Capítulo 13 - El cumpleaños de Amelia (parte 3)

55 1 6
                                    

Lisandro se avecinó a nosotros solicitando un cambio para bailar conmigo.

—¿Me concede esta pieza? —ofreció Lisandro con total naturalidad, denotando la actitud a la que me encontraba acostumbrada.

—Está bien, pero he de advertirte que no soy buena bailarina —accedí con cortesía, me sentía mal al renegar de su amabilidad.

—Te he visto bailar y me has dejado anonadado, hoy luces muy hermosa —añadió en un susurro acercándose ligeramente a mi oído.

—Lisandro... —Sus acciones me incomodaban y me hacían sentir culpabilidad, a lo que no logré encontrar la respuesta adecuada.

—No digas nada por ahora, sólo concédeme esta pieza; no quiero hacerte sentir presionada —aseveró con una sonrisa sincera y alegre.

Accedí finalmente tomando su mano antes de comenzar el baile.

La melodía de esta vez era «Rosas del sur» de Johann Strauss; los pasos eran ligeramente más sencillos pero a pesar de tratar de concentrarme, me distraje intentando localizar a Lidia, en caso de que hubiera llegado y no nos encontrara, y sí, la había encontrado, pero ella ya tenía una pareja de baile y me extrañó en cierta forma. De ella, desvié mi mirada a Nathan, que observándolo desde un ángulo diferente era capaz de advertir todos sus pasos; se movía con suma facilidad y gracilidad que obligaba a su pareja de baile a seguirlo, probable mente eso es lo que sucedió conmigo. A través de sus movimientos me era posible apreciar la belleza del arte, tal como él lo había mencionado, y a causa de ello no podía evitar admirarlo aún más.

—Rosalie. —Lisandro volvió a captar mi atención, regresando mi mirada a la suya. Aunque con las zapatillas aumentaba un poco mi altura, él seguía siendo más alto que yo—. Muchas gracias —continuó emitiendo una suave sonrisa, dudando en sí acercarse a mí o no, al final desistiendo.

Al concluir el waltz yo decidí retirarme a la fila de asientos, puesto que se había realizado una pausa al presentarse Amelia, al parecer ella se uniría al baile.

Amelia ahora formaba parte en el centro del salón, ella había tomado a Nathan como pareja de baile; los ojos de los invitados se mantenían en ellos. Su danza era hermosa, ambos fluían al compás de la hermosa melodía y todos permanecían observando sin retirarse en ningún momento; se movían con tal sutileza que absolutamente nadie era capaz de apartar la mirada.

Cerrando con un elegante giro, Nathan se acercó a Amelia, como si le murmurara lago importante antes de continuar, a lo que ella respondió de la misma forma acercando su rostro al suyo. Ambos se retiraron y se encaminaron hacia donde se encontraban un par de amigos de Amelia, Lidia, Lisandro y yo.

Amelia se dirigió a recibirnos apropiadamente con una amplia sonrisa, embelleciendo más su apariencia; hoy se veía hermosa y era un día especial para ella.

—Lamento haberme en demorado en saldarlos personalmente —expresó con pesadumbre—. Lidia, Rosa, lamento haberlas abandonado; pero ambos tenemos una noticia que darles —continuó entusiasmada, sujetándose al brazo de Nathan—. Hoy oficialmente somos novios —añadió expresándose con alegría y recargando su cabeza en el hombro de Nathan.

«¿Novios?, ¿a quién se refería? No podía ser... no habría escuchado correctamente. Por un instante entre en shock sin ser capaz de razonar.

—¿Qué piensas Rosalie? —Amelia cuestionó interrumpiendo mis pensamientos sin permitirme reaccionar adecuadamente.

—Bien... me parece bien —asentí mirándola pero sin mirarla realmente, veía a la nada.

—Me alegra —respondió volviendo a esbozar una sonrisa.

GuardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora