Capítulo único

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La primera impresión de su jefe no fue del todo agradable (vamos, que él era resumido en un ser totalmente malvado), sin embrago lo admiraba y... bueno, el verdadero punto es que, después de un tiempo de haberlo contratado, no esperó verlo con un oso pardo bebé.

Tampoco esperó que después de ese día, que parecía normal, llegara con una niña que quizás no pasara los diez años.

No le dijo para qué eran y él tampoco preguntó.

Pero después no esperó que Black Hat (como se hacía llamar) le dijera, mejor dicho, exigiera que experimentara con ellos.

Y debía admitir que cuando ese ser lo buscó y contrató para que trabajara para él no esperó hacer experimentos con seres vivos.

-Lo siento jefe, pero me niego a hacerlo.

Black se acercó amenazante, haciendo que Flug se repitiera mentalmente no volver contradecirlo, tragó saliva, paralizado.

-No fue una pregunta. -dijo con la voz ronca, tomando su cuello y asfixiándolo.

-P-pero so-son seres vivos. -balbuceó apenas.

- ¡No me importa, sólo hazlo!

Soltó su cuello y se fue sin decir nada más, dejando a Flug en el suelo con la respiración agitada.

Después de eso hizo lo que le ordenó. Siguió indicaciones de Black Hat y él también colocó de su parte.

Fallidos.

Ninguno salió como Black quería, el oso creció, azul con una flor amarilla en la coronilla de su cabeza.

Un ser inocente y puro. Todo lo contrario a lo que quería Black.

La niña fue la más complicada, la hirió físicamente sin querer y su cabello largo y marrón ahora era bicolor, y de alguna manera empezó a crecer de forma no natural.

- ¡Doctor Flug, arregla esto antes de que se vuelva un anciano inútil! - gritó Black en ese momento, ya que la niña ya no parecía de seis años, como les había mencionado, ahora parecía de doce, y en menos de veinticuatro horas parecía de dieciocho.

Afortunadamente antes de que luciera como alguien de treinta años pudo hacer un antídoto que frenara su rápido crecimiento.

Pero su falta de experiencia en ese tipo de proyectos terminó por joder la cordura de la (ahora) muchacha.

Se volvió la viva imagen de la locura. Era la mirad de lo que quería Black.

-Es una pena, deshazte de ellos. -Ordenó tranquilo, mirando a los dos seres corruptos. La chica que no quitaba su mirada de él y el oso sentado a su izquierda.

Se encontraban en la oficina del de sobrero de copa, con el codo en la mesa frente a él y la barbilla apoyada en su mano. Flug y los otros tres estaban frente del escritorio.

Flug sintió un nudo en su garganta, eso era demasiado.

-Lo siento jefe, pero no lo haré. - Y su voz sonó más convincente a comparación de la primera vez que se negó. Esa vez no le importaba con qué lo amenazara, no haría tal atrocidad. El otro rodó los ojos.

- ¿Por qué conservarlos? Son experimentos fallidos, son basura. -Black lo miró por un momento para después volver su mirada molesta a la chica, aunque dijera eso en voz alta ninguno de los otros dos pareció afectado, ella lo miraba con una sonrisa y el oso estaba distraído mirando el cielo a través de una ventana.

Sentimiento pasajero [Paperhat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora