Capítulo tres.

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Capítulo tres.

Suspiro, y pienso definitivamente que Fabiola esta totalmente fumada, ¿O estará en lo correcto? Era obviamente que no, estaba mal esa mujer. La miro seriamente, igual que ella me mira a mi. Además, no podía hacerlo, mis padres me dieron la enseñanza de que en el matrimonio se debe estar con la pareja en las situaciones buenas y malas, ya que es a la persona que habíamos elegido gracias a que era/es la «indicada» 

Lo que indicaba que Aarón es el indicado en mi vida, yo lo elegí a él y no a Harry.

—Eres una estúpida...— me quejo.

—Quédate con las ganas...

No hago nada más que permanecer callada, Fabiola tenía toda la razón, si no encontraba que Aarón me acariciara tan solo unos cuantos segundos, me vería obligada a estar con otro hombre. 

—Hola amor...— saluda Aarón entrando a la terraza.

Viene acompañado de Liam, y de Harry, quien no tarda en mirarme e inspeccionarme de arriba abajo. Me siento incomoda, pero al mismo tiempo es excitante la sensación de ser deseada por un hombre. 

Aarón camina hasta mí, y da un beso en mis labios, no tan apasionado, cariñoso, solo de saludo. 

—¿Que tal se la están pasando?—pregunta Liam a ambas.

—Muy bien, sabes que cuando estamos juntas nos falta tiempo para hablar....— añade Fabiola.

—Lo sabemos amor— besa Liam la mejilla de Fabiola.

—Harry, ¿Te ofrezco algo?—pregunta Aarón.

Harry asiente, se acerca hasta nosotros con las manos dentro de los bolsillos del pantalón que trae puesto, me mira y yo hago lo mismo, una imagen viene a mi mente. Estoy yo, recostada en una cama, mientras soy penetrada por él. Muevo la cabeza, no, no puedo pensar eso. Me es inevitable excitarme un poco, noto como mis pezones se erectan poco a poco. Harry lo nota, mis mejillas arden de la pena.

—¿Un Whiskey?—pregunta Aarón.

—Me parece perfecto...

—Si me disculpan, iré a cambiarme— digo y salgo corriendo de ahí.

Camino a mi habitación, las imágenes son más frecuentes, Harry esta recostado en un sofá, yo estoy montada en él, me esta tomando por la cintura, los movimientos que ambos hacemos son profundos, mi rostro hace muecas explícitas.

Me quejo al entrar a mi recamará, no puedo pensar en eso. 

—¡¡Ya basta!!— digo molesta para mí.

Cierro la puerta, voy hasta el closet y tomo un vestido. Quito la parte superior del biquini, tomo un sujetador de un cajón y comienzo a ponérmelo. La puerta se abre, es Aarón. Sonrío.

—¿Vendrá más gente?

—No, solo nosotros— contesta mientras se quita la camisa.

Me es inevitable mirarlo, acto seguido se quita el pantalón y se queda en boxers. Mi mente perturbadora me incita a follarme a mi esposo ahora mismo, quiero sexo, quiero hacerlo. Él camina al armario, toma unas bermudas y una playera. 

Camina hasta mi y me observa.

—¿Por qué no te vistes?

—Sabes, no aguanto, te necesito...

Es lo ultimo que digo para después estar encima de él besándolo. Me pongo a horcajadas sobre él, lo tomo de los brazos y lo beso. Él no se niega, me besa de la misma manera que yo a él, voraz y hambrienta.

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