Bruce y Jasón

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Nauseas, eso fue lo primero que su cabeza arrojo cuando sus manos por instinto cubrieron su boca en busca de evitar que aquello que bajo por su esófago saliera de nuevo por el mismo lugar.

—Bruce. —Jasón lo miraba preocupado, estaba asustado, y ¿si Mr. Freeze le mintió? Es decir él no se creyó del todo esa historia disparatada del embarazo. Aunque haber estado presente mientras su cuerpo rejuvenecía casi por arte magia fue un buen incentivo para al menos sembrar la duda.

—Jasón, me duele. —Gimió Bruce sujetándose el estómago, un líquido viscoso de color rosa y naranja fue regurgitado entre horcadas dolorosas que llegaron a arrancarle una fría lagrima de sus hermosos ojos azul marino.

—Bruce. —Repitió Jasón, no sabía ni tenía más que decir, estaba entrando en pánico.

Tomo al chico, pasando su brazo derecho por detrás la espalda y el otro por debajo de las piernas para en pose recién casados sacarlo de ahí. Pesaba tan poco, lo de una pluma, entre sus brazos. Necesitaba un hospital, un médico.

—Leslie. —Grito su mente, ella era la única en la que Batman confiaba plenamente.

Sin mucho de donde escoger y con el cuerpo Bruce estremeciéndose cada dos por tres, salió de su escondite, ahora estaban completamente expuestos y seguramente Superman no tardaría en oír o incluso oler al Guardián de Gotham. Aunque le quedaba cierta esperanza. El cuerpo de Bruce había tenido una trasformación extrema y aun él, estando presente, no terminaba de asimilar todo lo acontecido, conclusión, el hombre de acero buscaba a alguien que ya no existía, o al menos eso esperaba.

Ya en las calles de Gotham, el peor error que podía cometer Jasón era llamar la atención, por tanto y muy a pesar de estar casi en crisis debido al tormento que suponía los sollozos y quejidos de Bruce, condujo relativamente despacio.

En cuanto vio el estacionamiento entro sin consideración alguna, dejando el vehículo ocupando dos cajones. Con cuidado cargo de nuevo al chico para entrar por la puerta haciendo gran alharaca, gritando a cuanto uniformado se encontró al paso el nombre de la persona que buscaba.

—Leslie Thompkins —dijo atropelladamente, Bruce sudaba a mares, producto de la fiebre que le asaltara de camino ahí.

—¡Por dios, este chico va a tener una convulsión! —Exclamo la mujer de blanco, mientras llamaba con la mano a uno de tantos camilleros.

—¡No! —Por instinto Jasón apretó el fino cuerpo que cargaba contra su pecho. —Tiene que atenderlo la doctora Thompkins. —Insistió, de ser preciso secaría la escuadra calibre 62 que lleva al cinto.

—Jasón. Jasón. —Los ojitos azules marinos brillaban producto de la fiebre. Bruce, había escuchado toda la conversación anterior. —No me dejes solo. —Suplico, sus manitas se aferraron con fuerza a la chaqueta de cuero negro.

—No te preocupes Bruce, nunca lo haría, eres lo más... — y detuvo su discurso, no era el momento para ponerse románticos.

—¿Que pasa aquí? —Exigió una mujer mayor, su bata blanca la identificaba como médico. Sus ojos furiosos por el escándalo recorrieron a los presentes para inmediatamente cambiar a temor. —Jasón. —Exhalo; Leslie mejor que nadie sabía el horroroso final del joven adulto delante de ella, y sinceramente jamás pensó en volver a verlo. Durante el tiempo que compartieron Jasón y Bruces, ella también convivió con el chico, sintiéndose en parte preocupada en parte aliviada ante el gran amor que se dibujaba en sus ojos del jovencito para quien le abrió las puertas de su casa.

—Leslie. —jadeo Jasón corriendo a su encuentro. —Bruce... —y con el cuidado que pondría al mostrar una antigüedad que se desquebrajaría con la menor briza dejo que la mujer viera su preciada carga.

—¡Bruce! —Leslie contuvo el grito que pugnaba por salir. Sin duda era Bruce, aunque jamás pensó ni remotamente volver a ver aquella fas tan dulce, infantil y desdeñosa que solo el pequeño Wayne podía poseer. —¡Por Dios! ¿Qué?

—En tu despacho. —Exigió Jasón, molesto ante las miradas indiscretas de todos. —Tenemos que bajarle la fiebre. —Ella asintió.

....****....

Terry se trono los dedos mientras su boca dibujaba una mueca amarga.

Superman tenía escasos diez minutos de haber entrado por el hangar del Atalaya y ciertamente su expresión derrotada no le agrado en lo absoluto. Dick le entrego una lista de lugares en donde podría encontrar a Jasón, pero no hubo suerte, por ello Nightwing parecía sentirse inútil o sobrepasado por la situación.

—Debe haber algo, alguien que...

El botón rojo de comunicación de emergencia en el tablero principal sonó atrayendo la atención de todos. Jhon Jhons miro el intercomunicador cual si este fuera el detonador de una bomba atómica.

—¿Por qué no contesta? —McGinnis lo miraba desde atrás con desconcierto.

—Esa línea es exclusiva de Batman, y yo no sé...—intento excusarse el marciano.

—En este momento no estamos para estar pensando si se molestara por entrometernos en algo privado. —Terry abrió la comunicación sin titubeos.

—Hola, ¿hay alguien ahí? —La voz era de una mujer lleno la sala, ¿quién era?

—Liga de la Justicia. —Contesto Terry queriendo sonar lo más natural del mundo.

—¡Oh! ¡Gracias a Dios! —un suspiro profundo se escuchó del otro lado de la linea. —Jasón Todd, Red Hood, está en mi despacho con Bruce Wayne y...

—¡Doctora Tompkins! —exclamo Terry sin poder esconder la felicidad en su voz. Nunca conoció a la mujer, sin embargo sabia de ella por las miles fotografías ocultas, que llego a ver en algún momento.

—Sí, por favor necesito ayuda.

—Vamos para ya. —afirmo Superman cuando prácticamente ya volaba con destino a Gotham, más específicamente al hospital de Wayne Tech

Continuara...

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