Capitulo XII

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Las autoridades tenían el área asegurada, nadie podía entrar o salir del lugar, estaba asustada y me atormentaba la idea de que me encontraran a mí y a Ragga en esas condiciones. Mire a Ragga a los ojos expresando mi preocupación, pero ver su rostro me hacía sentir peor, tome todas mis cosas las guarde en mi bolso y me acerque a él.

— ¿Puedes hacer un poco de tiempo? —pregunte, casi suplicándole.

— ¿Lo necesitas?

—Sí —tenía que irme, así que aproveche los últimos segundos que me quedaban —, quiero dejar en claro algunas dudas

El asintió con la cabeza y coloco su enorme cola en la entrada, obstruyendo el paso de los policías.

—Listo ahora, ¿qué te agobia pequeña?

— ¿Qué hiciste con la madre Lisa?

Bajo la mirada al suelo y suspiro.

—Ella... seguramente volvió sana y salva a casa.

— ¿Jaden murió? —anotaba lo más rápido que podía, no podía profundizar las preguntas, se me agotaba el tiempo.

—Eso fue hace veinte años, no lo volví a ver desde el incidente, enserio quisiera decirte que está bien, pero no puedo mentir.

— ¿Que paso entre tú y Lisa?

—Nunca la volví a ver, creo que su padre y ella se mudaron del distrito hace mucho tiempo, lo único que mantenía a su familia en la ciudad, era la enfermedad de su madre.

—... ¿Porque estás aquí?

—Ya te lo había dicho, prometí volver a mi casa cuando acabara todo.

Deje de escribir y mire minuciosamente el lugar, nunca lo había visto bien, ni siquiera en el día, pero al quitar la chatarra y la tierra acumulada, se podía apreciar una antigua sala de estar con paredes corroídas y sucias.

—Quieres decir, que esta era tu...

—Eso es correcto, pero nunca pensé que sería abandonada... los transeúntes se encargaron de convertirla en un basurero, literalmente.

—Qué hay de tu padre.

—Nunca lo considere uno, pero tanto el cómo mi madre me hicieron un favor e irónicamente mi meta se cumplió, solo que no de la manera que esperaba.

—Tú... ¿Te arrepientes de lo que hiciste? —sabia la respuesta de mi propia pregunta, pero tenía que cerciorarme.

—No y nunca lo haré, pues mientras tenga este cuerpo y rostro, viviré para sufrir y pagar cada uno de mis crímenes y... ejecutar nuevos.

La policía empezó a golpear su cola, trataban de entrar a la fuerza.

— ¡Salgan sabemos que están ahí! —Grito uno de los policías — ¡no tienen a donde huir, salgan con las manos en alto!

—Esto es malo —guarde todo en mi bolso y me escondí detrás de su espalda.

Tocarlo era doloroso, pero me sentía segura junto al el por primera vez, lo volví a mirar a los ojos para expresarle mi angustia, cuando comprendí, que todo el problema había empezado por culpa de esos ojos, esos hipnóticos y... bellos ojos.

—No había sentido la compañía de alguien hace mucho tiempo, pero fui yo quien decidió no tenerla, el tiempo que me has acompañado ha sido una experiencia gratificante.

Su ronca voz se suavizo por unos instantes, ¿trataba de ocultarme algo? o ¿solamente quería contármelo?, pero al ver que mi situación no era favorable, prefirió quedarse en silencio, con el resto de la historia atorada en su garganta.

RaggaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora