Una semana después
Yuuri salió del ascensor en el segundo piso de la oficina local del AFCD de Detroid y se dirigió hacia su área de trabajo. Pasó delante de escritorios vacíos. La mayoría de los agentes especiales estaban fuera, trabajando en sus asignaciones. Unos pocos permanecían, poniéndose al día con el papeleo. Ellos levantaron la vista y sonrieron a lo que Yuuri saludó con la mano y siguió caminando antes de que nadie pudiera detenerlo. La mayoría de ellos odiaban el papeleo y le habrían dado la bienvenida a una interrupción, pero el nipón no estaba de humor para charlar.
¿Cómo estuvieron tus vacaciones? Preguntarían ellos. Arruinadas por un asesino en serie. Yuuri sólo podía esperar que su relación con el Dios griego.... perdón con el Dios Ruso no estuviera en ruinas, también. Le dolía más de lo que había esperado haberse separado de él. Había un dolor constante en su corazón, como si hubiera perdido a su mejor amigo, junto con un temor persistente de que nunca volvería a verlo.
La reunión familiar en Hasetsu no había ido bien, así que Yuuri se había ido antes de tiempo. Sus padres estaban molestos con él, alegando que había traído a un asesino psicótico a sus vidas. Yuuri les había asegurado que JJ Leroy estaba seguro tras las rejas, pero no podía refutar el hecho de que él lo acechaba con éxito. Sus padres querían que renunciara, pero ¿cómo iba a hacerlo? Yuuri amaba su trabajo. Y había trabajado duramente para ser aceptado como un colaborador. Al principio había sufrido un poco de un complejo de inferioridad, rodeada por todos los agentes especiales.
Y Yuuri no había cumplido con los requisitos para ser "especial", ya que él se había unido directamente desde la universidad y no tenía los años necesarios de experiencia laboral razón por lo cual lo etiquetaron como un psicólogo criminalista en el staff profesional. El AFCD no estaba dispuesto a admitir que lo habían contratado por sus secretas habilidades paranormales.
Yuuri llegó a su puesto de trabajo, dejó su bolso en el cajón inferior, y echó un vistazo por encima de la pared del cubículo para ver si PC estaba en su escritorio. No, él no estaba. A Yuuri no le habría importado hablar con él. Él era su mejor amigo en el trabajo. A diferencia de la mayoría de los agentes especiales aquí quienes habían trabajado previamente como abogados o contadores, PC. Chulanot había sido contratado por sus habilidades lingüísticas. Ambos se habían sentido como extraños al resto, por lo que ellos rápidamente se habían hecho amigos. Yuuri sonrió al ver la placa colgada al lado del monitor del computador. PC orgullosamente se la había regalado en su vigésimo cuarto cumpleaños. Con su amor por las iniciales, él había colocado el siguiente mensaje en la placa: YUURI KATSUKI, DHM DEL AFCD. Él había traducido las siglas para todo como, Detector humano de mentiras, Extraño consultor de cosas curiosas. Después de eso, todo el mundo en el edificio había decidido que era perfectamente aceptable preguntarle acerca de cualquier tontería extraña que aparecía en sus asignaciones. Finalmente, Yuuri llego hacer parte de ellos. Yuuri de verdad no quería marcharse.
Isabella Yang se precipito hacia Yuuri - ¿Qué estás haciendo aquí? –
-Caramba, eso hace que me sienta bienvenido - Yuuri sonrió con ironía. Isabella agitó una mano despectiva –Es que se suponía que volverías hasta después de Navidad - El nipón se encogió de hombros y le dio una respuesta vaga a propósito. - Cosas que pasan – Isabella era una directora de la oficina maravillosamente competente, pero lamentablemente ella era igualmente talentosa para husmear en la vida personal de cada uno - ¿No fuiste a Grecia con tu tia? - preguntó.
-Sí – Cuando Isabella abrió la boca para buscar más información, Yuuri se apresuró a agregar -Necesito hablar con Celestino ¿Está disponible? - Ella miró hacia la oficina vidriada de la esquina de su supervisor, La puerta y las persianas estaban cerradas, pero la luz estaba encendida en el interior - Él está en una reunión ahora mismo - respondió Isabella - Con el Agente Especial Harrison – Yuuri asintió con la cabeza y sintió el breve arrebato de ira de Isabella, sin duda causada por Harrison, quien podría ser prepotente y grosero. Las emociones de Isabella solían ser estables y alegres, y Yuuri siempre tuvo la sensación de que su husmeo no era causado por malicia, sino más bien por curiosidad y un deseo sincero de ayudar. Harrison, en cambio, se complacía en ser un idiota.
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El vampiro y El Nipon
RomanceYuuri Katsuki anhelaba sentir la brisa fresca del océano, la arena bajo sus pies y disfrutar de unas vacaciones, un descanso de su loca y en muchas ocasiones, peligrosa vida. Cuando llega a la pequeña isla de Patmos, pero se encuentra con una tía qu...