Guardián [ Verkwan ]

Parte VII- Resurgir {Final}

Rezagos de una felicidad infinita, aquella sonrisa que tanto había extrañado se pintaba ante Vernon, aquella voz repiqueteando en sus recuerdos se sentía tan cercana, y aquella sensación de plenitud lo envolvía mientras intentaba volver a la realidad, una realidad que sabía empezaría a doler, como lo venía haciendo desde casi siempre.

Pero el movimiento de un cuerpo ajeno a su lado solo confirmaba lo que aún no lograba asimilar

No había sido un sueño.

Su vida los últimos meses no había sido una serie de alucinaciones que se pintaba de ideales añorando en que logren ser real.

Lo confirmaba día con día al abrir sus ojos y encontrarse con aquella mirada atenta tan cerca de él, lo confirmó al sentir el suave tacto de aquellos dedos contorneando cada espacio de su rostro, hundiéndose en sus mejillas y perdiéndose por sus costados para que estos se encontraran con sus cabellos y se perdieran en él, y lo confirmó por completo al sentir una suave caricia en sus labios dándole la bienvenida a su nuevo día.

- Vernonnie...- aquella voz aún somnolienta que se dirigía a él seguía siendo tan real, tal cual lo había imaginado hace tiempo atrás y tal cual se estaba presentando ahora, al igual que el en los días transcurridos desde su regreso.

Sus brazos cobraron movilidad y envolvieron aquel cuerpo enredado entre sabanas a su costado, acorralándolo entre las almohadas mientras hundía su rostro en aquella nívea piel que tanto adoraba.

Había pasado meses pero aún el miedo de que su vida sea una fantasía lo embargaba por momentos, porque temía amanecer y no encontrarlo a su lado, temía que se desvaneciese como hace tiempo atrás, de no hallarlo y añorarlo con desesperación. Pero ahí estaba, confirmándole una vez más sin necesidad de palabras de que sus miedos eran injustificados, y de que su promesa estaba siendo cumplida.

Habían pasado meses que si Vernon tuviera que ponerlo en palabras seria como describir la mayor fantasía de su mente concretándose, y aún era costoso aceptar que tanta maravilla se esté dibujando en su vida.

Fueron muchas las noches en que ambos necesitaron sanar, y fue aún más dificultoso para la comprensión de Vernon el poder asimilar aquel camino tan escambroso al que Seungkwan fue expuesto, y la culpa lo golpeaba con tanta fuerza por no poder haber estado ahí para él, porque aquella penalidad haya sido en parte por su culpa y no haber hecho nada al respecto, aquel arrepentimiento recorría todo su ser , pero era Seungkwan quien calmaba todo con cada toque y caricia que recibía cada vez que su ceño se fruncía, porque Seungkwan sabía lo que podía pensar, podía leerlo tan fácilmente, como siempre lo había hecho.

Tener a Seungkwan tan cerca hacía parecer como si aún estuviese soñando, pero nada era tan real como su respiración que poco a poco comenzaba a acelerarse mientras las manos del castaño se paseaban lentamente por su torso en un intento de tenerlo aún más cerca de él, sin que un milímetro los separaran a pesar de que aún se encontraran en un letargo matutino, y cada amanecer era complicado ponerse en pie por que sus piernas se empeñaban en enredarse aún más entre las suyas en la extensión de su cama mientras Seungkwan usaba el pecho de Vernon como almohada personal, porque ahora más que nunca podía asegurar que aquellos latidos que tanto amaba escuchar eran su melodía favorita antes de caer dormido y al despertar.

Para Seungkwan tampoco había sido una tarea fácil el conocer todo lo que escondía el tiempo de su ausencia para Vernon, porque tal como lo sospechaba le había costado el sobrellevar aquel momento, y a pesar de que era imposible regresar el tiempo atrás, estaba dispuesto a hacer de su presente el mejor que pudiera vivir junto a él.