Capitulo 17

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No podía ser cierto.

El simple sentimiento desesperador de que él no era lo que yo creía, elevaba mi pulso haciendo sentir como mi mano temblaba. Daba miedo... demasiado. Había estado confiado de un violador; alguien que no solo tenía el mayor de los egos, sino que también se aprovechaba de mujeres y estuvo preso en la época correspondiente. ¿Cómo debería sentirme ante eso? ¿Impactada o nerviosa? ¿Asustada o enojada? No tenía idea. Solo sabía que no me sentía bien... no creía que fuera correcto hacerlo, pero el temor me apoderaba al cien.

–¿No lo sabía, señorita? –preguntó el idiota del tipo. Apreté la dentadura intentando no soltar ningún insulto y solo me inmuté a mantener la bocota cerrada y negar con la cabeza.
¿Cómo cree que accionaría si lo hubiera sabido? Con una sonrisa falsa, pero asintiendo con la cabeza como si no me importara. Pero no. Esa imaginación se encontraba lejos de mi cabeza, casi imposible de ejercer por mis pensamientos. Junto con el Dante, el prototipo de niño bueno y a su lado, con una pistola entre su mano izquierda, perfectamente cargada y dispuesta a usarla en cualquier circunstancia.

Por primera vez en mi vida, odiaba mi amor por los libros y la adicción que sentía por ellos; porque al leer tantos, de crímenes, muertes, violaciones, todo empeoraba. Todo esto era como una maldita novela.

¿Cómo podía ser que un cantante, estrella mundial, pop ídolo, con millones de fans acosadoras, podía haber hecho tal cosa? ¿Qué había de escondido allí? ¿Eso era lo que Dante tanto ocultaba; por eso era frío y calculador en momentos, y en otros dulce y natural?

–Pero... ¿cómo? –pregunté todavía. El pequeño transe de mi mente no me dejaba escuchar lo que decían, ni procesar las palabras sueltas que lograba oír. Con los ojos redondeados en miedo y nerviosismo, bajé la cabeza.

–Salió tras una especie de datos que fueron recolectados con el tiempo y a través de la información, fue liberado al haber pruebas contundentes de que él no fue. –si eso debía bajar mis nervios y el pulso nervioso, no lo hizo. Por una maldita razón no sucedió. –Pero se sigue investigando a fondo el caso.

–¿Y ella?

–Se suicidó. –dijo como si nada. Ahogué el grito encontrado en la mitad de mi garganta, y a la vez, intentando que la saliva pase por la estrecha pared: Misión casi–imposible.

Pasé ambas manos por mi cara repetidas veces, como si eso haría que esto se esfume por obra de arte, y todavía me encuentre en mi casa, con la laptop en mi regazo y los auriculares en mis oídos. Y volví a subir la cabeza, maldiciendo el no tener mis anteojos aquí. Maldiciendo a Dante, el día que lo conocí y todo junto. Maldiciendo todo. Directamente, todo.

–¿Cuándo podré irme de aquí? –agradecía, en cierta forma, que el hombre se encuentre callado como si entendía el despelote de mi mente, pero solo quería estar sola... sin que nadie me moleste.

–¿Está dispuesta a participar de un interrogatorio? – preguntó cómo sumo respeto y profesionalidad.

No, no lo estaba... pero tampoco dejaría todo para después.

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El interrogatorio fue algo que nunca me imaginé que haría; ni tampoco era una experiencia agradable. Después de todo, se sentía como si todos prestaban atención a tus palabras, de una manera acusadora y culpable. Pero nunca mentí; no podía hacerlo, y menos con el gran agujero de confusión que mi mente tenía junto con un signo interrogatorio. Y todavía no podía captar todas y cada palabra que habían pronunciado.

"Ella se suicidó cuando todo terminó de ocurrir"

"¿Sabías que los indicios dicen que fue violada... por Dante?"

"¿Cómo te sientes al saber que podías ser su nueva víctima?"

"Dicen que era una novia de Dante, antes de que la viole".

Suspiré sintiendo como mis ojos se aguaban de nuevo. <<No llores, no>> rogaba mi orgullo, porque creía estúpido llorar.

–¿Estás bien? –la pequeña mano de mi hermana, me acarició la espalda con ternura, y luego, sentí como si se sentó a mi lado. <<No, no lo estoy>> pero sonreí sin mostrar los dientes, y la abracé por la cintura.

–Lo estoy –dije intentando que el nudo que se había formado en mi garganta, no se note demasiado.

–No se te ve así. –podía imaginármela con una mueca de su boca corrida para un costado. Reí para intentar asimilarlo.

–Lo estoy –repetí.

–¿Puedo darte mi opinión?

–Claro... aunque no sé de qué. –respondí.

–Nunca tengas más novios. –dijo. Una carcajada salió de mi boca, y luego otra de la de ella.

–Deberías seguir tu propio consejo también, pequeña sabandija –reímos juntas, y apretó su agarre de la clase de "abrazo" que teníamos.

–Dante me caía bien.

Tragué gordo por un segundo.

–A mí también. –sinceramente, contesté. –pero no todas las personas son como se ven, Kels, las apariencias engañan.

–Pero en el noticiero decían que había pruebas de que él no fue, ¿por qué no hablas con Dan? –suspiré. Las mismas pruebas de que él no fue, son la misma cantidad de las que fue, según el noticiero.

–No lo entiendes, Kimi. –dije para besar luego su cabeza, que estaba ubicada por sobre mi pecho izquierdo.

–Quizás te regale chocolates y flores, para pedirte perdón y explicarte. –respondió rápidamente.

–O libros. –inmediatamente, recordé ese día.

Sabía lo difícil que iba a ser poder olvidar todo. Que aunque no fue demasiado tiempo, ni tantos momentos juntos, sabía que él era lo suficiente importante para mí como para apartar un lado y, hacer como si no pasó nada... cuando fue todo lo contrario. Mi corazón se encogía y mi estómago estaba entre todas esas mariposas, jodidamente molestas; sin sumar mis mejillas calientes al escuchar llamarme 'cariño', como solía hacerlo.
Y entonces, mi teléfono sonó sacando de mis pensamientos, y mi hermana, se levantó para pasármelo. Le agradecí con una sonrisa tan falsa, –la única que lograba salirme en estos momentos–, y atendí.

Un carraspeo de garganta dura y seca. Una respiración irregular. Unos bellos ojos mieles, en mi mente.

Mierda.

–Y antes que me cortes, y no quieras escucharme, quiero que sepas que te quiero lo suficiente como para decirte que te cuides, Kally y hablo en serio. Cierra todo... –lo interrumpí duramente.

–No me importa, Dante. –simplemente contesté.

–¡Déjame protegerte! –exclamó, dejándome soltar una carcajada totalmente falsa.

–No te preocupes por mí... yo estaré bien sin tu lugar alado mío ni siquiera contigo.

–Déjame explicarte, también. –impuso con la voz tranquila.

–Solo explícame una cosa... ¿Qué querías hacerme cuando ibas a lograr que confíe ciegamente en ti? ¿Matarme? ¿Violarme? ¿Secuestrarme? ¡Ya no me importa! Ya no me llames, ni intentes hablar conmigo. Todo esto se acabó. El libro se acabó. Tu carrera y tú novia se acabó. Tú y yo, se acabó. Todo.

–No seas inmadura una vez en tu vida. –escupió.

–Adiós Dante, suerte en tu vida.

Y corté, sintiéndome asustada, sin aire y con lágrimas en mis mejillas.

¿Por qué esto, en vez de darme miedo, me daba

¿Por qué sentía como algo se rompía en mi interior?

¿Qué mierda hiciste Dante conmigo?

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Hola! Acá les dejo un nuevo capítulo, falta poco para el final de esta hermosa novela...

Blind for love || DALLY  || Kally's MashupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora