8.

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La cena en casa de los Darcy era sin duda alguna uno de los acontecimientos más incomodos que Sabrina había vivido hasta ese momento. Era como ver el resultado de un ensayo, tan forzado, tan irreal.

Sabrina pasó su mirada por la sala disimuladamente y, a diferencia del consultorio de Christina, allí si había muchas fotos de ellos juntos, de su matrimonio, en algún viaje... Sonrisa rota, sonrisa falsa, sonrisa conformista. Querían hacer ver su amor tan perfecto que llegaba a parecer falso.

– ¿Y bien? – preguntó Jacob rompiendo el silencio, luego de tragar su último bocado de comida – Maxwell ¿Cierto? – lo miró y el chico asintió sin verlo mientras comía, totalmente concentrado en su plato – ¿Cómo te ganas la vida? –

– Soy arquitecto – respondió sin darle mucha importancia a aquel gigante hombre – construyo cosas – Christina sonrió un poco, alguien que construía en lugar de destruir.

– Oh, como tus padres, amor – le dijo Jacob con una sonrisa a Christina quien solo asintió sin querer verlo, sin querer ver a nada en específico – ¿Y qué haces en tus tiempos libres? ¿Juegas futbol? – Maxwell asintió rápidamente.

– El mejor jugador que verás – respondió nada modestamente. Jacob asintió fingiendo impresión – ¿Tú juegas? –

– Soy portero – respondió llevando su brazo al revés de la silla donde estaba Christina – soy mejor con los brazos – dijo acariciando el hombro de su esposa – tengo mucha fuerza en ellos – Sabrina mordió su lengua al escuchar aquello, era como si Jacob quisiera provocar una reacción – deberíamos jugar algún día, algún partido – Christina cerró sus ojos por un instante al escuchar aquello – ¿Qué dices? –

– Supongo que estaría bien – respondió Maxwell volviendo su vista a lo que realmente le importaba, su comida.

– Sí, soy muy mal perdedor – rió Jacob recordando – no me gusta perder – Christina Darcy lo sabía muy bien.

– A veces se gana, a veces se pierde – intervino Sabrina con su mejilla apoyada en su mano, aburrida de tener que fingir que soportaba a ese hombre. Jacob la miró y de nuevo notó el parecido en sus ojos, eran en realidad similares pero nunca iguales.

– No me gusta perder – habló con seguridad – no me gustan los perdedores. Nada que tenga que ver con un segundo lugar – Jacob miró a Christina y ella entendió lo que debía hacer o, en este caso, decir.

– El segundo lugar es el primero en perder – dijo casi en un susurro, casi.

– Jacob Darcy no es segundo en nada, ni de nadie – dijo sin dejar de sonreír de una manera cínica e insoportable para Sabrina – por eso me casé con la mujer número uno – dijo sintiéndose orgulloso de sí mismo. Sabrina miró a Christina y parecía que supiera cuándo era indicado hablar y cuándo no – diez años de estudios, las mejores notas, la mejor estudiante, la más hermosa también. Esposa número uno – Maxwell abrió su boca mientras sonreía sorprendido.

– No puede ser cierto – Sabrina susurró inaudible, sin poder creer lo que estaba escuchando, con su mirada fija en Christina.

– La más distraída – llevó su mano a la mandíbula de Christina haciendo que levantara su mirada – es la única mujer que puede hacer lucir a unos golpes bien – bromeó en una risa pero claro, nadie rió con él.

– Wow, todo un conquistador – agregó sarcástico Maxwell recostando su cuerpo en la silla, satisfecho – deberías preocuparte por esos golpes en lugar de burlarte de ellos – Sabrina asintió antes de notar cómo los ojos Christina luchaban para mantenerse abiertos y su boca hacía un gesto. Comprobó lo que pasaba cuando vio la mano de Jacob sobre el brazo de Christina, Sabrina creyó que la estaba lastimando.

Christina Darcy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora