"La familia es demasiado íntima para ser preservada por el Espíritu de la justicia. Puede ser sostenida por el Espíritu del amor, que va más allá de la justicia...."
-Reinhold Niebuhr.
Sahar
Leksy seguía durmiendo su siesta, todos solían decir que era saludable para una niña de su edad así que la dejé tranquila. Me senté en el borde de la cama y la cobijé, a Faye le gustaba que la cuidáramos como a veces lo hacíamos con Arlés. Después de que Raven me pidió ser madrina de su hija me negué con un rotundo No estoy interesada, pero Faye intercedió asegurando que sería muy bonito y amable de mi parte aceptar porque así tendríamos la oportunidad de cuidar a la bebé cuando Dietrich y Raven se encontraran de viaje u ocupados en algún otro menester. Terminé aceptando por ella.
Miré la fotografía que estaba en el escritorio que teníamos en nuestra habitación, aparecíamos con Arlés sentadas en el jardín de Palacio. Tenía esa mezcla latina de su madre, unos ojos castaños grandes y vivaces, la nariz perfilada de su padre, y la piel morena al igual que su madre; no sé qué pegue tienen los tots conmigo pero era fácil que se me acercaran sin temor alguno a pesar de que yo no los quería cerca.
Leksy estaba más apegada a mí que cualquiera. Para ella Shaji no era sólo su forma de decir mi nombre sino su forma de llamarme Mamá. Era un incordio porque ni siquiera me gustaba que Nina me llamara Mamá.
Volví a la estancia después de colocar la fotografía en su lugar, y revisar una última vez lo abrigada que estaba Leksy.
Escuché a Drako hablar, bajé las escaleras lentamente y lo encontré sentado en el sofá con Luna, la tenía abrazada.
—Drako—dije terminando de bajar las escaleras, ambos se volvieron en el sofá—. ¿Pueden explicarme qué pasa con ustedes?
Drako se levantó y fue al bar, cuando Luna se levantó le sonrió y dijo que tenía algo que hacer en su habitación.
Él empezó a servirse un vaso de licor, rodeé la barra y me quedé mirándolo de cerca, todo lo que podía porque yo era más baja que él hasta con tacones.
—¿Qué intenciones tienes con ella?—le pregunté.
—¿Ahora eres una hermana protectora?
—No, pero es mi deber como hermana, además de que me intrigas.
—Pero si ya me conoces.
—Lo digo por algo que mencionó ese Cosechador. Dijo que quería que Luna trajera a Sebastian porque cuando murió él no pudo llevárselo, no sabía dónde estaba, y si él solo guía a las almas alguien debió prometerle devorar la de Sebastian si se apartaba un poco de su trabajo para atormentar a Luna. Entonces empiezo a preguntarme también dónde está el señorito Strauss.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo?
—Estoy uniendo puntos, Drako, ¿Luna no te ha mencionado nada sobre haber sentido o visto en ti a su difunto novio?—Drako se quedó pensativo—. Sí te lo ha dicho.
—Esta mañana, eso la ha estado contrariando, pero ya terminó, ¿no? El Cosechador es quien ha estado jugando a torturarla con el fantasma del joven Strauss.
—Pero no es lo mismo lo que ella ve y siente en ti, y lo que estuvo haciendo ese weirdö.—Me senté en la barra observándolo, preguntándome por qué percibí en Sebastian Strauss algo familiar, porque sentí a Drako en él—. ¿Quién fue la última persona en estar con Sebastian antes de morir? ¿Quién presenció su deceso?—pregunté, Drako bajó despacio el vaso que recién se había llevado a los labios.
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Vestida de Luna. Tomo 2©
Misterio / SuspensoAmanda, aún no logro asimilar que seas la misma persona que me contaba historias, la misma que se inventaba nanas para hacerme dormir. El Ángel de papá y mamá.... El Ángel perdió sus alas... Amanda, ¿a cuántas personas has matado? ¿Ha cuántos has...