Parte octava.

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DongHyuck estaba sentado en el puff, Mark estaba sentado entre sus piernas pero en el suelo, usando de respaldo al muchacho. Ninguno de los dos parecía tener ganas de moverse del sitio incluso si la película había terminado y ahora estaban pasando otra, pero malísima.

— Cámbiale—  dijo MinHyung, recostándose más sobre él. 

— El control está muy lejos y tú estás muy pesado. 

— Uh, ¿en serio? ¿Qué tanto?— preguntó entre risas, ladeándose un poco para poder observarlo.  

— Tanto que me estoy muriendo ahogado — DongHyuck le sacó la lengua. 

Ambos se estaban riendo cuando Johnny apareció, acomodándose mientras se arremangaba la camisa negra que llevaba. Ambos le miraron. 

  — Mark, ve a ayudar a papá a poner los platos en la mesa del patio y DongHyuck, acompáñame a comprar las bebidas. 

DongHyuck miró al canadiense para que se levantara, pero el muchacho tardó unos instantes de salirse de encima y pararse algo desganado. Le había dicho al coreano que se arreglara porque, antes de que el verano terminara, siempre hacía con su familia una cena en el patio de casa en la que todos se ponían guapos para hacer una clase de festejo y claro, para despedir a YoungHo.  

Mark, contraria a su actitud siempre servicial, se quedó esperando a que aquel par se fuera para recién ahí ir a ayudar a su padre de mala gana. 

En el camino a la tienda, la cual estaba cerca, DongHyuck y Johnny estuvieron hablando sobre lo que el muchacho haría al regresar a la capital para seguir estudiando su último año. También hablaron acerca de TaeIl y de sus otros dos amigos. En general, YoungHo era una persona muy agradable con la cual conversar. 

El camino de regreso a casa fue mucho más silencioso. Hasta que, cuando DongHyuck pudo divisar la casa, Johnny lo miró seriamente. 

— Sé que mi hermano no te ha pedido que seas su novio.

DongHyuck casi se atraganta. 

— Pero no le eches la culpa, solo es lento. He visto como te mira y estoy seguro que está loquito por ti. 

El menor asintió, entre nervioso, avergonzado y secretamente contento.  

— Así que déjame ayudarte.  

— ¿Cómo?  

— Conozco a Mark desde hace dieciocho años. Y sé que es terriblemente celoso. 

— No te creo, Mark luce como un tipo relajado.  

— Tú espera y verás.  

Cuando entraron a la casa, dejaron todas las botellas en el refrigerador. Todos los adultos de la familia estaban en la cocina. Por lo que solo los amigos de Johnny y Mark estarían en el patio, al menos por unos minutos.

Continuaron el paso hasta que llegaron al umbral de la puerta que daba al patio. 

Entonces Johnny tomó su mano y tiró de él, acercándole a su cuerpo. DongHyuck casi grita por el susto, pero cuando sintió la voz del mayor sobre su oído y procesó sus palabras, no pudo evitar sonreír ampliamente. 

  — Él término sonará muy anticuado, pero las celestinas tienen que hacer lo que tienen que hacer —  susurró contra su oído, el menor rió, quizá, porque Johnny no sabía que había utilizado esas mismas palabras con su hermano menor. 

—   ¿Tus amigos no le dirán cosas raras a TaeIl-hyung?— preguntó, en la misma cercanía. 

  — Nah. Bueno, sí. Pero TaeIl fue el que tuvo la idea de invitarte al viaje de campo, para ver si así Mark se avispaba. Pero las reacciones de esos dos exagerados serán de ayuda. Tómanos como vuestros cupidos. 

Johnny le soltó, DongHyuck avanzó y luego volvió la mirada hacia el mayor. YoungHo guiñó un ojo y volvió a meterse a la cocina. 

El menor sacudió la cabeza, riendo ante las exclamaciones que hacía Yuta y la cara de impato de TaeYong. 

— ¿¡Seo Estoy-super-casado-con-Moon-TaeIl YoungHo te estaba coqueteando!?— chilló TaeYong después de dos segundos.

— No sabía que le gustaban menores— canturreó Yuta. — Me debes cino mil wons, Lee— le espetó a su amigo. 

TaeYong puso cara de confusión. 

— Te dije, después de como mil años juntos, obviamente se iba aburrir e iba a buscar sangre fresca. La monogamia es un mito  — espetó Yuta, extendiendo su mano. 

TaeYong rodó los ojos mientras buscaba su billetera en los bolsillos de sus jeans. Luego le extendió un billete al japonés.

— Te juro que creía que no había ser más baboso por su pareja que Johnny. Pero ya no se puede creer en nadie hoy en día.  

DongHyuck deslizó la vista hacia Mark. Éste lo miraba en absoluto silencio. 

Dos minutos después, Johnny entró con una sonrisa brillante y con TaeIl bajo el brazo. 

celestina millennial / markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora