Parte quinta.

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Mark no sabía cómo, pero de apenas haber conseguido por milagro un par de amigos, tenía a un chico hermoso, sentado a su lado haciéndole ojitos.

Y vaya que Lee DongHyuck era un buen actor.

El canadiense tragó saliva, las rodillas del chico chocaban contra las de él de cuando en cuando. DongHyuck recostaba su cabeza sobre su hombro y él solo podía sostener con intranqulidad el vaso lleno de refresco hasta el tope gracias al hielo.

No era sólo el calor que hacía, porque eso podía solucionarse con el aire acondicionado prendido. DongHyuck emanaba calidez y cada sitio en el que tenían contacto, ardía como si se estuviera quemando vivo.

DongHyuck tomó el brazo de Mark y lo colocó alrededor de sus hombros, volviendo a removerse para buscar comodidad, mientras seguía mirando la película.

¿Él era el único que no podía actuar con fluidez ante el contacto físico?

Sorprendemente, no le molestaba, pero había algo en su cerebro que se avergonzaba y le prohibía actuar mientras su mente se llenaba de cosas como:

¿Cómo se sentiría abrazar a DongHyuck?

Su piel huele bien.

Su cabello también huele bien.

Sus ojos son jodidamente atrayentes.

Su carita es preciosa.

Su boca es incluso más linda.

Quiero besarle.

Mark da un respingo de golpe, cuando se da cuenta que se quedó enganchado sobre los labios del muchacho. Entonces se obliga a sí mismo a mirar la película.

Desde que han comenzado a fingir que salen, su cabeza se ha llenado de esa clase de pensamientos y se siente realmente nervioso. Pero le atribuye todo al papel que está cumpliendo, es normal que se entusiasme un poco.

Aunque no hacen cosas distintas de las que estaban haciendo a ese momento, salen cuando el sol ya está bajando, van a tomar cosas por ahí. Se quedan jugando en la canchita callejera de básquet. Se van a la casa de uno y del otro. Solo que ahora están un poco más juntos.

No han puesto ninguna regla, pero Mark sabe que no estaría bueno besar a alguien que solo es tu ligue falso. Así que se mantienen solo demasiado juntos.

De alguna manera es cómodo. Se ha acostumbrado a que DongHyuck esté casi encima de él, a sentir sus piernas sobre su regazo, su cabeza sobre su hombro y sus brazos alrededor de su cuerpo.

Así que como se sentía demasiado cómodo, su cerebro tenía que recordarle que estaba haciendo todo eso por Johnny.

YoungHo en esos momentos estaba en la cocina haciendo quién sabe qué, pero podía sentirlo moviéndose. Seguramente estaba haciendo la cena.

Entonces, ambos muchachos se asustaron cuando lo notaron corriendo hacia la entrada.

Por el murmullo al que ambos prestaron atención, seguramente había llegado TaeIl.

— Está lloviznando. Por suerte estaba cerca.

— Ven, voy a secarte — Johnny tiró un guiño y TaeIl soltó una carcajada.

— Creo que nuestros planes se aguaron.

— ¿Tú crees...?

Johnny no pudo ni completar la frase cuando, incluso por sobre el sonido del aire, pudo sentir como se largaba a llover torrencialmente.

— ¡Mark! Ya es bastante tarde y está lloviendo, ¿DongHyuck se quedará a dormir? — preguntó, trayendo a su novio bajo su brazo. TaeIl saludó a ambos muchachitos.

Perezosamente DongHyuck se levantó de su sitio y Mark asintió, luego negó, titubeó y miró al chico.

— ¿Q-quieres quedarte a dormir?

— Me defraudas como hermano — bufó YoungHo.

— Lo dices como si tú fueras un maestro de la conquista — canturreó TaeIl.

Mark soltó un "uhhhh". DongHyuck se rió.

— ¿Quién lo dijo primero? — preguntó DongHyuck.

Los dos mayores se miraron.

— Fue TaeIl — confesó Johnny en un murmullo. — ¡Pero, oh! ¿Huelen eso? Ya está la comida. Dong, no se tú, pero yo me quedaría porque cocino cada milenio.

DongHyuck miró a Mark, como pidiéndole permiso silenciosamente. Él movió apenas su cabeza.

Quédate. Moduló con un gesto de sus labios.

— Ya quiero probar tus habilidades culinarias, hyung — habló DongHyuck.

— Te morirás, pero, si quieres saber, todo comenzó en una noche de lluvia como esta hace, ¿cuántos? ¿Como cinco años? Wow, ya estoy viejo.

— Oh, no. Ya empezó. Estará como tres horas contando la historia que ya nos la sabemos de memoria.

celestina millennial / markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora