Capitulo 15

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–Es que... Dante... lo lamento tanto. –dije con arrepentimiento. No podía evitar la gran punzada de culpa; de verdad... me sentía tonta.
Enterró su rostro en el hueco de mi cuello y aspiró con su nariz mi piel perfumada. Un estremecimiento recorrió mi espinilla de un solo tirón.

Esto era tan... inexplicable, que debería ser prohibido.

–No es tu culpa. No sabías nada. –respondió con la voz dura.

–Claro que es mi culpa... te vería haber apoyado. Y... no lo estuve. –cerré los párpados y suspiré. Mi voz estaba, todavía, sorprendida y bajoneada. Sus brazos cruzaron por mi cintura, atrayéndome más a él.

Y encajábamos como un rompecabezas. Recordándome a un rompecabezas de mil fichas.

–Cállate, ¿sí? –ordenó con voz cautelosa en tranquilidad. Sin embargo, obedecí ignorando el lado y la punzada de arrepentimiento y culpa de mi interior.

Unos lindos diez minutos en silencio, para nada incómodos. Era lindo. Parecía como si, por un momento, lograba ver desde otra perspectiva. Él estaba siendo presionado, como lo decía el otro día, como si no tenía apoyo... y estaba buscando uno. Porque aunque me trató como si no valía nada... no importaba. Necesitaba mi ayuda. Y mi ayuda tendrá.
Por más de que salga herida de aquí.

{••••}

–No encuentro lo gracioso a esto. –refunfuñé como por quinta vez en el día. –¡Sé que me veo ridícula! ¡Dante!

Los desgraciados de mi familia, incluyendo a Dante y también a Beethoven, se reían en mi cara. Todo para pasar "desapercibidos"... pero esta mierda, era cualquier cosa pero menos invisible que lo que quería. Seguro era una payasa de circo. Y Dante un fantástico guardaespaldas. ¡No se vale!

–Vamos... payasita. –dijo Dante ahogado en risas. Rodé los ojos fastidiada.

No resultaba divertido para mí. Me parecía horrible. Además que picaba. Pero si miraba el lado bueno... no, no hay una mierda del lado bueno. ¡Esto picaba y me daba un calor de 50 grados! ¡Aunque afuera hacía frío!

–Dale... están listos. –carcajeó la abuela.

Sí... yo me ridiculizaría frente a millones de personas, para salir a la calle con Dante. ¿Por qué acepté esto? Justin solo ocasiona más problemas de los que tengo y no me agrada esto... es jodidamente horrible. Mala idea de ir a comprar y salir de casa un rato.

–Mueve el trasero de espuma, Kally -dijo Angelina para lanzar más carcajadas al aire. Seguramente, ella y Dante chocaron las manos, por el pequeño ruido de choque.

Ya no valía la pena oponerme... quería salir y respirar aire fresco.

...

–Kally, sonríe tonta. –dije divertido. Arrugó la nariz, enfadada.

–No quiero. –contestó seca. Lancé una carcajada como respuesta, sabiendo que la molestaría más. – Deja tus tácticas de hacerme enojar, Dante.

–¿Yo?... –chillé con una fina voz –pero por favor, ¿qué cosas dices? –pregunté burlón en un acento "ofendido". Ella rodó los ojos aburrida, como si me conocía de toda la vida y sabía demasiadas cosas de mí.

–No me estoy divirtiendo. –comentó. –Yo mucho. –sonreí con satisfacción.

Era divertido... lo mejor, era que los paparazzis, por primera vez en mi puta vida, tomaban distancia y sacaban fotos desde unos cuantos metros atrás. Se notaba que habían investigado sobre las ciegas: le molestaban los flashes. ¿Cómo podía ser que la respeten tanto? ¿Y a mí que no tengo ni privacidad para cagar en el baño?

–Cállate.

–No quiero.

–Inmaduro.

–Aburrida.

–Prefiero ser así. –paró en seco al caminar. Yo hice lo mismo y me giré para mirarla; su labio rojo pasión estaba formando parte de su mejilla en una mueca.

–Pues... yo también, belleza. –Sus mejillas se tiñeron de un rojo carmesí especial para su rostro; con una mano, pellizqué su cachete y ella volvió a fruncir la nariz.

–Siempre encuentras cómo divertirte conmigo. –rodó los ojos y sí... era verdad.

–Yo debería reírme de ti, también. –una macabra sonrisa apareció en su boca. Yo lancé una carcajada revuelta de cinismo y falsedad.

–Te deseo suerte en el intento... soy el mejor en las bromas. –Volví a juntar su mano con la mía y prácticamente, la obligué a caminar.

–¡Jamás me has visto en ese sentido! –gritó divertida.

–Me doy cuenta... linda, me doy cuenta.

–¿Las apariencias engañan, verdad? –miré el frente, hacia la vereda asfaltada con piedras de colores del parque, con una sonrisa falsa.
La mía engañaba más que eso.

–Síp. –simplemente, contesté.

{••••}

Estoy pensando seriamente en una novela PALLY...

Blind for love || DALLY  || Kally's MashupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora