Stay with me

Stay with me and drink a cup of coffee with milk. Part II:

Género: Yaoi/Romance.

Escritora: Alexandra Deras.

Stay with me and drink a cup of coffee with milk. Part II:

—Se llama Copito -lo sé, lo sé, es un nombre ridículo pero tenía 13 años cuando se lo puse-. Es totalmente blanco -explique-.

—Oh, es lindo -su sonrisa era tan brillante-.

Su sonrisa era extrañamente tranquilizante, te decía "Todo está bien", pero a la vez me daba un poco de envidia. ¿Cómo era capaz de sonreír tanto? Acaso es ¿feliz?

—Me quedo en la siguiente parada -le comente poniéndole fin a nuestra conversación-.

— ¿En serio? -río-. Yo también -no recuerdo haberlo visto antes por aquí-.

Cuando el bus paro, ambos nos bajamos en el parque, era un parque con diversas canchas para jugar basquetbol, fútbol, baseball, una pista patinar, trotar o andar en bicicleta.

— ¿Dónde vives? A la izquierda del parque o la derecha -me pregunto-.

—Izquierda saliendo del parque y ¿tú? -Seth me veía fijamente y luego su mirada se paseó por todo mi cuerpo-.

—Esa mochila parece muy pesada para ti -lo era-. Ahh y vivo al lado derecho saliendo del parque -por eso nunca lo había visto-.

— ¿Quieres qué te acompañe a casa? -sí, sí quiero-.

—No, te vas a desviar de tú camino -además caminar con alguien implica HABLAR-.

—No hay problema pero primero -me quito la mochila y dejo la suya en el suelo, la cual no se miraba muy pesada, es más era de las mochilas de una sola manga-.

Se puso mi mochila y luego tomo la suya, me sentía apenado, no necesito que nadie me ayudara.

Tome la mochila de Seth antes que pudiera decir nada, mi sorpresa fue que no pesaba mucho.

—Oye ¿Por qué no pesa? -pregunte enojado a lo que Seth río-.

—Solo cargo los cuadernos 7 cuadernos que nos tocan, mi botella de agua y 2 lapiceros, un portaminas, minas y una goma de borrar, no traigo los libros, ni colores, ni calculadora, ni el cuaderno de ejercicios de matemáticas, ni el cuaderno de tarea de química, tampoco los 2 libros de inglés, ni un libro extra para leer -y yo si cargaba todo eso-. Siempre trabajo en grupo cuando ocupamos los libros -se encogió de hombros-.

—Yo llevaré esto -me puse su mochila-.

En el camino hablamos de algunas cosas, principalmente de mí, lo cual me molestaba un poco, no por su interés sino por mis estúpidas y depresivas respuestas, ahora debe pensar que soy un suicida, pesimista y dramático. Sin embargo me gustaba su compañía, me hacía sentir extraño, no sé cómo explicarlo. Siempre he estado inmerso en los mismos sentimientos como lo es el odio y la tristeza, que nunca me había dado cuenta que podía sentir más cosas, más sentimientos que ahora no sé distinguir ni clasificar, supongo que esto debe ser felicidad.

Debo admitir que ni siquiera sé lo que es querer a una persona, es raro porque todos alguna vez han querido a alguien, a sus padres o a quien sea, yo también había querido a mi familia y conocidos pero todo el mundo me dio la espalda, tomo mis sentimientos y los metió a una licuadora hasta que todos estuvieran desechos. Con el paso del tiempo el dolor iba disminuyendo y con él se fueron todos los recuerdos de mis sentimientos, al punto de olvidar lo que se siente querer a alguien, lo que es la felicidad y demás sentimientos ¿buenos?

—Oye ¿tienes celular? -asentí-. ¿Podrías darme tú número? -dijo sacando su celular, era un Android, por Dios yo quiero uno-.

Le di mi número, el cuál anotó en su teléfono y luego lo guardo, estábamos a escasos pasos de mi casa, mejor dicho solo debíamos cruzar la calle y caminar 10 metros más y listo.