Ella existe en un sueño de nubes de tormenta. A veces caen relámpagos y deja de existir. A veces el cielo se despeja y puedo verla mejor. A veces también sueño que estoy dentro de su sueño, y en un impulso eléctrico me abro hacia el vacío del amor.

Ella no es real, pero su cabello de espuma huele a libertad y juro que a veces hasta lo puedo acariciar. Y mis pies, lejos de la tierra la persiguen, desesperados corren entre espinas y pesadillas para poder tocarlo.

Ella se esfuma a cada instante, se disuelve volátil mientras cae desde el borde del abismo. Me inunda sin saberlo, y necesito de su presencia para que me intoxique una vez más.

Ella no está. Y con los ojos abiertos espero la noche impaciente para revivirla entre inconciencias. Espero impaciente entre cigarrillos amargos y me ahogo entre aquellos que no me pudieron amar.

Ella existe en un sueño de nubes de tormenta. Y sólo cuando estoy ahí puedo volver a ser yo, y dejar que su misterio me abrace y que su ser incorpóreo me consuma.

En pedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora