Es que no hay otra forma de decirlo: era culpa de ella.
Él nunca le habló de amor. Jamás (En realidad él casi nunca le habló). Nunca sus ojos brillaron de forma diferente, ni se encontraron en miradas anhelantes. No existió ningún gesto de coqueteo más allá de algunas frases que tenían de profundo lo mismo que los espejos de agua de la Place de la Bourse.
Es lamentable cómo solo unas palabras, vacías de intenciones futuras, podían quedarse atoradas de esa forma en su mente.
Tan arraigadas.
Cómo su mirada persistente podía hacerla sentir nervios y confundirla.
El meollo del asunto fue confundir atracción sexual con romance. Era evidente que compartían ese tipo de tensión, que salía a la luz luego de los entrenamientos exhaustivos...
Su madre siempre le decía que "entre broma y broma, la verdad se asoma".
Solo que en este caso en específico, ella erró en el concepto. Él no quiere su corazón, quiere saciar su hambre. Como lo hizo con sus labios la última vez (no eran celos, tonta, no eran celos), cuando la dejó allí sin explicaciones posteriores. Difícil no confundirse cuando escuchaba el suave ronroneo profundo que él profería cada que se despedían, donde debían separar sus caminos. Él la apretaba firme contra sí, cada noche menos espacio entre ambos. "Duerme conmigo" y ella enrojecía al mirar esa sonrisa ladeada y burlona, negando su propuesta argumentando que aún quería conservar su inocencia. "Eres una aguafiestas, maldita enana" sus masculinas manos aprietan su cintura y se siente deseada. (¿Qué más podría?)
No hubo tiempo de comprender los sentimientos de cada uno... O la falta de ellos. Y esto la lleva a uno de los peores finales que se puede tener: cuando la realidad te abofetea directo en la cara con palabras que, si las analizas detalladamente, no tienen una razón concreta para ser falsas.
"JODER! Y LE DA CON LA PUTA CARA REDONDA!! QUE ME IMPORTA UNA MIERDA, ¿QUÉ NO ENTIENDES? ¡PODRÍA MORIRSE Y YO TAN TRANQUILO!"
Tiene que correr porque cuando siente los ojos color rubí, encendidos en furia, posarse sobre sus chocolate, se nubla su vista, el suelo se hunde, sus manos tiemblan, siente la presión de las miradas curiosas, un vacío se hace presente en su interior.
Correr, porque sus lágrimas no piden permiso, y han comenzado a escaparse, ahogándole en algo que no comprende. Duele. Duele todo, como el infierno. Cuando sus piernas logran obedecer, todo se transforma en un revoltijo de colores.
Mientras se encierra en su habitación para no salir hasta que su vergüenza desaparezca, oscuros pensamientos vienen. Su almohada se humedece gracias a los recuerdos de sus momentos juntos y al modo como fueron mal interpretados, culpa de su mente idealizadora. Y aunque se encuentra en soledad, sigue sintiendo miedo de afrontar sus sentimientos... ¿Qué hay en su interior?
No quiere decirlo.
No quiere ponerlo en palabras.
Tampoco en pensamientos, ni para ella misma.
Pero eso que quema en su pecho no necesita un nombre para ser real.
Y Bakugou la vió llorar, que tonta. Ahora estará preguntándose por qué el derramamiento de sus saladas lágrimas. Él no tenía porqué tratarla de forma especial, ¿Qué esperaba? Si solo la ayudaba a mejorar sus habilidades.
...
De hecho... Él no tenía porqué estarse preguntando nada sobre ella.
~
D e l i r i o E t e r o m a n í a c o [II] (IX)
La despertaron unos golpes en su puerta. No tenía motivación alguna de abrir, por lo que solo se quedó en su cama.
Más golpes, más fuerte cada vez. Nunca había sentido la nula urgencia de responder al sonido de los nudillos chocando contra la madera.
Notó como sus ojos hacían esfuerzo por acostumbrarse a la oscuridad que no vio caer. Dudó si prender la luz, prefería dar a entender que no estaba dispuesta a tener ninguna clase de compañía. El golpeteo se detuvo.
"Uraraka..." -
Su decisión previa se vio amenazada cuando su interior fue removido por el sonido de su nombre y el tono de preocupación impreso en cada sílaba.
"... Solo... Abre la puerta..." -
Quizá sería bueno un poco de camaradería, para superar el momento. Su mano se dirigió al pomo.
"...p-por favor, Uraraka" -
Entonces, al escuchar el tono suplicante, supo que no podría dejarle afuera y abrió como un rayo, le metió dentro de la habitación, y se recargó en la entrada. Prefería guardar las apariencias, llorar solo para sí misma. Pero las cosas no siempre son como uno las imagina, y al sentir esos ojos rebuscando cada signo de llanto en su rostro, no pudo más que esbozar una triste sonrisa. Muy triste.
"Deku, y-yo..." - De pronto unos brazos abiertos recibieron su pequeño cuerpo, en un abrazo reconfortante pero que le produjo una extraña sensación. La temperatura corporal que emanaba del peliverde le dio las pistas necesarias para darse cuenta de lo obvio: estaba más acostumbrada a algo mucho más cálido, más musculoso, mucho más explosivo.
Este no era el abrazo que ella deseaba.
Esa revelación le hizo poner su cabeza en el hombro masculino, sin saber bien qué hacer o decir. Estuvieron así durante algún tiempo indeterminado, hasta que su mejor amigo decidió romper el silencio. Se hizo hacia atrás pero sin dejar de sostenerla con uno de sus brazos, para poder acariciar con suma delicadeza el rostro femenino.
"Sabes que siempre estoy aquí, para ti, no?" - Sus ojos se encontraron, y aunque estaba muy oscuro, pudo ver el brillo de la determinación en los orbes verdes.
"Gracias, Deku" - Desconoció el sonido quebrado de su propia voz. Ella no acostumbraba compartir sus tristezas.
Minutos después, se encontraban listos para despedirse, puerta principal semiabierta.
Los labios de Izuku se acercaron a su mejilla para dar por terminado el cariñoso momento. Era tan distinta la sensación (Él es más alto, sus labios más tibios, menos suaves, más firmes).
Cuando su amigo se separó de ella, pudo unir sus pensamientos sobre lo que había sucedido hace segundos. Se supone que los amigos no rozaban con sus labios suavemente la comisura de las bocas de sus amigas.
"En el universo alterno... espero ganarme yo tu corazón, Uraraka" - nunca vió un Midorilla ni igual de sonrojado, ni igual de sincero. La única parte del cuerpo del chico que continuaba en su habitación era su mano derecha, que acariciaba su pelo con devoción.
Lo sopesó un momento.
(Y sí).
Qué fácil sería.
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~ Notas de la Autora ~
Delirio Erotomaníaco: es un subtipo de trastorno delirante en el que el tema central es la idea de que una persona está enamorada del sujeto. La idea delirante suele referirse a un amor romántico idealizado, a una unión espiritual más que a una mera atracción sexual.
Aparición especial de Izuku 💚
Aunque, para qué estamos con cosas, en el corazón uno no manda, aunque sea "lógicamente más factible"Muchas gracias por leer!
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Designio デザイン
Fanfiction"Nadie iba a creerlo. Jamás. Never, ever. Por ahí alguien dijo que la información era poder, y eso era lo que él poseía en este momento. Recién salida del horno: poderosa y suculenta información." ♠ Kacchako Advertencia: lenguaje medianamente fuert...