IV

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Seúl, 1968.

Para Min YoonGi, el resto de la semana fue verdaderamente incómoda e, incluso, un poco abrumadora. El joven de cabello casi tan negro como la noche no entendía por qué JiMin solía estar más distraído de lo usual, mucho menos la razón por la cual no paraba de hablar de aquel famoso pintor que había ido a comprar un tren de juguete que, definitivamente, era incluso más costoso que toda la ropa que guardaba dentro de su armario.

En aquel preciso momento, él se encontraba sentado en una de las sillas de madera que se encontraban en el comedor del apartamento de su novio, mientras que este le contaba acerca de las grandes hazañas que su amigo el pintor había conseguido en su ámbito profesional.

Investigué sus obras – comentó repentinamente. Min YoonGi permanecía sentado, su mentón se encontraba apoyado encima de su mano izquierda mientras jugueteaba con el tenedor que sujetaba con la derecha –, es increíble lo que plasma sólo con dos colores.

El mayor asintió, fingiendo estar prestándole atención a las palabras de su pareja.

Lo que él no tenía muy en cuenta era que, en realidad, al menor le interesaba bastante poco si su novio lo escuchaba o no. A pesar de todo, él se sentía verdaderamente cómodo mientras hablaba de aquel misterioso hombre que había aparecido repentinamente en su vida.

Es muy guapo – se atrevió a decir, ignorando por completo las consecuencias que podrían traer aquellas palabras –. Parece uno de esos actores sacados de películas románticas, hyung.

YoonGi frunció el ceño después de escuchar aquello.

Perderías el aliento con tan solo verlo, hyung.

El mayor apretó el agarre que tenía en el tenedor mientras su pareja sonreía sin prestar ni la más mínima atención en su radical cambio de actitud. Soltó un ligero suspiro antes de dar un último bocado de su cena y colocó el tenedor encima del, aparentemente, antiguo plato de porcelana.

Luces muy animado cuando hablas de ese hombre, Jiminnie.

Habló repentinamente mientras entrelazaba sus manos encima de la mesa, observándolo minuciosamente.

Un ligero rubor cubrió las mejillas regordetas del más joven, quien observaba los restos de comida que habían quedado en el plato. Pasó una mano por su castaño cabello antes de levantar la cabeza y clavar su mirada en los ojos de su novio.

YoonGi tenía el ceño ligeramente fruncido, los labios apretados y podía notar la fuerza en el agarre de sus manos. Park JiMin no era estúpido, él estaba perfectamente consciente de que su pareja se sentía sumamente incómoda e incluso algo amenazada por la forma en la cual él se refería al pintor, pero... por alguna extraña razón, aquello no le interesaba en lo más mínimo.

Tú... ¿piensas aceptar mi propuesta alguna vez?

Cuestionó de repente, su voz sonaba algo temblorosa debido al nerviosismo que experimentaba en aquel preciso momento.

No era necesario especificar de qué estaba hablando porque estaba seguro de que JiMin lo entendía sin necesidad de dar una explicación. El de cabello oscuro apretó los labios antes de comenzar a golpear la mesa con dos de sus dedos en espera de una respuesta.

¿Acaso todas las noches vas a insistir?

YoonGi se encogió de hombros.

Es de mala educación responder a una pregunta con otra – dijo fríamente –, quiero una respuesta real.

Monocromo - Vmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora