Mis ojos se cerraron a eso de las 6 de la mañana. A las 9 volví a levantarme porque quería visitar a Tadeo.
Tomé un colectivo hasta el hospital.
Cuando llegué al piso donde estaba su habitación, me crucé en el pasillo con la enfermera que se encargaba de cuidarlo.
-¿Cómo está?
-Los médicos programan una operación.
-Interesante, gracias.
Entré a la habitación donde se encontraba el amor de mi vida.
Al verme, sonrió de tal forma que logró hacer que yo sonriera.
Hola amor... - le dije suavemente.
-¡Hola!- dijo contento.
-¿Como te sentís?
-Bien, me dijeron que posiblemente tengan que operarme.
-Eso es bueno, te vas a curar- dije tratando de ser optimista.
-Si, pero es algo riesgosa- dijo no tan preocupado como esperaba.
-Entonces no deberías dejar que te operen...- dije con miedo.
Hizo una pausa y suspiró.
-Lucía, si no me operan, puedo morir. Pero si me operan, y algo sale mal, perderé el habla y la audición.
-¡Será lo mismo que estar muerto!- dije sin pensar- Eh, Tadeo, perdón, lo dije sin pensar- volví a decir tratando de arreglar la situación.
-Esta bien, lo entiendo- dijo con calma.
Lo abracé y pude sentir sus lágrimas sobre mi hombro. Creo que el también pudo sentir las mías.
Un médico ingreso a la habitación.
-Tadeo, es hora de que te operen. Señorita, usted debe aguardar en la sala de espera.
Lo besé como nunca lo había hecho. Fue el beso más rápido pero más infinito que había dado.
-Suerte, Tad. 'Te amo. No me dejes.'
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La realidad es un baile
Teen Fiction¿Cuántos minutos se puede permanecer bailando en una realidad tan irreal?