8. Crímen indulgente

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Yuuji se preguntaba cómo es que una persona con el rostro idéntico al de uno mismo, podía ser tan diferente. Ambos niños, en cierta forma, se miraban desde la distancia, lejos por circunstancias fuera de su control: eran sumamente diferentes en carácter, reflejándose tanto en la condición de cuerpo, como en la de mente.

Yuuri siempre había sido enfermizo, y no sólo físicamente, sino que su mente también era un elemento vulnerable: las ideas eran peligrosas para una mente que demostraba ser endeble, además de que el niño era en extremo susceptible a la ansiedad.

Alguna vez le explicó su madre a Yuuji que su gemelo era demasiado sensible a las cosas que existían en el mundo; Yuuji sólo asintió y continuó con su vida. Al tener diferentes formas de vida, Yuuri normalmente vivía aislado, mientras que él se volvió muy cercano a su hermana mayor: Mari Katsuki.

Tiempo después, cuando fue capaz de tener la suficiente madurez para comenzar a entender que toda persona tenía algo que los hacía imperfectos, frágiles, escucho de voz de sus padres, que discutían con susurros en la cocina.

—El doctor dijo que Yuuri es hipersensible —murmuró su padre, y percibió el silencio de su madre varios segundos—, cuando no puede lidiar con todas sus emociones, tiene que refugiarse.

— ¿Es por eso que es como si el mismo borrara sus memorias de lo que le inquieta?

—Supongo... Que puede ser esa la razón de que a veces diga que él no es Yuuri —contestó a su esposa, y después se dirigió a su cuarto sin dar importancia.

El perder a su hermana fue un hecho desastroso que demostró que incluso la mente de Yuuji, poseía una vulnerabilidad inherente, tanto al hecho de nunca haber sido enseñado a enfrentar la muerte, como la perdida de la persona que mayor afecto le demostraba-situación causada, por los cuidados y atención que requería Yuuri de sus padres-, así que el hecho fue incomprensible, y en extremo desolador.

Tener a Yuuri a su lado fue un remedio y recurso natural para Yuuji. Realmente no deseaba hacerle daño, sin embargo la salud de su hermano mejoraba, y este demostraba menos interés de estar a su lado.

A veces era posible enfermar el cuerpo, otras la mente con el miedo. Por insistencia de Yuuji, este logró que ambos fueran a las mismas escuelas, siempre cerca de su hogar: Yuuri simplemente cedía, Yuuji conocía perfectamente como inculcar sus deseos en su hermano.

Y aun así, su hermano continuo alejándose, la causa era una sola: Victor Nikiforov, un estudiante extranjero, que decidió pasar sus años universitarios en Hasetsu.

—Tú no eres mi hermano, mi hermano jamás haría tal cosa como escuchar como un niño todo lo que un extraño le dice.

—Él no es un extraño, lo conocemos ya desde hace un tiempo.

En efecto, Victor vivió una parte muy pequeña de su niñez en ese pueblo, razón por la decidió elegir aquella universidad cercana; resultó que Yuuri nunca había dejado la memoria del ruso, ese evento no estaba en las memorias de Yuuji, esa temporada fue cuando aun vivía su hermana mayor.

El resentimiento era silencioso, pero corrosivo en la mente de Yuuji.

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Rara vez pasaba ya tiempo con su hermano; Yuuji pretendía que aquello no le importaba, con su carismática personalidad ocultaba su ira con sonrisas perfectas y un carácter gentil.

Intentó tolerar la cada vez más frecuente presencia de Victor en su vida; ni siquiera cuando buscó que sus padres descubrieran la relación de su hermano estos dijeron algo.

«Yuuri se ve más feliz, más fuerte.»

No, ese no era Yuuri.

Y esa simple frase se encargó de inculcarla en la mente de su hermano: tú no eres así. ¿Qué no piensas en Mari? Ella querría ser recordada por el Yuuri que conocía, ¿me estás abandonando?

Tú no eres Yuuri.

En parte esa idea se filtró de manera inconsciente, pero el detonador no fue hasta el punto límite de Yuuji: cuando Victor pidió permiso a sus padres de poder vivir con Yuuri después de su graduación.

Ellos accedieron; porque sería bueno para Yuuri.

Entonces el dulce Yuuji, el encantador y amable Yuuji cambió, al menos a puerta cerrada. Encontraba la manera en mantener a Yuuri en su casa, afectando su estado de salud, y era evidente que nadie sospecharía de él: con todos, incluyendo Victor, era el atento hermano.

Sin embargo, no era extraño encontrar botellas de variadas desperdigadas por el suelo de la habitación de Yuuji, una recamara que antes compartía con su hermano gemelo. La gota que derramo el vaso, al menos en la mente de uno de los gemelos, fue escuchar de su hermano las palabras que más horror le causaron: "Ya no te necesito."

Todo gracias a Victor, siempre Victor.

—Sí, señores Katsuki —dijo el joven—. Yo puedo apoyar a Yuuri, para eso he estudiado; pero creo que la parte principal de sus terapias debería llevarlas uno de mis profesores; he hablado con mi asesor de proyecto de graduación, y realmente parece querer tratar a Yuuri.

—Mi hijo nunca ha sido un joven sano —dijo el padre de los gemelos—. Cuando pequeño, lo llevamos a un psicólogo, pero realmente no vimos avance, no encontramos a un doctor que pudiera entender a nuestro hijo.

—Mi esposo tiene razón —agregó con tristeza Hiroko—, lo único que nos dijeron fue que era hipersensible, y padecía un profundo trastorno de ansiedad.

—Pueden estar tranquilos, mi asesor es de los mejores psiquiatras que conozco.

Victor entonces les dio esperanza, y Yuuri encontró que podía encontrar la fuerza en sí mismo; cuando el tratamiento avanzó, el joven se mostró más entusiasta en sus propias aspiraciones: ya no era lo que Yuuji quería.

Y Yuuri decidió que era momento de alejarse de su casa.




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Bueno, aquí esta el capi <3.

La historia es corta, así que ya esta en la recta final.

Two Farewells [YOI] [Victuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora