Una semana más tarde
Victor vaciló en el umbral de la puerta le temía a esta noche, pero todo el mundo esperaba que él estuviera ahí. Nadie se perdía el baile de Navidad en Industrias Crispino. Las divisiones de ocho salas grandes de reuniones se habían retirado para dar lugar a un enorme salón de baile. La banda, los High Vamps, se encontraba en el escenario, tocando un vals. Normalmente, él disfrutaría de la música lírica, pero esta noche no era sólo ruido.
Sara Crispino se había superado este año. En lugar del habitual árbol de navidad de cinco metros, había cuatro de ellos, uno en cada esquina del salón. Gigantes esculturas de hielo con forma de reno adornaban las mesas del buffet. Por el aspecto de sus disminuidos cuernos, estos habían estado en el lugar durante varias horas.
La fiesta generalmente se iniciaba a las cuatro de la tarde, con toneladas de alimentos para humanos y una banda para los incautos empleados humanos que trabajaban en la industria Crispino durante el día. A las seis y media el último de ellos fue exhortado a retirarse, y un cambio sutil se notó en el salón de baile.
De todas las mesas de buffet excepto una se retiraron los alimentos de los humanos. Enormes recipientes de hielo fueron colocados, cada uno de los cuales contenían cocina de fusión para vampiros. Michele Crispino había usado su genio científico para mezclar sangre sintética con cerveza, whisky, chocolate y champán. Para aquellos demasiado consentidos, había sangre Light, sangre sintética con bajo contenido de colesterol y azúcar en la sangre. Victor observo las parejas que felizmente daban vueltas sobre la pista de baile y decidió probar la mezcla de sangre sintética con whisky. Sería la mejor manera de sobrevivir a la noche. Diablos, era la única manera.
Mientras él se acercaba para servirse un trago de éste, vio a Emil Nekola vestido como Santa Claus y sentado en un trono. Emil tenía un bebé en su regazo, una niña con el pelo negro y rizado. Tenía que ser Sofía, la hija menor de Georgi y Prianka y su hijo mayor, Constantino, estaba vestido como un duende, y saltando alrededor del trono, tratando de que las campanas en sus puntiagudos zapatos tintinearan, Jugando alegremente con los demás niños entre ellos las más notables las enérgicas trillizas Axel, Lutz, y Loop las hijas de Yuko y Takeshi Nishigori. Otras dos niñas corrieron para unirse a Constantino. Victor las reconoció como Bethany, la hija de su prima Deniska y su esposo Filip y Lucy la hija de Lukas e Irinna.
Victor gimió para sus adentros. Justo lo que él necesitaba, una noche en que estaría rodeado de parejas felizmente casadas. Retiro una botella de Blissky de un recipiente con hielo. Había vasos en la mesa, pero él no se molestó con ellos. Él desenroscó la tapa y coloco la botella en el microondas.
Yuuri debería haber recibido el paquete. ¿Por qué no lo llamo? Él había verificado dos veces la información de rastreo, así que sabía que su sweater había llegado a su oficina. Él había incluido una nota, diciéndole lo mucho que lo echaba de menos y que quería volver a verlo. Él había escrito su número de teléfono celular para que pudiera llamarlo, pero nunca llamo. ¿Cómo podía interpretar esto, salvo que su nipón no sentía lo mismo que él? Había regresado a Rusia dos noches atrás, su pena de prisión había terminado. Si Yakov y Lilia esperaban que él regresara alegre y lleno de energía, se iban a llevar una gran decepción.
En todo caso, él se sentía peor. Por lo menos antes, cuando había estado consumido por la ira, él había tenido un propósito. Su búsqueda de venganza lo había motivado y lo había llenado de pasión. Ahora, él sentía como una cáscara vacía, en silencio soportando cada noche, haciendo sus deberes y tratando de no verificar su teléfono celular cada cinco minutos para comprobar las llamadas perdidas.
Abrió el horno de microondas y quemándose los dedos con la botella caliente. – Maldición – exclamo Victor, la había dejado mucho tiempo en el microondas. Algunas risas resonaban detrás de él, y se volvió para encontrarse a Constantino, Bethany, y Lucy mirándolo. Bethany alzó la barbilla con una mirada acusadora - Has dicho una palabrota –
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El vampiro y El Nipon
RomanceYuuri Katsuki anhelaba sentir la brisa fresca del océano, la arena bajo sus pies y disfrutar de unas vacaciones, un descanso de su loca y en muchas ocasiones, peligrosa vida. Cuando llega a la pequeña isla de Patmos, pero se encuentra con una tía qu...