Capítulo N° 1

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Julia era una mujer hermosa, a pesar de estar por llegar a los 30 años se veía bastante bien, ella era buena, dulce, amable, nada vanidosa ni problematica pero si que atraía a los problemas, a uno en específico, su esposo.

Pablo al contrario de su esposa era una persona déspota y cruel, no tenía un poco de amor que dar y lo único que lo mantenía con Julia era el dinero que ella heredaria cuando sus padres ya entrados en edad murieran y le dejarán todo a su única hija. Se pasaba los días sintiéndose vacío y con su ego por el piso, claro que esto se le quitaba cada vez que encontraba a una mujer en la cual desquitarse.

Cada viernes era igual, Julia daba vueltas alrededor de la ventana y la habitación esperando a su querido marido, cada viernes Julia usaba su mejor camisón para verse bien delante de au marido, aún sabiendo que cada viernes era igual mientras Julia esperaba, Pablo estaba tirándose ha alguna mujer que había conseguido para una noche. Julia perdió las esperanzas cuando pasaron de las 3 de la madrugada, si tenia esperanzas en que Pablo llegara esas murieron, intento quedarse dormida y lo consiguio a eso de las 5 am.

Apenas había conseguido dormir y un ruido en la planta baja de la silenciosa casa seguido de un "mierda" la habían despertado. Era Pablo, borracho como cada viernes pero esta vez consiguió romper algo; Julia tenia dos opciones la primera era hacerse la dormida y la segunda era intentar reclamarle algo, aunque tenía miedo pues Pablo últimamente se habia portado muy agresivo, nunca le puso un dedo a su esposa sin embargo la última vez estuvo bastante cerca.

Julia, asustada por el recuerdo de la semana pasada decidió hacer como si durmiera, el azote de la puerta de au habitación hizo que pegara un brinco, por más asustada que estaba decidió una vez más cerrar los ojos. Sintió caer un peso a su lado, sintió como este le acariciaba el brazo pero poco duro la placentera situación ya que luego comenzó a zarandearla.

-Julia, ¡Julia! -repetía entre hipidos, Julia se mantenía estatica fingiendo dormir- ¡Con un demonio! ¡Que despiertes!.

Gritó esta vez y Julia intento seguir con la mentira pero Pablo no le dio tiempo a nada.

-S-si -intento disimular-

-No me digas si, tienes que cumplir con tu marido -dijo él; haciendola girar para quedar frente a frente.

-¿Que? -esto debe ser una broma pensó Julia.

-Lo que escuchaste -repitió mientras la besaba bruscamente, ella se apartó asqueada.

-Asi no.

-No te estoy preguntando.

-¡Asi no!¡! -repitió con firmeza, tomó su almohada y se fue al frío cuarto de visitas.

Lloró hasta en la mañana, todas las ganas de dormir se le habian esfumado, se sentía sucia. No sentia que era ella, solo había tristeza. Sentía un dolor emocional que ni siquiera podía describir, Julia, la chica dulce y tierna habia muerto aquella noche. Sabia que Pablo no recordaria nada al dia siguiente y que ella debía hacer lo mismo.

Olvidar que intento abusar de ella, olvidar que cada vez el trato era peor, ella no era tonta sabía perfectamente que su marido estaba con otras mujeres, que le era infiel. Julia nunca le fue infiel a su marido, Julia era perfecta o al menos una mujer bastante recatada casi no tenia amigos y los pocos que tenía hace mucho habían dejado de ser importantes para ella. Si lo analizaba con cuidado, no tenía a nadie aparte de Pablo.

Nunca tuvo hijos, no fue por falta de deseo, al pricipio fue extraño que intentarán tantas veces y no les resultará, luego decidieron acudir a un médico y este le dijo a Julia que ella nunca podria ser madre. Julia era estéril, fue el golpe más duro de su vida, buscó otras opiniones, otros métodos, intento de todo pero nada funcionó.

Recordó aquella mañana, el comienzo de su matrimonio, cuando Pablo se enteró de su condición y dijo que la amaria hasta el final, que rápido habian pasado las cosas. Eran 3 añoa de au promesa y ya la había engañado con media ciudad, la humilló y sufria de maltrato paicologico. Cada vez que reclamaba sus infidelidades, él respondía un "busco afuera lo que no tengo aqui" pero eso era mentira, Julia era estéril, si, pero ella podia sentir; podia tener relaciones con su esposo.

Aun podian salvar todo lo que tenían, o esa era la opinión de ella. Siempre tan optimista, pensaba que todo en la vida tenía una razón y una solución, hasta pensó que con Pablo todo podría arreglarse. De pronto vio que habrían la puerta de la habitación y era Pablo, con el desayuno. "Típico de él" pensó, cada vez que llegaba a casa borracho hacia lo mismo por lo que Julia tenía desayuno en la cama cada sábado por la mañana.

La diferencia era que ahora no se sentía con fuerzas para nada, todos los recuerdos eran un remolino en su cabeza, uno que no cambiaria.

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