Yuuri se sintió aliviado al encontrar una pila de toallas limpias en la secadora. Yuuri lavo y enjuagó toda la ropa en el fregadero, y luego lo arrojó en la secadora. Yuuri miró la puerta cerrada. Con suerte, Víctor golpearía primero. Rápidamente se despojó de su ropa interior mojada, la enjuago y la arrojó en la secadora. Llamaron a la puerta.
-Un minuto – Yuuri agarro una toalla y se envolvió con ésta. - Está bien, puedes pasar -
La puerta se abrió, y Víctor se asomó - Uf, encontraste una toalla –
-Siento decepcionarte -
Él sonrió. - Mi Yuuri, tú nunca podrías decepcionarme - Él coloco una toalla de baño y algo de ropa sobre el mostrador. Todavía estaba descalzo y con el torso desnudo, pero él se había cambiado los calzoncillos mojados por un par de pantalones blancos de artes marciales - Sal cuando estés listo – dijo antes de cerrar la puerta.
¿Listo para qué? Yuuri cogió la copa de vino del mostrador y se tomó un tragó. Relájate. No tienes que hacer nada que no quieras. Pero ése era el problema. En lo que a Víctor se refería, él se encontraba que deseaba todo el asunto. Y sólo lo había conocido unos pocos días.
Encendió la secadora y luego examinó la ropa que le había entregado. Estas sin duda no era ropa de Víctor, Era una camiseta Roja que le quedaba perfecta y unos pantalones de algodón de color negro. Los pantalones le quedaban un poco ajustados, contorneándole las piernas. Con una mueca, se apresuró a terminar de vestirse. Tan pronto como sus ropas estuvieran secas, se las pondría y volvería corriendo a casa. ¿O podría él? No se atrevía a caminar hasta su casa con una pantera por ahí. Tal vez Víctor tenía un coche. O tal vez tendría que pasar la noche con él.
Yuuri soltó un bufido. Su tía nunca creería la excusa de una pantera. Yuuri tomó otro sorbo de vino para darse fuerza, a continuación, salió de la habitación. Las luces en la cocina se habían apagado, pero se filtraba suficiente luz desde la sala por lo que fue capaz de encontrar su camino. Llegó al arco de entrada de la sala de estar y se detuvo. Un fuego ardía en la chimenea. Varias almohadas y un afgano habían sido extendidos sobre la alfombra delante de la chimenea. Yuuri tragó con dificultad.
Víctor tenía claras intenciones. Él quería seducirlo. Él sopló un fósforo que había usado sólo para encender una vela sobre la mesa de centro. - ¿Quieres más vino? –
-De acuerdo - Estoy en serios problemas. El nipón se sentó en un extremo del sofá y puso su copa de vino en la mesa de centro.
-¿Estas bien con esa ropa? Lo siento la única ropa que pude encontrar que te quedara bien fueron unas que Yurio dejo. -
- ¿Quién es Yurio? –
- Yuri Plisetski de cariño le decimos Yurio, es el novio del propietario de esta casa y Varias casas, en realidad - Él se sentó en el medio del sofá y de lado para afrontarlo.
Yuuri notó cuán musculoso él estaba en muy buena forma, y cómo se había habían secado esos hermosos cabellos pateados - ¿Dónde está tu casa? –
-Rusia a pocos kilómetros no? Tengo cerca de veinte hectáreas junto a la tierra de mi abuelo. Tengo mi propia casa, pero él siempre espera que me quede en su castillo -
Yuuri parpadeó - ¿Un castillo de verdad? -
-Sí. ¡Tiene un poco de corrientes de aire para mi gusto! Mi casa es acogedora, pero rara vez estoy allí. Normalmente estoy en una misión -
- ¿Qué tipo de misión? -
Víctor apoyó un codo en el respaldo del sofá - Seguridad e investigación - Yuuri asintió con la cabeza. Incluso aunque su habilidad para detectar mentiras no estuviera funcionando con Víctor, el creía que estaba siendo honesto. Los signos físicos eran los correctos. Estaba frente a Yuuri, manteniendo un contacto visual con el nipón y parecía cómodo. Lo que es más, Yuuri tenía una fuerte sensación de que quería que confiara en él. Había reclamado desde el principio que él era digno de confianza. Había soportado la tortura sin traicionar a sus colegas. Así que ¿por qué no confiaría en él? Se había enfrentado a un enorme jaguar para salvarlo.
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El vampiro y El Nipon
RomanceYuuri Katsuki anhelaba sentir la brisa fresca del océano, la arena bajo sus pies y disfrutar de unas vacaciones, un descanso de su loca y en muchas ocasiones, peligrosa vida. Cuando llega a la pequeña isla de Patmos, pero se encuentra con una tía qu...