Quinta parte

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Sí así es, Septiembre, el porqué es muy fácil, todo se me vino mayúsculo.
Pero pronto la tristeza que recorría mi cuerpo fue disolviendo como niebla en una carretera de montaña.
Septiembre, luz, vida.
Vida porque descubrí lo que nunca me imaginé. Llegó esa persona al fin, al poderle ver otra vez, mi mundo que había caído en lo más profundo, subió como ascensor hacia el cielo.
Y es que no hay nada más bonito extrañar aquella persona que sabes que te extraña, con la que compartes un universo tan solo con la mirada.
Y este mes pasó algo, y de verdad.
Tanto esta persona como yo, tenemos una amiga en común y esta nos invitó a dormir a mi y a unas cuantas amigas más.
Por suerte, durmió a mi lado, y yo tan cariñosa estaba más fría que el hielo que acompaña el whisky ruso, pero poco a poco, dejando atrás su timidez fue derritiendo ese frío y helado iceberg.
Empezó con besos simples en la mejilla, ¿éramos amigos, no?, no vi nada extraño, hasta que mi mente cambió por completo.
Seguía dándome besos y mi mente fue girando la cabeza poco a poco, como un movimiento delicado de ajedrez para salvarse del jaque mate.
Su boca frente a la mía.
Su respiración sincronizada con la mía.
Su latidos fundiéndose con los míos.
Y mis ojos pegados en su rostro, como cual fanático de obras de arte.
Pasó, nuestras bocas se plasmaron en un tímido beso, no podía creer que estaba haciendo.
No estaba ebria, ni drogada, estaba flotando en una nube que ni yo era consciente que estaba.

Contra corriente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora