Le encantaba el café. Lo tomaba a cualquier hora. No sabía de donde venía esa repentina adicción, hasta que se fijó en sus ojos. Tenían el mismo color que aquello a lo que se había adiccionado.
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Le encantaba el café. Lo tomaba a cualquier hora. No sabía de donde venía esa repentina adicción, hasta que se fijó en sus ojos. Tenían el mismo color que aquello a lo que se había adiccionado.