TOK TOK
Víctor se quejó Maldita sea, ahora no - Sólo tienes que ignorarlo –
Yuuri miró hacia el vestíbulo. -¿Podría ser tu compañero?, susurro.
- ¿Chris? No, Él no llamaría.... Él tiene una llave - Yuuri buscó a tientas a través de las almohadas y encontró la ropa. -Yuuri, nosotros no hemos terminado - Sería mejor que no hubieran terminado por que su erección había alcanzado proporciones dolorosas.
Unos golpes resonaron en la casa mientras el visitante desconocido golpeaba la puerta. Yuuri se subió los pantalones hasta la cintura. - ¿Quién podría... - "¡Policía!" gritaron desde la puerta.
Yuuri contuvo la respiración. -¡Oh, no! – y se colocó la camisa - Maldición - murmuró Victor. - ¿Qué están haciendo ellos aquí? - susurró Yuuri - Tiene que ser sobre el jaguar – dijo Victor. - Pensé que ellos no te habían creído - Victor se levantó y dio un respingo por el bulto en los pantalones. ¡Qué manera de saludar a la policía local. - Yo me encargo. Espera aquí - . Él se dirigió a través del cuarto - Puede ser que deseen comprobar los alrededores. Y si miran por la ventana...eso podría ser malo - Él se volvió y vio tirando las almohadas de nuevo en el sofá. Sintió una punzada en su estómago. - No te sientas avergonzado - No podía soportar pasar por eso otra vez.
-Voy a vestirme – y Yuuri se precipitó hacia la cocina. - Si me ven así, la isla entera se enterara, y mi Tia se mortificara - ¿Tú te sentirías mortificado? Quiso él preguntarle, pero ya había corrido hacia la cocina. Oyó que la puerta del lavadero se cerraba, luego más golpes en la puerta principal. – Maldición - Él caminó hacia el vestíbulo, y luego abrió la puerta y se asomó, asegurándose de que su erección se escondía detrás del marco de la puerta. – Policía - dijo un corpulento hombre de mediana edad, con un fuerte acento y la voz ronca de un fumador habitual. Tenía una credencial prendida en su uniforme color caqui. - ¿Usted llamo por teléfono acerca de una pantera? –
- Sí. ¿La encontraron? - Él esperaba que Chris estuviera bien - Pensamos que usted estaba borracho, así que no la buscamos. Entonces hubo otra llamada de Spiro. Sus cabras hacían mucho ruido, así que salió a la calle. El gran gato estaba ahí, asustando a las cabras. Él intento dispararle a la pantera, pero se escapo - Así que Chris había querido una cabra para la cena. Victor dirigió una fuerte onda de control psíquico de vampiro hacia el oficial de policía.
- No hay ninguna pantera. Spiro se equivocó. Yo también. Habíamos bebido demasiado. Si ustedes ven algo que les parece que se ve como una pantera, no dispararan contra ella. No van a hacerle daño. ¿Entiende?- El policía asintió con la cabeza con una cristalina mirada en blanco. – Entendido- - Ustedes se irán y no volverán aquí- - Gracias por venir - , agregó Victor en voz alta.
El oficial lo miró confundido mientras el control mental se desvanecía. - Oh. Está bien - Él dio un paso atrás. - Me iré, entonces - - Buenas noches, oficial – Victor cerró la puerta. El policía inconscientemente seguiría sus órdenes, con suerte, Chris estaría a salvo. Victor regreso a la sala y miró la alfombra, donde hacía unos momentos él había traído a Yuuri al clímax. Dos veces. Había estado tan apasionado y sensible, tan dulce y adorable. Esta noche deberían haber confirmado sus futuros juntos, pero había una pequeña duda que confundía su corazón. ¿Y si Yuuri no podía soportar la verdad acerca de que él era un vampiro? ¿Qué pasaba si le resultaba desagradable o espantoso?
No, él rechazó ese pensamiento. Yuuri no era como su esposa. Él nunca lo traicionaría. Su mujer había puesto sus propios intereses primero, pero Yuuri era diferente por kami el nipon había querido enfrentar a la pantera solo en vez de ponerlo en peligro a él. - ¿Te deshicisteis de la policía? - susurró Yuuri desde la oscuridad de la cocina. - Sí, se han ido - Él atravesó la habitación y noto con consternación que se había vestido y evitaba mirarlo. -Yo...dejé el suéter. Todavía estaba mojado. Y mis zapatos aún están en el patio. Estoy seguro de que están mojados, también-
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El vampiro y El Nipon
RomanceYuuri Katsuki anhelaba sentir la brisa fresca del océano, la arena bajo sus pies y disfrutar de unas vacaciones, un descanso de su loca y en muchas ocasiones, peligrosa vida. Cuando llega a la pequeña isla de Patmos, pero se encuentra con una tía qu...