Prólogo. El telon del impostor

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Dicen, que lo que creemos falso, y verdadero, determinan nuestras vidas. Para Yuuri, lo que él era, y lo que tenía, era basado en un parecido extraordinario que tenía con aquella persona que debía portar su nombre, no él.

A esas alturas, sus memorias eran una mezcla difusa, donde posiblemente nada fuera propio; ¿Quién era él entonces? Sentía que podía nombrarse como un impostor, que quería robar el rostro, y la imagen de quienes da Yuuri Katsuki.

Pero todo el mundo quería que fuera Yuuri, y el por evitar que lo dejaran sin la única identidad que recordaba, aprendió a actuar como se suponía que era esa persona: siempre con una sonrisa suave, a veces tímido, se sentía natural y extraño.

Así fue, hasta que casi a sus diecinueve, el peso de las mentiras que tenía que vivir lo derrumbó; el recuerdo de eso, de esas tantas veces de escapar se mostraba en su aislamiento de otros.

Poco recuerda, de quien o como lo llevaron a alguien que podía ayudarlo; Yuuri no confesó que él era un impostor, que desde muy joven sabía que él no debía ser la persona llamada Yuuri Katsuki; el especialista, que era alguien observador, lo dejó pasar, y a sus padres le dijo que era un depresión severa, mientras que en realidad, intentaba descifrar quién era aquel joven, como disimular una profunda curiosidad.

Así fue, que Victor, comenzó a germinar su fijación; como que, el también ocultaba sus verdades, realidades relacionadas a Yuuri, aunque muchas de esas cosas nacieron en un pasado común.

Él sabía la respuesta, pero nunca imaginó ver lo que fue ese joven, ahora como alguien tan frágil que deseaba romperse.

El que creía ser un impostor, viviendo con los que en realidad si eran los actores falsos. Yuuri lo recordaba, cada momento desde que todo comenzó, y aquel no era un reencuentro, jamás había alejado sus ojos del joven.

Una tragedia, un asesinato, y una torcida realidad olvidada, eso era lo que la mente de Yuuri quería ocultar; como la raíz de todo. Cuando el joven estuvo en sus brazos, supo que aquel ciclo fatídico, en realidad era indulgente con él; sus manos sucias, complementaban su fijación olvidada.

Y el que profería aterrado ser impostor, sentía que el contacto con la piel del otro no le pertenecía, porque él no era Yuuri, pero nadie le escuchaba.

Dicen, que lo que creemos falso y verdadero, determinan nuestras vidas; debe ser por eso, que sus ojos se humedecen cuando Victor lo toca; es por eso el japones siente la piel desnuda contra el otro, y eso no es de él, no debía serlo, porque ese no era su nombre.

-Tu eres Yuuri-afirmó el hombre, al otro se le cortó la respiración con ese extraño saludo, que parecía más un cruel afirmación, porque no le dejaba camino a otra cosa; el hombre de ojos azules no se inmuto con el silencio del joven-. ¿Nos conocemos Yuuri?

-No-aquello le supo amargo, como cada mentira que decía, y eso era, porque sentía una nostalgia, como terror al mirar al otro hombre, llamado Victor Nikiforov-. No... ¿o sí? No lo sé, ya no sé a quién conozco, Dr. Nikiforov.

-No soy tu médico: soy lo que tienes-murmuró con voz profundo, confundiendo más a Yuuri con palabras que le parecían disparates-. Ya entenderás; y como estoy para ti, tienes que contarme todo lo que hay en tu mente.

Aunque por más que lo negara, el nombre de Yuuri se sentía tan natural en él.

Porque lo que era falso, eran sus concepciones de lo bueno y lo malo.

Lo falso era lo que ellos creían, o querían dejar ver de sí mismos.

Porque volver a ser lo que eran, era recordar el pecado cometido.

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N/A:

Esta no es una historia feliz, la respuesta esta en los detalles y las cosas que dicen. La actitud de los personajes esta en función de los hechos.

Two Farewells [YOI] [Victuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora