Capítulo 6

1.8K 167 7
                                    



No le respondo y me quedo acostada en la cama. No había notado lo cómoda que era esta cama, la única parecida era la de mi hermana.... Mi familia, tengo mucho que no voy, tengo que ir a visitarlos pronto. También tengo que visitar a Rossy y Alejandro, los cuales están muy enamorados, aunque no lo digan.

— Ángela, si quieres jugar este juego, lo jugaremos ambos.— lo escucho marcharse y me hago la loca y sigo acostada mirando el techo.

Escucho mí celular sonar. Veo la pantalla y es mí hermano quién marca.

*Llamada telefónica:

—Pequeña alien,como te va En tu vida de riquita?- volteo mis ojos al escuchar el idiota de mí hermano.

ja,ja. Mejor cállate si?, Ahora dime por que me llamas?.— digo sin más preámbulos.

—Ay ya!. Te llamé por que necesito unas de tus sweet boom—  Con que sweet boom, eh?

Me levanto de la cama y me siento para escucharlo más cómodamente, cruzo mis piernas y presto toda mí atención.

Con que quieres unas de mis grandiosas sweet boom, eh?.

— Que si... Eres bizca o que?— levanto la vista lentamente y miro perdidamente la pared, preguntándome lo que hice para nacer en este mundo.

— Imbécil, se dice sorda no bizca!.

— Lo sé, solo quería saber si te decías a ti misma, sorda.— escucho las carcajadas de el y yo estoy que boto humo por todas partes.

Mira descerebrado, si crees que me vas a llamar para burlarte de mí, ni pienses que te ayudaré.

— Espera!—dice antes de cortar la llamada— te daré 100 dólares

Se me ilumina la mirada al escuchar la palabra dinero. Dirán que para que lo quiero si vivo aquí, pero señoras y señores, sigo siendo pobre. Aunque viva con Matthew no quiero estar pidiendo dinero cada ves que quiera ir de compras. Cuando estaba en la secundaria me fascinaba hacer bromas todo el tiempo con mis mejores amigos, pero luego se convirtió En propaganda. Algunos me preguntaban que si podía vengarme por ellos, y me pagaban bien, desde entonces me ofrezco para hacer bromas por envío. Además de que mis padres me peleaban y me enviaban a trabajar o hacer algo por mí vida,cada ves que me sentaba a ver series y me comía toda la comida del refrigerador... Creo que ya se el porqué encontraba un insecto cada ves que me comía mis nuggets... Nada lo que mata no engorda, además es proteína.

Río y a la ves pienso lo que he hecho con mí mí vida.

Trato hecho.

Escucho alguien En el otro lado de la puerta y se me ocurre una gran idea.

— Sígueme la corriente.— lo escucho refunfuñar— No chilles tanto.—susurro.

— Con quien hablas Ángela?— dice Matt afuera.

—Te quiero tanto, ya te quiero ver...— digo lo más alto que puedo.

Angy, no me vayas a meter en  problemas con tu hombre.— dice mí hermano.

—Angela ábreme la jodida puerta!.—  escucho a Matt decir.— Respóndeme, con quien hablas!?.


Estoy que exploto de la risa. No puedo creer, que el crea, que yo estoy hablando con un hombre. Y literalmente mí hermano no es tan hombre, no después de verlo bailar con un peluche de my little pony... No lo supero, tuve que tomar terapia con la psicóloga del colegio durante 3 meses.

Escucho la cerradura de la puerta y veo a Matt entrar.

Cómo mierda entró!?.

Con una llave?

Oh, cierto.

Matt me arrebata el celular muy enojado.

— Que haces!?— le pregunto y el me mira muy enojado.

— Que,que hago!?. Es que no puedes....

—Hermanita, sigues ahí?.— dice mí hermano lo más inocente.

El rostro de Matt es un poema. Nunca me canso de hacer esto.

— Es que no te dieron costumbre!?. estaba hablando con mí hermanito, y vienes aquí como si nada y me vienes a arrebatar el celular.— me hago la enojada.

Ahora el está mirando para todos lado nervioso, y Rojo como... El tomate es poco para lo Rojo que está.

— Angela Collins...— dice lentamente  y agarrándose el puente de su nariz.

Le quito el móvil y hablo con mí hermano en altavoz.

—Oye hermano, estás ahí?.

—Si hermanita.

— Estás En altavoz y...

—Matt fue Ángela!.

Dice el bastardo de mí hermano y cuelga el teléfono.

Hijo de p*#&.

Respira; inhala y exhala.

— Con que me jugaste una broma, eh?...— dice entre dientes.

Yo río inocente y trato de buscar la salida.

— Ni lo pienses pequeña.— me agarra como si hubiera leído mis pensamientos.

— Que harás, castigarme como una niña?.— digo con sarcasmo.

— No es mala idea.— dice.— Una semana sin salir de esta casa.

— Que!!?— digo injustamente.— No te atrevas...

— Ya lo hice Ángela.— y se marcha.

Gruño por la impotencia. Es un gruñón, mala leche, Idiota.

Deseos Encontrados (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora