II

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Busan, 1968.

Nubes grisáceas eran plasmadas con la delicadeza del pincel, colores oscuros, poco impactantes para la época, sin embargo, estaba más que claro que sus obras nacían de la creatividad y la necesidad; comienzos pequeños y cohibidos, finales espléndidos de gran altura y alcance. Con contrastes fuertes en negro y algunos pequeños complementos con la reluciente pintura blanca, Kim TaeHyung, también conocido como monocromo, siempre buscó explayar sentimientos contraídos, comunicar lo divino, incluso expresar sus creencias y gustos.

Hombre delgado, pies de piedra, castaño cabello, finos labios, fuertes facciones, sonrisa encantadora que no cansa de dibujar, ojos soñadores con algunas marcas de cansancio para dar y regalar, causa de algunos sueños que nunca se cumplieron, de vestimenta extravagante y elegante; el hombre de manos delicadas que eran capaz de plasmar obras maestras que eran sumamente agradables a la vista de cualquier espectador. Para él el trabajo simboliza un sustento económico y una posición social, mas no su vida, a Kim TaeHyung se le podía caracterizar como un hombre educado, caballeroso y completamente entregado a su pasión por la pintura.

Recuerda cómo era su vida antes de descubrirse a sí mismo, solía seguir una aburrida rutina teniendo la única intención de trabajar duro hasta cumplir todos y cada uno de sus caprichos. Solía permanecer gran parte de su día dentro de una oficina, resolviendo y planteando múltiples ecuaciones que pudiesen darle una solución concreta de algo para después volver a su hogar y cenar con su prometida, sin embargo, él tenía bastante claro que su vida necesitaba un escape, un momento de pura expresión personal y él logró captar aquel momento, primero sobre finos trozos de papel que no eran de muy gran tamaño y después sobre enormes lienzos de hasta dos metros, realizados durante altas horas de la noche; pinturas creadas por él mismo con una mezcla tradicional de aceite y colores opacos, elementos que son admirados en todas y cada una de sus obras.

Cuénteme – una voz lo sacó de sus pensamientos. El hombre sentado frente a él se acomodó en el cómodo sillón de piel mientras cruzaba las piernas. Tomó la pipa que permanecía en el mueble junto a él y se apresuró para aspirar un poco – ¿por qué comenzó a pintar?

Frunció el ceño. De todas las preguntas que el hombre adinerado podría hacerle en aquel preciso momento decidió formular aquella que todo el mundo hacía apenas conocerlo. Y es que eso era difícil de responder porque, a pesar de tener bien en claro la razón por la cual había iniciado, nunca parecía ser suficiente para las personas que se encontraban intrigadas por escuchar la respuesta del artista.

Es mi manera de expresarme – se encogió de hombros después de meditar la respuesta por un par de segundos –. Mi escape de la realidad – sonrió antes de colocar un cigarrillo en la boquilla de madera pintada de negro –. El mundo es verdaderamente aburrido, ¿no lo cree? – Cuestionó después de aspirar el humo del tabaco – Mis obras siempre tuvieron la única intención de ser realistas... un poco fantasiosas de vez en cuando – explicó –. El contraste que se forma por los colores utilizados en ellas es algo maduro, crudo... real – el hombre frente a él frunció el entrecejo con algo de delicadeza –, sin embargo, lo que se plasma en el lienzo es algo utópico.

El hombre del inmenso abrigo marrón volvió a fumar de su pipa, sonriendo levemente después de escuchar la respuesta del hombre que permanecía sentado frente a él.

Kim TaeHyung era verdaderamente un genio.

Pintar era mi pequeño distractor – jugó un par de segundos con la boquilla que tenía entre sus dedos, moviéndola de un lado a otro –, nadie además de mi prometida observaba mi trabajo.

Monocromo - Vmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora