El departamento de Tadeo era también un mono ambiente. No tenía tanta diferencia con el mío con respecto a la distribución.
Pero tenía algunos lujos de más. Tenía un gran televisor y un reproductor de música buenísimo.
En su cuarto, el cual tenía una cama de dos plazas, había una guitarra.
Nos sentamos en el living y él empezó a contarme de su vida.
Se había mudado a este edificio hacía tres años, cuando tenía 21. (Yo me había mudado hace dos, y tenía 20 cuando llegue al edificio).
Sus padres le habían pedido que se mudara de la casa, que ya era hora de que trabajara y se mantuviera por si sólo.
Él, al igual que yo, quería dedicarse a lo artístico, la música, pero no tenía la aprobación de sus padres. Entonces había decidido trabajar en un restaurante y tener la música como una actividad para su tiempo libre.
Me contó que no tenía hermanos y que algún día le gustaría viajar a alguna parte del mundo y conocer lo que había a su alrededor. Tadeo creía que el mundo era como un libro, y quedarse siempre en el mismo lugar, era como leer una sola página.
Era un chico realmente interesante además de lindo. Llamamos al delivery de comida china y pedimos un plato de fideos para cada uno. También descargamos algunas comedias y otras películas románticas de internet. También algunas de terror, porque no sabíamos que íbamos a ver.
Mientras esperábamos la comida, decidimos preparar pochoclos. Yo tenía la sartén por el mango y el estaba detrás mío rodeándome la cintura con los brazos. Me dio un pequeño beso en el cuello, que verdaderamente me gustó.
Los pochoclos estaban listos y la comida estaba por llegar. Cuando terminé de guardarlos en un tupper, me levantó en sus brazos y me llevó entre risas al sillón.
Comenzó a hacerme cosquillas y a besarme el cuello. '¡Ay por dios! Si sigue haciendo eso, en cualquier momento ya me imagino como termina la noche' pensé.
En eso escuchamos el portero eléctrico. Era la comida. Tadeo bajó a buscarla mientras yo preparaba la mesa. 'Que suerte que es viernes y mañana no me tengo que levantar para trabajar' pensé aliviada.
Tadeo llego rápido con la comida y nos sentamos a comer. Todo era risas, charlas súper interesantes, hasta me contó que a veces escribía canciones, pero no creía que fueran muy buenas. Me prometió que más tarde me cantaría alguna.
Terminada la cena, nos sentamos en el sillón con los pochoclos y los chocolates que yo había traído. No sabíamos que película ver. Optamos por una de terror. 'Perfecto. Nota mental: si tengo "miedo" pedirle que me abrace. Aunque quien sabe, capaz lo hace por si sólo.' pensé nuevamente.
Y estaba en lo cierto. Creo que no vi absolutamente nada de la película, porque me quedé dormida entre sus brazos mientras el me acariciaba el pelo.
Nos dormimos los dos juntos en el sillón con el sonido de la televisión.
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La realidad es un baile
Ficção Adolescente¿Cuántos minutos se puede permanecer bailando en una realidad tan irreal?