Parte cuarta.

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Durante las últimas semanas, había pasado mucho tiempo en la casa de Mark, pero el canadiense no había tenido ni una sola oportunidad de visitar la casa de DongHyuck. Así que decidió que quería visitar su casa alguna vez.

DongHyuck le había dicho que le gustaba ir a su casa porque era bastante silenciosa, allí sólo estaban sus padres y él, así que no habían un montón de niños gritando como en su casa y eso era algo que le gustaba. Porque, por un rato, podía estar tranquilo junto a una persona de su edad.

Mark no podía imaginarse rodeado de niños, así que cuando al fin DongHyuck aceptó invitarlo a su casa, fue como un cambio radical de plano.

DongHyuck era el mayor y tenía tres hermanos, todos más jóvenes que él y todos estaban en la plena adolescencia y todos eran tan parlanchines como el chico castaño. Así que eran cinco personas que hablaban un montón, gritaban un montón y se reían un montón. En su casa también vivían sus padres y sus abuelos y un tío. 

Sus casas eran de tamaños similares, pero había tanta gente que parecía que era un poco más pequeña. Así que solo para molestarlo, le dejó solo mientras él se iba a buscar algo para comer y tomar.

DongHyuck se rió por las reacciones de Mark ante el hecho de que sus cuatro hermanos estaban rondando alrededor de él.

— Ya déjenlo en paz — masculló, empujando al que le seguía. — Le diré a mamá que se portan mal.

Mark observó a DongHyuck como si fuera su salvación cuando lo vio entrar con una bandeja con snacka y refrescos.

El castaño le dio un manotazo a su hermano que intentó sacarle el paquete de papas fritas.

— ¿Es tu novio? — preguntó su hermanita, la más pequeña.

— ¿Me estás diciendo que porque traigo un amigo a casa automáticamente es mi novio?

— Sí... Nunca traes a nadie aquí. Además todo el tiempo hablas de él. Makku esto, Makku aquello.

DongHyuck se puso furiosamente rojo y le hizo un gesto para que se calle.

— Vamos a la habitación de mis papás — le hizo un gesto de la cabeza para que siguiera. Y luego salió casi corriendo.

Mark lo siguió como pudo, bajo la atenta mirada de esas cuatro personas que lo habían atosigado por diez minutos.

— ¿Viste por qué te dije que no teníamos que venir aquí? — preguntó DongHyuck, desparramándose en la cama después de haber dejado con cuidado la bandeja.

Mark se sentó despacito en el borde del colchón, mirando todo a su alrededor.

— Igual es... Lindo.

— No me mientas, es un infierno.

— Tus hermanos son graciosos, aunque me imagino que debe ser más gracioso cuando molestan a alguien más — se acomodó un poco más confiado, mientras que el castaño abría el paquete de papitas.

DongHyuck sonrió, sirviendo el refresco en los vasos con hielo. Entonces, se pusieron a conservar sobre cualquier cosa mientras comían. Después jugaron con la vieja consola que DongHyuck tenía y más tarde volvieron a comer glotonamente.

La puerta se abrió y una cabeza se asomó.

— ¿Qué haces? Sal de acá — con dos zancadas, DongHyuck estaba sobre la puerta poniendo mala cara.

— Venía a decir que ustedes dos hacen linda pareja — su otra hermana, la segunda más joven, había  hecho acto de presencia.

— ¿Qué quieres?

Ella soltó una carcajada que a Mark le recordó a la risa de DongHyuck.

— Los comandantes no están así que... ¿Puedo salir con mis amigas?

DongHyuck fingió que miraba la hora en su reloj pulsera, aunque él no tenía reloj pulsera.

— ¿A esta hora?

— Son las cinco de la tarde.

— Bueno, sí. Pero no vuelvas tarde porque me van a matar a mí y yo qué culpa tengo de que andes de vaga por ahí.

— ¡Tú te vas todos los días a la casa de tu novio y nadie te dice nada!

— Porque acabo de cumplir dieciocho, lero lero. Y no es mi novio, es mi celestina.

— ¿Es tu qué, señor madurez?

— Celestina. Eso demuestra que deberías leer un poco en vez de salir tanto.

Ella rueda los ojos y cierra la puerta fuertemente. Ni bien eso sucede, Mark suelta la risa que había estado aguantándose.

— ¿No podría ser "celestino"?

— Ahí ya no te fastidaría tanto y perdería su efecto — DongHyuck se encogió de hombros.

— ¡Tengo una idea!

— ¿Al fin empezarás a cumplir tus funciones de celestina?

— Por supuesto. Tengo el mejor plan del mundo. Deberiamos hacer como que estamos saliendo.

DongHyuck lo mira con una ceja enarcada.

— ¡No sé! Tal vez le da celos, eso funciona en los doramas.

— No sé qué tan fiable sea eso, pero está bien.... Sin embargo, creo que debería buscar a alguien más que sea mi novio falso.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— Porque tú te vuelves penoso cuando me pongo muy cerca tuyo, no será creíble si no hacemos cosas cursis de pareja.

— Por supuesto que puedo hacerlo de forma relajada, ¿con qué clase de celestina crees que hablas?

— ¿En serio?

— Totalmente en serio.

— ¿De verdad?

— ¡Hyuck, no seas un niño!

— Uh, ¿entonces no te pondrás nervioso si me acerco a ti? — de pronto, la voz de DongHyuck se había vuelto más aterciopelada a medida que se acomodaba más cerca de él.

Mark hizo una mueca que pretendió ser una sonrisa cool.

— Sigo totalmente relajado.

DongHyuck acomodó sus brazos sobre sus hombros, mirándolo fijamente a los ojos de forma tan jodidamente atrayente que Mark tuvo que tragar saliva en seco.

— Todavía.

DongHyuck acercó su rostro hasta que sus narices apenas se rozaron. El rostro del canadiense ardía y su corazón latía fuertemente contra su pecho. Cuando la mirada del castaño cayó sobre sus labios, lo empujó, haciendo que caiga en la cama.

DongHyuck soltó una risotada.

— ¿Q-qué crees que estás haciendo?

— ¡Lo que hacen las personas que salen, duh!

— P-pero hazlo cuando esté YoungHo cerca.

Al fin el castaño terminó de reírse de la expresión del pelinegro. Apoyó su codo sobre el colchón y su cabeza sobre su mano, desde esa posición miró seriamente al chico que permanecía sentado en pánico.

— Eres realmente adorable, Makkuri.

celestina millennial / markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora