P o d e r (XI)

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El silencio era un poco incómodo entre ellos.

Un poco menos que insostenible.

Al levantarse esa mañana era todo más simple. Nunca le había costado menos salir de su cama, era un récord. Las cálidas y cómodas sábanas no presentaron un desafío en esta ocasión, rauda soltó su yugo. Desayuno más exquisito no probó antes, y el resto de las situaciones no se quedaban atrás, haciendo presagio en coro de lo magnífico que iba a ser su día.

"Independiente de lo que pase" pensó mientras abría la puerta de su habitación. Antes de salir por completo, observó hacia abajo y quedó cabilando en recuerdos.

Posicionó su pie entre el marco de la puerta y la misma, y pronto sus zapatillas rosa palo se transmutaron en un calzado mucho más grande y en tonalidades oscuras.

"Jajá, Soy idiota" El súbito calor en su rostro le avisó que estaba sonriéndole sonrojada a la gran nada.

(O a un gran recuerdo)

La llave giró sin esfuerzos, olvidándose de la maña que tiene la puerta, que por supuesto la hacía rabiar cada que salía de su cuarto. Se volteó para caminar hacia las escaleras y

"...Eso depende de qué hayas hecho."

Su corazón dio un vuelco y no supo identificar si fue por asombro o por sentirse descubierta.

El chico estaba claramente esperándole en la escalera. Como si quisiera evitar que alguien más le viese. Y ella sintió un vacío en su interior porque hubiese deseado que fuera otro quién estuviese allí esperando por ella.

"Hola, Kaminari" Una sonrisa sincera al chico que, aún inconsciente, ayudó con su... Situación con el cenizo.

"Uraraka, te acompaño hasta el salón"

Compañía inesperada, llenando el vacío que dejó la falta de la cual personalmente anhelaba. El pasillo solitario, la escalera un poco sucia, el cabello de Kaminari un poco más alborotado de lo común. Cejas mas fruncidas.

No hay que poner las manos en la barandilla, puede contener muchos gérmenes. De todos los que sí pasaron sus manos por ahí. Uno no sabe dónde pueden haber andado esas manos. Hay que ser cuidadosa.

Las manos del rubio estaban un poco nerviosas y corría un viento fresco, no tan helado como para molestar, sino en la temperatura perfecta.

Quizá no va a decir nada en todo el camino, pensó ella. El final de las escaleras se acercaba y los recibía el primer piso, con sus suelos abiertos.

Y espacios abiertos son utilizados por muchas personas.
Hay posibilidades mayores de encontrarse con ... Con otras personas.

Si hay un espacio común en el cuál poder observar esos ojos rojos maravillosos, era por allí.

"Yo te mentí"

Sus ojos vagaron por las zonas cercanas del patio, observando los detalles de la escena. Pareciese que no había visto este lugar antes, habían cosas que nunca antes se había detenido a observar.
(¿Algo decía el rubio no-cenizo?) Quizá se tratara de una broma.
No encontró en sus ojos duda alguna.

"...¿Mhh?... N-no entiendo"

El patio del colegio se veía bastante diferente, aunque parecía ser el mismo de siempre. Los cabellos de Denki ahora chocaban con su nariz, de lejos seguro parecía que había algo muy interesante que observar en los adoquines que adornaban el suelo.

Habían algunas personas por aquí y por allá, pero solo se escuchaban risas. Y no. No es que le entristeciera el hecho en sí mismo; de escuchar risas...

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