C A P I T U L O l

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LEVIN ELIZABETH SUMMERS

Caminaba de la mano de mi madre, contaba cada paso que dábamos a la vez que hacía que soltara una risita, mis coletas a cada lado de mi cabeza las movía al compás del viento como una bella melodía, mientras a la vez hablábamos del nuevo colegio al que entraría, tenía seis años y estaba en mi último año de Kinder.

Nos habíamos mudado a Miami por el empleo de mi padre, conllevando a una mudanza algo feliz de mi parte, estaba emocionada por conocer un nuevo lugar y hacer nuevos amigos.

¿A qué niño no le gustaría eso? A mi en ese entonces me encantó la idea.

— ¿Estás lista? — mi madre se agacha quedando a mi altura, para sonreír como siempre lo hace.

— Si, estoy emocionada. — conteste ríendo, los nervios a flor de piel me había invadido el pánico de estar en un lugar lleno de personas desconocidas.

— Te comportas bien, por favor. — advierte pellizcando mi nariz – gesto que hasta hoy día odiaba – llevándose una mueca de mi parte — No quiero llamados desde ahora.

— Si, te lo prometo. — beso mi frente y se levantó para llevarme a donde la maestra, quien esperaba a la entrada del colegio a todo los niños.

Me ubique en la fila de las niñas, todas altas, rubias y de pelo castaño, de alguna manera no me habían dado buena pinta ninguna de ellas por el momento.

— ¿Ya están todos? — la profesora pregunta captando mi atención, todo los niños corean un sonoro "sí".

Caminando en orden, nos dirigimos al salón de clases, del que ahora iba a ser participe yo.

Tras varias presentaciones, y contar lo que habíamos hecho estas vacaciones, mi turno había llegado.

Me puse de pie, con mis manos atrás – gesto de timidez que supere – y balanceandome sobre mis talones.

— Me llamo Levine Elizabeth Summers, tengo seis años y soy nueva.

La profesora sonríe. — Bienvenida Levin, espero y te puedas acoplar a nosotros.

El salón aplaude como se hace cada vez que alguien se presentaba.

Tomé asiento en mi puesto y el niño atrás mío se levantó para presentarse.

— Me llamo Mike Daniels Lee, tengo siete años y también soy nuevo. — giro para verlo y encontrarme con un chico de ojos azules y cabello oscuro, tan oscuro que hacía que sus ojos de bello color resaltarán.

Se percató de que lo veía y me sonrió, haciendo que me pusiera nerviosa y un leve sonrojo apareciera en mis mejillas.

La voz de la profesora hace que todos volvamos a mirar hacia el frente, ya las presentaciones habían terminado, una chica de cabello castaño, ojos verdes con gafas se sienta junto a mi.

La mire, ella me sonrió y tímidamente devolví el gesto.

— ¡Hola soy Kelsey! — dice alegre saludandome con la mano — ¿Puedo ser tu amiga? — pregunto algo tímida.

Asentí varias veces, era una persona extrovertida, pero tímida a la vez.

— Si, me encantaría.

Nos hablamos para poner atención a la clase, nuevos temas, nuevas cosas explicaban y llamaban mi atención, la atención de una chica de seis años muy curiosa en si.

Ese mismo día, en descansó, estaba comiendo mi almuerzo junto a Kelsey, reíamos sobre las escenas chistosas de un grupo de niñas mimadas sentadas en la mesa frente a nosotras, hacían shows debido a que sus madres se conocían y trabajaban en el mismo lugar.

— ¡Hey tu niña! — un chico alto de aspecto malo se acercó a nosotras — ¡Tú la de ojos grises! — me apunto y lo mire asustada e intimidada — Dame tu comida.

— Come de la tuya, para eso tus padres te dieron el dinero.

— No quiero. — se encoge de hombros — Quiero tu almuerzo.

— No te voy a dar mi almuerzo.

— No te estaba preguntando. — dice para coger mi emparedado con sus manos.

Me levanto de la mesa dispuesta a quitarselo, pero me empuja haciendo que cayera al suelo.

— ¡Tyson dejala! — el chico de ojos azules que había visto en el salón se acercó corriendo con sus amigos, uno de ellos me ayudó a levantarme.

— ¿Qué quieres Mike?

— Dejala, es una niña, no podemos tratarlas así. — dice apuntandome.

— Haz lo que quieras, no me caen bien los que defienden a las mujeres, ellas son tontas y feas. — se va comiendo mi almuerzo.

No había ningún profesor en ese momento que ayudará en la situación y nadie se había atrevido a llamar a uno.

— ¿Estás bien?

— Si, gracias. — respondí y agradecí tímidamente.

— No te va a volver a molestar. — niega — ¿Eres Levin?

— Si.

— ¿Levin estás bien? — Kelsey llega a mi lado, asustada por lo que había pasado.

— Si, gracias a Mike. — sonreí.

— ¿Y si somos amigos? — pregunta Mike captando nuestra atención, los dos amigos de él, una chica rubia y un chico de pelo castaño lo miran.

— Si. — dije feliz.

Los otros chicos sonríen de acuerdo con lo que había dicho.

Van por sus cosas para sentarse junto a nosotras en la mesa del almuerzo.

Mire a Mike quien me sonreí ampliamente.

Era lindo, no lo podía negar.

— ¿Mejores Amigos? — eleva su meñique.

— Mejores amigos. — junte mi meñique con el suyo  y unir nuestro pulgar sellando una promesa.












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