Parte primera.

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Mark siempre ha sido una persona innecesariamente complicada, o eso le dice Johnny cada vez que lo encuentra estresado por algún pequeño motivo. 

Así que YoungHo piensa que es bastante raro que su hermano esté ordenando la casa desde arriba hacia abajo, e incluso cortó el céspesd; porque, ¡vamos! ¿Quién en su sano juicio elige limpiar toda la casa por su propia cuenta? Comiendo un pedazo de sandía, sigue los pasos del flacucho canadiense, bastante intrigado por los motivos tras su desesperación. 

— ¿Por qué limpias todo? Mamá no nos pidió eso— preguntó, apoyándose en el marco de la puerta, divertido por el modo en que sacudía y esponjaba su almohada.  

— Un nuevo amigo vendrá a casa y quiero que todo luzca decente— respondió, empujándolo con la escoba para que saliera de ahí. 

— Uh... Si es un chico de tu edad no creo que tenga problemas si no está todo tan pulcro, Mark— pero parecía que sus palabras no daban en el clavo. Así que, sencillamente, lo dejó ahogarse en su vaso de agua.— Me iré con Moonie a un restaurante italiano a almorzar, ¿quieres que te traiga algo?

— Puedes traer más sandías.

Johnny rodó los ojos, obviamente iría a un restaurante italiano a buscar sandías. Sacudió su mano libre y luego de bajar con zancadas rápidas las escaleras, tomó sus llaves y salió antes de que Mark se diera cuenta que había dejado semillitas por toda la sala. 

Casi como si fuera una comedia romántica, cinco minutos después, el timbre sonó cantarinamente y él recordó que su madre lo había cambiado. Gritó un: "¡Voooy!" y bajó de dos en dos las escaleras. 

A diferencia de él, DongHyuck vestía ropa muy veraniega, como una playera de tela holgada y bermudas. Quizá porque vivía con el aire acondicionado prendido (y que nunca salía de su casa), que todavía no notaba el calor impresionante que hacía afuera. 

Pasaron y DongHyuck se rió. 

— ¿Estuviste comiendo sandías?

— ¿Qué? No. Ese fue John...— dirigió su mirada al piso y notó todas las semillitas, hizo una pataleta y suspiró pesadamente. Ese sujeto terminaría matándolo un día de estos.— ¿Cómo es que te gusta YoungHo?

— ¿Acaso no lo viste?— preguntó el castaño, acomodándose en el sofá. 

— Eh... Sí, todos los días. 

Volvió a reírse. 

— Es increíblemente guapo— a pesar de la declaración, Mark estaba más abochornado que DongHyuck, quien lucía totalmente tranquilo.

— Ew. Bueno, cuando te ayude, omitamos esa clase de declaraciones porque no, ew.

YoungHo nunca estaba durante el año, porque estudiaba en una universidad en otra ciudad, así que cada verano que volvía, lucía un poco distinto. Más como un hombre y no como un muchachito que se iba de la casa de sus padres. Ahora lucía su cabello negro con aquel corte tan popular y DongHyuck no era la primera, ni la última persona que suspiraría ante el paso del alto muchacho. 

Entonces, la memoria de Moon TaeIl caminando bajo el brazo de su hermano se hizo presente en su mente. 

— Oye, ¿tú sabes que él tiene pareja, no?

— Todo el mundo lo sabe, duh. 

— ¿Entonces?

— ¿Por qué crees que te pedí ayuda?— DongHyuck habló como si fuera obvio. 

Mark rascó su cabeza, no lo había pensado realmente bien, TaeIl le caía bien. Le ayudaba en Matemáticas cuando no le entendía al profesor y, por lo que sabía, trataba bien a su hermano o eso suponía porque llevaban siglos juntos. 

— ¿Crees que tienes chance?

— Eres el peor celestino del mundo, ¡se supone que tienes que animarme! Pero bueno, ¿no pierdo nada con intentarlo, verdad? 

— ¿Celesqué?

DongHyuck avanzó, sentándose muy al lado de Mark, el chico se atragantó con su propia respiración por la repentina presencia en su vital espacio personal. 

— No importa, para que esta primera sesión no sea un fracaso, solo cuéntame todo lo que le gusta a YoungHo-hyung. 

Entonces, MinHyung dejó de prestarle atención a que el muchacho tuviera su mirada fija sobre él (¿acaso era costumbre suya la de sostener la mirada sobre los ojos de las personas?) y la forma en que estaba sentado demasiado cerca, como si fueran buenos amigos desde hace mucho tiempo; todo porque de pronto se emocionó hablando de las anécdotas que tenían juntos. 

Incluso con la obvia diferencia de edades, ambos eran muy cercanos y se divertían juntos. DongHyuck se mantuvo en todo momento muy atento, mientras él evitaba mirarle a la cara.  

 

celestina millennial / markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora