Monocromo - Vmin
FanfictionMonocromo.- En arte se utiliza para referirse a una pintura o, por metonimia, a una obra sobre tela, tabla o pared, compuesta por un único color o en blanco y negro. «Si algún día volvemos a encontrarnos, sólo espero que por esa vez el destino se co...