Yuuri despertó por la mañana pensando en Víctor, se acurrucó bajo las sábanas, cerró los ojos y recordó cada delicioso detalle del beso más caliente que jamás había disfrutado. En primer lugar él lo había atraído como un hombre que había perdido el control, luego se había cernido sobre su boca y como se esforzó para recuperar el control. Su lucha fue en vano ya que causo el efecto contrario haciéndolo querer empujarlo más allá del borde del abismo. Yuuri no necesitaba leer sus emociones. Su deseo y su pasión habían sido claras con cada movimiento de sus labios y cada toque de sus manos. Víctor había demostrado ser audaz y exigente por el modo en que lo había atraído contra su erección. Sorprendente, pero emocionante también.
A Yuuri le estaba empezando a gustar el hecho de que no pudiera leer sus emociones. Por primera vez en su vida había sido capaz de besar a un hombre sólo sintiendo sus propias emociones. En lugar de la inundación habitual de lujuria que emanaban de aquellos en esos momentos, ahogar con sus deseos, con sus necesidades, Yuuri solamente había sentido sus propias necesidades. Repentinamente. Cada miedo, cada cosquilleo, cada palpitante sensación, todo había provenido de él y eso le gusto. Yuuri quería más. Quería a Víctor.
Con un suspiro, se incorporó. No podía llamarlo amor, había conocido al hombre sólo unos días, no podía enamorarse tan rápido, ¿verdad? ¿Por qué no? Le reprochó una voz interior. Víctor Nikiforov era un hombre magnifico, atractivo y fascinante. Y él te desea, tendría que estar hecha de piedra para no reaccionar ante eso.
Yuuri se aventuró en la cocina. Y su tía Minako estaba sentada en la mesa, mordisqueando pan, Tenía un aura de concentración y preocupación, pero no ira que Yuuri pudiera detectar. Minako al verlo le saludo con una sonrisa.
-Siéntate y come, Yuuri, te voy a prepararse una taza de té-
-Gracias tía – Agradeció Yuuri cortando un pedazo de pan para luego untarle un poco de miel.
- Sabes Yuuri fui a la panadería esta mañana y pregunte si alguien sabía de una casa propiedad de un extranjero en el otro lado de Petra -Yuuri frunció el ceño mientras rociaba de miel a su pan.
- ¿Estás averiguando sobre Víctor? - Por supuesto - Minako coloco una taza de té delante de el para luego continuar - ¿No crees que deberías saber algo sobre el hombre que estás besando?-
- Yo...... sé mucho de él-
- ¿Sabes su dirección? – Pregunto Minako.
Yuuri mordió un trozo de pan para no tener que responder - Lo tomo como un no –Suspiro Minako y se sentó frente a el nipón.
- Sé cosas importantes sobre él –
-¿Cómo cuánto él tiene en su cuenta corriente? - pregunto Minako.
Yuuri soltó un bufido - Él es un empleado. Y es un hombre dulce, atento...-
-Te estaba tocando como un... un calamar con ventosas conectado a tu trasero- dijo Minako.
Yuuri se echó a reír y Minako resopló - No estaba haciendo una broma, Yuuri. Apenas conozco a ese hombre, pero sé que... espero que no conviertas en un hábito comportarte así –
-No lo sé. Créeme. Yo... no sé cómo sucedió. Yo nunca había hecho eso antes- dijo Yuuri un poco apenado y ruborizado, Los ojos de Minako se suavizaron. Obviamente, ella sabía que su sobrino estaba diciendo la verdad. - ¿Estás enamorado de él? -
Yuuri respiró hondo y exhaló despacio - No lo sé, Siento algo muy fuerte por él, pero como psicólogo, tengo serias dudas de que una persona puede enamorarse tan rápidamente - Minako agitó una mano, restándole importancia - No es la ciencia. Es amor –
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El vampiro y El Nipon
Любовные романыYuuri Katsuki anhelaba sentir la brisa fresca del océano, la arena bajo sus pies y disfrutar de unas vacaciones, un descanso de su loca y en muchas ocasiones, peligrosa vida. Cuando llega a la pequeña isla de Patmos, pero se encuentra con una tía qu...