Capítulo 4

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El año estaba comenzando nuevamente, esta vez se vendría un año muy emocionante ya que era el último año, y se venía una graduación que prometía de todo. Armin se encontraba entre el gran grupo de amigos que se había formado los últimos años, todos en el comedor desayunando. Estaba Castiel molestando a Nathaniel en la punta contraria a la de él en la mesa, Alexy estaba con su novio, era un chico militar que había ingresado a la escuela a mediados del año pasado, luego estaba Rosalya a su lado jugando con su cabello y por último estaba Lysandro con... Ella.

¿Quien era ella? Una chica que había llegado muy cercana a su cuñado, era una castaña de ojos verdes, con la cual desde el primer momento se llevó pésimamente mal. Y no precisamente todos en la mesa le tenían especial cariño, solo Lysandro, ella estaba ahí porque era la súper amiga de Lysandro. 

Y quizás por eso Armin detestaba con todo su ser a la tal Lynn. Desde que llegó no hizo más que arrebatar a Lysandro de todos, le gustaba que la atención del albino estuviese solo en ella. Es más, hace meses que no entablaba una conversación decente con Lysandro porque ella siempre estaba metida entre ambos, era casi como si tuviese radar.

Armin se sentía totalmente mal porque Lysandro tampoco notaba su ausencia, es casi como si toda esa cercanía de tres años se hubiese ido por el caño. Ya no le dedicaba sonrisas, ya no lo abrazaba, ya no se iba con él en las mañanas, ni en las tardes, ya ni siquiera le dirigía la palabra por más de treinta segundos. Por eso su ánimo había bajado completamente, todos los días la chica estaba metida en el grupo, siendo que solo le agradaba a Lysandro, por eso todo se había vuelto horriblemente incómodo entre los siete integrantes reales del grupo, o más bien con Lysandro.

—Vamos, abre la boca —La castaña jugeteaba con una cuchara cargada de jalea para introducirla en la boca del albino que jugaba con ella mientras le abrazaba por el hombro. 

—Que asco —Murmura Castiel y Nathaniel hace una mueca de desagrado. Todos en la mesa los miraban disgustados, ni siquiera la única pareja que estaba en la mesa hacía esas cosas, al menos no en frente de los demás. En cuanto la cuchara llegó a la boca del albino, la muchacha se abalanzó sobre él y le besó la frente, para posteriormente llenarle la cara de besos. 

—¡Ay, por favor! —Grita Rosalya completamente asqueada y cabreada, pues ella sabía de sobra que Armin no se sentía de lo más feliz viendo esas cosas. —Si quieren ir a besuquearse, vayan al sótano o a los vestidores, ahí pueden follar tranquilos. —La albina se levanta bruscamente y se aleja de la mesa haciéndole señas a los demás.

—Ay... Creo que se enojó —Comenta la castaña. Posteriormente a su frase todos comenzaron a levantarse para irse a la otra mesa donde Rosalya ya estaba sentada, en compañia de Kim y Violeta, todos menos Armin que estaba perdido en la comida que ni siquiera había probado por estar pasándole el tenedor por encima.

A él personalmente le hacia daño todo eso y prefería no mirar las escenas que se creaban entre la castaña y el albino. Siempre se hizo la pregunta de qué había pasado y no lo llegaba a comprender, simplemente de un momento a otro el albino se alejó de él para estar con ella y ahora estaban así.

Lysandro observó unos segundos al único que había quedado en la mesa, lo veía algo aturdido y quizás hasta cansado, desanimado era la definición.

—¿Tú no piensas irte también? —Dice la castaña con un tono borde. 

—Eso lo debería haber hecho hace mucho...—Armin retiene sus ganas de llorar y de mirar a Lysandro, toma su desayuno y se levanta de la mesa para ir con los demás. Lysandro se sintió un poco afligido, ¿Por qué esa repentina declaración?

Armin pensaba ¿Por qué? Esa pregunta se repetía miles de veces en su cabeza, ¿Por qué después de tanto tiempo juntos Lysandro le había dado la espalda de esa manera? ¿Por qué pareciera que lo que a él le costó unos tres años a ella le había tomado un par de días? ¿Por qué sentía que Lysandro jamás estuvo enamorado de él y solo fueron sus ilusiones infantiles? ¿Por qué si él había sido su primer amor tenía que estar así ahora? ¿Por qué era tan tonto?

Al pasar el día por fin tocó el timbre de salida, Armin se preparaba para volver a casa solo, como lo habia hecho los últimos meses, ya que su hermano se iba a casa de Kentin, y bueno... Lysandro ya no caminaba con él. Estaba en la parada del bus cuando sintió que alguien se sentaba a su lado, no prestó mucha atención hasta que esa persona tomó levemente su mano, y luego sintió como era aprisionado en un cálido abrazo. 

—Hace un tiempo que no estamos juntos... —Lysandro murmura en su oído haciendo que su cuerpo se estremezca, el albino se precipitó a esconderse en su cuello. —Te hecho de menos...

—¿Lysandro? —Armin se encontraba aturdido, todo estaba siendo muy repentino.

—Armin... —El más alto le mira y lleva sus dos manos a las mejillas del moreno. —Quería estar contigo...

—¿Estoy soñando...? —Armin estaba nervioso, en serio no sabía que estaba pasando.

—Lo siento... —Lysandro se separa con cuidado y lo mira con una sonrisa suave. —Es que me sentí muy mal hoy, Castiel me ha echo dar cuenta de que hace mucho que no pasaba tiempo contigo... Me dijo que te sientes mal, perdóname.

Armin guardó silencio con las mejillas enrojecidas, no sabía que decir, ni que hacer, había perdido toda esperanza de que esto volviese a suceder algún día y ahora estaba pasando, su corazón demostraba lo nervioso que se sentía, y mirar a Lysandro decir las cosas de esa manera tan honesta era demasiado para él, quería llorar. 

—Tranquilo —Lysandro le mira afligido, pues sabía que el pequeño quería soltar lágrimas. —¿Por qué quieres llorar pequeño? —Lo miró a los ojos unos segundos, hace tanto tiempo que no se daba el tiempo de volver a observar esos ojos azules intensos, y aunque ahora estuviesen cristalizados seguían siendo preciosos.

—No lo sé —Responde Armin ahogando un sollozo. —No estaba esperando esto para nada... —Sus lágrimas brotaron de manera inmediata. Lysandro sentía que su corazón era removido de su pecho, volvió a colocar sus manos en las mejillas ajenas, esta vez limpiando el camino húmedo que dejaban esas lágrimas que habían escapado.

—No llores... ¿Qué sucede? —Armin lo abrazó expresándole todo su dolor, su molestia, sus celos... Le expresaba todo menos lo que siempre había querido expresarle, que lo amaba.

—Eres un... —Retiene sus palabras apretaba la ropa del más alto. —Soy un tonto... —Y ahí se echó a llorar por completo. El Albino sentía como su ropa se iba humedeciendo de a poco gracias a las lágrimas del más pequeño, pero no le importaba, porque el sabía muy bien porqué Armin se encontraba así, sabía que era por su culpa, sabía que le había hecho daño.

«¿Qué debería hacer? ¿Me lo harás saber? Quiero decírtelo...»
–Like a Fool.

【CDM】Like A Fool 【YAOI】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora