9. El que mintió

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Miró su mano roja por el líquido casi hirviendo que le cayó en un descuido, su mente en cambio no percibió la quemadura hasta que el escozor de su piel lo hizo torcer los labios. Estaba más ocupado procesando lo que su hermano le acababa de decir.

— ¿Yuuji? —llamó preocupado Yuuri, su gemelo rara vez parecía tan ausente; siempre estaba atento a lo que pasaba a su alrededor, siempre.

— Yuuri, no estás pensando bien las cosas —dijo el otro con calma, una sonrisa tensa, y sus ojos de colores de la madera, idénticos a los suyos, fijos en su rostro—, ya sabes, esto parece más un acto adolescente, ¿irte a vivir con un hombre apenas te lo pidió?

—Pero Yuuji, esta—estamos hablando de Victor —dijo nervioso ante la inmutable expresión de su hermano—, no es un extraño.

—Está bien si quieres ser un egoísta y caprichudo —añadió el gemelo.

Yuuji evitó a Yuuri los días posteriores; no porque quisiera hacerle sentir culpable, sino para ver si este reaccionaba de alguna forma diferente o cambiaba de opinión; aquello sí tuvo un efecto, en particular porque Yuuri siempre había estado bajo la mano de los deseos de su gemelo.

Lo que desconocía Yuuji, es que su hermano en realidad ansiaba esa decisión.

Un día, muy cerca de los primeros días de invierno, Yuuri decidió hablar de manera definitiva con su hermano sobre la razones de su decisión y lo citó en el bosquecillo detrás de la casa.

Su hermano le esperaba con el cuerpo inmóvil, de pie frente al barranco que estaba en esa área, y donde Yuuri tuvo un accidente tiempo atrás.

Yuuri quería acabar con eso pronto. Su hermano le ponía siempre nervioso, y necesitaba ir a ver a Victor para justar unos detalles; habían decidido rentar un apartamento en el extranjero, ubicado específicamente en Nueva York, donde el ruso conocía a algunas personas que podían ayudar a Yuuri con su visión de ser un patinador.

Ese cambio era lo que necesitaba, y creía que podía hasta ser bueno para Yuuji.

— ¿Yuuji? —murmuró inquieto, su hermano no se movió de su posición, aunque ladeó un poco la cabeza dando a entender que era consciente de su presencia.

Yuuri se quedó callado, algo se sentía diferente, incluso los segundos posteriores, inundados por el silencio, parecían alargarse con el aletargado viento de esa tarde.

Y sus pulmones se quedaron sin aire cuando intento acercarse a su hermano, siendo tacleado por este al suelo; Yuuji se colocó a horcajadas sobre su hermano, manteniéndolo en el suelo con su peso.

Yuuri intentó liberarse de aquello, pero el golpe en su cabeza lo tenía un poco aturdido, y su natural ansiedad se volvió asfixiante con el terror que le provocaba la situación; las manos de Yuuji rodearon su cuello, que se complementaban con la expresión de la furia más visceral.

— ¡Maldición! —Murmuró Yuuji, hablando casi entre dientes. Su rostro lucía rojo por las emociones y el esfuerzo; si bien Yuuri no era tan fuerte como su hermano, este estaba luchando como podía por su vida—. ¡Es tu culpa! ¡No puedes irte con ese Victor! ¡Tengo que hacerlo! No puedes irte...ya no tengo a Mari, yo...

En el momento en que Yuuji estaba frenético, explicando sus acciones, Yuuri, con apoyo de sus piernas en el suelo, se levanta con toda la fuerza que tiene, y empuja a Yuuji contra el suelo; su garganta le arde, y sus lentes están en algún lugar del suelo. Con su gemelo bajo él, aterrado al verlo intentar ponerse de pie forcejeando con él, Yuuri toma una roca.

Con su agitada respiración, escuchó un golpe sordo, luego otro; la roca cayó de las manos de Yuuri; el cuerpo de su hermano estaba debajo de él, con el rostro enterrado en las hojas y hierba del suelo.

Cuando fue consciente de lo que pasaba, se intentó alejar torpemente de Yuuji, cayendo al suelo de espaldas; no pudo volver a moverse, su padre estaba ahí, observando horrorizado la escena, y la sangre que manchaba el rostro de Yuuji, como las manos de Yuuri.

— ¿Por qué...? ¿Qué hiciste...? —preguntó su padre.

El hombre dio un par de pasos hacia atrás, cuando Yuuri hizo amago de ponerse de pie.

— ¡Quédate ahí! —profirió en un grito agudo su padre.

El mayor tomó su teléfono móvil guardado en el bolsillo; su presencia ahí, simplemente fue saber que pasaba al escuchar la voz alterada de Yuuji; no esperaba encontrar a uno de sus hijos con el cuerpo inerte del otro.

Con las manos heladas intentaba marcar algún número de emergencias, la policía, quien fuera...Su mente no estaba procesando, y ver a su otro hijo ahí, sin moverse, solo le daba la posibilidad de pensar en algo para resolver ese problema; ¿que haría la policía cuando viera la escena? En ese momento, el padre no estaba convidando nada, no era consciente de lo que pudiera ocurrir en consecuencia de esa llamada.

La llamada conecto a la policía local, que fue lo único que pudo pensar en hacer, Yuuri estaba llorando desconsolado, de pie a unos metros de su padre, balbuceando lo que fuera.

—Por favor papá, no lo...yo no quise hacer esto, Yuuji, él...—gimió nervioso, sabiendo lo que su padre intenta hacer.

Con la noche cayendo, recordó que iba a ver a Victor en ese mismo punto; que no quería que nada de eso pasara, y mucho menos comprendía cómo sucedió.

Ni nunca entendería como Yuuri permitió que Victor matara a su padre ese mismo día.

Al joven ruso no le costó entender la escena, ni lo que pasaría después de que el padre de Yuuri tomara el teléfono; no quería perder a su amado, y le era impensable que eso ocurrió por voluntad de su pareja.

Debía haber una explicación, debía...

— ¿Pol—policía? —balbuceó profundamente turbado el padre de los gemelos; con esa palabra, y sin estar muy seguro de que hacer, Victor tomó el lazo de su abrigo rodeando el cuello del hombre en el teléfono.

Victor nunca habló con Yuuri de ese día, mucho menos de lo que hizo con los cuerpos.

Ninguno deseó, ni desearía, que las cosas hubieran acabado así.

Yuuri había dejado que la angustia le ganara, y perdió la consciencia en algún punto, no soportando todo lo que estaba sucediendo.

Porque él no pudo hacer eso, porque si Katsuki Yuuri fue culpable de todo eso, autor y origen de aquella atrocidad, él no podía ser Yuuri.

Él no era Yuuri.

Victor siempre fue consciente de la causa del estado de la mente de Yuuri; y estaba bien, permitiría que el negara su papel en esos eventos.

Y el viviría como si eso no hubiera pasado.

¿Quién es el falso, Yuuri?






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Sí...tarde mucho en actualizar, perdón a las pocas personitas que lo leen <3

Gracias Anto, sin ti no habría actu <3

El final esta cerca...

Two Farewells [YOI] [Victuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora