Capítulo 13 - El cumpleaños de Amelia (parte 2)

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Posteriormente a despedirme de mi papá, opté por caminar sigilosamente desde la entrada del jardín; contemplando el encanto y majestuosidad natural de las flores que adjuntaba al paisaje, desprendiendo un delicioso aroma al pasar.

Antes de acercarme al porche de la entrada, extraje el pase de mi invitación para tenerlo a la mano. La seguridad en las instalaciones era claramente extraordinaria, se localizaban guardias en diversas zonas clave para prevenir un posible atentado.

Ingresé con toda la normalidad posible, no sin antes quedarme embelesada con la decoración que se extendía por todo el salón: la iluminación ejercida por candelabros y acompañada por efectos de color; el satén que se ceñía a las mesas; hasta el escenario cubierto con columnas de rosas. Con sólo admirar la inmensidad del espacio, sentí un efecto sobrecogedor; al igual que el pulular de los invitados en su interior, me causaba desasosiego.

Proseguí con cautela en espera de localizar un rostro conocido, encontrarme con mis amigos.

—¡Rosa!, ¡estás aquí! —Lidia me sorprendió exclamando con fuerza y abalanzándoseme súbitamente.

—Me sorprendiste —exclamé en seguida de retirarnos de nuestro abrazo.

—Tú me has sorprendido más, pensé que no asistirías —manifestó enarcando las cejas y proyectando un gesto de desconcierto.

—Te lo explicaré más tarde —aseguré antes de observar la vestimenta de Lidia. Llevaba un sencillo vestido de tul blanco y drapeado en los tirantes, usando un par de zapatillas peep toe, y el cabello recogido en un moño; dándole un aspecto más elegante—. Te ves muy bien, me agrada tu atuendo —expresé con sinceridad y cortesía.

—Lo dices tú, sí te ves preciosa —sostuvo con entusiasmo, instándome a seguirla a lo que parecía ser nuestra mesa.

Lidia me condujo por las escaleras hacia el próximo piso; lo siguiente me dejó impresionada.

Desde lo alto se podía apreciar por completo el salón y las afueras del jardín, era simplemente hermoso, pero lo más hermoso sucedió al percatarme de la ubicación de nuestra mesa. Alrededor de la mesa principal se encontraban distribuidos diversos platillos y postres a nuestra disposición; era un buffet hecho especialmente para nosotros; y frente a nuestra mesa se repartían varias cajas de regalo, por lo que supuse estaba dispuesta a los invitados, no obstante me sorprendí al corroborar que eran para nosotros, tenían inscritos nuestros nombres en cada caja. Esta era la sorpresa de Amelia, era un detalle tan bello que me dejó sin palabras y provocó que me sonrojara, volviendo mis ojos acuosos.

—Este es el regalo de Amelia —enuncié cerrando mis ojos para contener las lágrimas.

—Sí, al parecer así es; me sorprendió bastante, no creí que Amelia fuera a hacer algo como esto —asintió Lidia con cierta nostalgia—. Y lo mejor es que te quedarás aquí conmigo, así ya no me sentiré tan sola. Pensaba que estaríamos con Amelia, pero al parecer se encuentra ocupada organizando las actividades y saludando a sus invitados, pero parece que se olvidó de nosotros —explicó con decepción rodando los ojos.

—Mmm... ¿y Nathan? —me atreví a preguntarle a Lidia, quien había llegado antes que yo y por su explicación había inferido que se encontraba sola.

—Ah, a él no lo he visto desde hace un momento; desapareció poco después de presentarse —mencionó en tono dubitativo—. El debería regresar en pocos minutos, esperaremos aquí —prosiguió alegremente.

Lidia se contuvo de tomar un entremés en nuestra espera a que nos encontramos todos reunidos en nuestra mesa, a pesar de eso se veía bastante animada, impulsándome a seguir su entusiasmo.

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