Capítulo 3 - Figuras en la niebla

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El grupo se dirige hacia la casa de la enana, guiados por Barleif. La gente del pueblo se comporta con cierta tranquilidad, demostrando que están acostumbrados a que aquel suceso ocurra. Sólo los guardias están más alerta que de costumbre.

-  ¿Qué llevas en la caja? – pregunta Nom a Kathrinna con cierta insistencia.
-  Es un paquete que debo entregar.
-  Sí, ¿pero qué es?
-  No sé, no hago preguntas... sólo llevo el paquete.
-  ¿Llevas cosas sin saber qué cosas llevan dentro?
-  Sí, eso hago.
-  ¿No quieres saber que hay ahí?
-  Déjala Nom – le replica Yovun – No la molestes.
-  No la molesto,... sólo le pregunto,... ¿verdad que no la estoy molestando señorita?
-  Ehhh... - Ella ríe algo incomoda - ... mejor cuéntame porqué estás por aquí, tan lejos de tu tierra natal.
-  Nom hizo una apuesta con sus amigos – replica él – viajaría en busca de aventura y en 20 años nos veríamos de nuevo, aquel que lleve la mejor recompensa, será el ganador.
-  ¡Eso suena divertido!... ¿y que ganarás?
-  La... apuesta.
-  Sí pero... y bueno ¿qué apostaron?
-  Pues... cosas.
-  Son de ese tipo que se emocionan tanto con algo, que luego ni saben que están haciendo – replica Yovun.
-  Eso no es verdad, claro que sé lo que hago – dice Nom. – ¡Acompaño a una hermosa señorita y a su marido hacia una aventura!
-  ¡Espera! ¡Espera! – dice Egios – ¿A quién le dices que es su marido?
-  Ahh es que... yo creí... que... bueno...
-  Y luego que porqué te dicen despistado – replica Yovun al tiempo que todos sueltan carcajada, incluido Nom.
-  Es aquí – añade Barleif.

Visualizan una casa a la orilla del río, en su fachada muestra que en el día opera una tienda, una luz en una de sus habitaciones muestra que aún hay gente despierta. Barleif se acerca y llama a la puerta, no ocurre nada la primer vez, pero a la segunda una enana se asoma por la ventana, inicialmente algo molesta por la hora pero al ver tanta gente ve que es algo fuera de lo normal.

-  ¡Bajo en un momento!

Barleif, siempre apacible y con la mirada cansada voltea a mirar a los demás y les dice.

-  Los enanos a veces son algo cascarrabias, así que déjenme hablar con ella.
-  Me parece perfecto – dice Egios – encárgate tú.

Barleif le sonríe un poco, mientras Yovun se aparta haciendo señas de que estará por el río. Poco después la puerta se abre.

-  ¿Puedo ayudarles?... a esta hora ya he cerrado la tienda, pero si pretenden comprar bastante, no me molestaría.
-  Mmmm... no – dice Barleif – bueno, queremos entrar en los túneles.
-  Ah! no, ni de broma, los túneles son míos, si quieren competir tendrán que arreglárselas ustedes mismos.
-  No... no es eso, queremos cruzar los túneles, no nos interesa lo que haya ahí, solo queremos una vía segura para cruzar a Hamuleif.
-  ¿Quieren llegar a los túneles con la amenaza de los Valfnar? ¿Están dementes?
-  Tenemos que cruzar rápido – interrumpe Egios - tenemos un largo viaje y no podemos retrasarnos tanto.
-  ¡Ni de broma! ¡No hay ni la más mínima...

Kathrinna acerca la caja a la enana y le deja echar un vistazo a la marca que se posa sobre su cubierta.

-  ¿Qué traes en esa caja niña?
-  No lo sabemos – responde Kathrinna – y necesitamos sacarlo del pueblo, porque entre más tiempo esté aquí, más peligroso se volverá.
-  ¿Por qué trajiste esa caja al pueblo? – dice la enana algo incómoda – Debes dársela a los guardias.
-  Si hacemos eso, estará más tiempo en el pueblo, porque ellos no saben lo que es – replica Egios. – por favor, ayúdanos a salir.
-  ¡Esto es de locos! Yo solo quería una bebida caliente y acostarme a dormir y mira todo lo que está pasando ahora.
-  Te pagaremos por tu ayuda – Dice Barleif.
-  ¡Sí!, ¡claro que lo harán!, es lo mínimo que pueden hacer... a ver, entren...

El Destino de los Guardianes - KathrinnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora