VIII

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Creo que te he amado por última vez. Tu rostro infame se aferra aún a mi débil sentir. Cada día tu ser se desprende un poco más del mío.
Y resurjo cual fénix a través de un nuevo amor que me aprisiona, que me atormenta, que me hace desear volver al dolor que me dabas, porque éste, me está doliendo más.
Cala en mi alma vulnerable y me ciega de pecado.
Cruel Cupido, apiadate de mi corazón en súplica. Liberame de todo amor que no me corresponde pero tampoco me deja. Liberame de ella o por lo menos, por una vez, déjame probar el culposo deseo que me persigue pero nunca se hace presente.
Permíteme, por favor, que ella me destroce, y en nuestra vedada pasión soñemos con el Eliseo.
Aunque no sea perdonada jamás, y en continúo ruego me arrastre, dame el placer de hacerla mía, y arrastrarla esta noche a las profundidades de mis propias ruinas.

En pedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora