Consecuencias

Corazón de cristal

El viaje fue cansino y la misión, no fue fácil, pero tampoco fue del todo difícil. Las personas desaparecidas fueron halladas en unas casas a las afueras de la ciudad, y sus captores no eran miembros de Hydra, sino que era mercenarios que habían sido pagados para realizar aquella tarea. Buscaron la información de aquellos maleantes en las bases, pero solo encontraron recibos de pago y un contrato con una red de trata de blancas, nada completamente riesgoso para lo que estaban acostumbrados a lidiar. Reportaron la información que obtuvieron a unos contactos que tenían dentro del gobierno, pusieron en libertad a los rehenes y regresaron al lugar en el que se hospedaban.

Mientras se dirigían a aquel pequeño hotel, Steve no podía dejar de ignorar el mal presentimiento que se había instalado en su pecho desde que llegaron a aquella ciudad, pero decidió ignorarlo, nada peor podía pasarle, ya suficiente tenia con la desdicha que embargaba su corazón, al sabe que su ser amado le odiaba profundamente. Seguía siendo el mismo hombre fuerte de siempre, pero solo en apariencia, porque en su interior, el corazón se le estaba partiendo en pedazos.

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Al llegar al pequeño hotel, de despidió de sus amigos y cada uno se dirigió a su habitación. Los tres acordaron que al despertar el alba, tomarían un avión con destino a África y allí, T'Challa los estaría esperando para llevarlos de regreso a Wakanda.

La mejor forma de romper un corazón de cristal...

Al abrir la puerta, diviso sentado a uno de los lados de su cama, dándole por completo la espalda, la figura de un hombre y por lo que la escasa luz de la luna que se colaba en la habitación le permitía ver, vestía un traje negro. Ese hombre le recordaba a alguien familiar, pero se decía que no había que hacerse esperanzas.

—quien eres— pregunto con cautela, mientras activaba el escudo que le diera el rey wakandiano y miraba con suspicacia a su oponente, analizando cada movimiento, por mas mínimo que este fuese.

—calmate, Steve, soy yo, Tony— dijo con su habitual jovialidad, para luego girarse, viendo al contrario.

—que haces aquí, no pensé verte después de aquello— dijo con la voz cargada de tristeza,  mientras bajaba el escudo y lo dejaba a un lado de la puerta.

—queria verte, ha pasado un tiempo y te he estado buscando. Necesito hablar de algo muy importante contigo—  dijo con seriedad el castaño, acercándose al rubio hasta ponerse frente a frente.

Es sacándolo...

—Tony, te envíe una carta hace algún tiempo y...— dijo nervioso, intimidado por la presencia de aquel hombre a quien tanto había dañado.

—shhh. Si, la recibí, y por eso es por lo que estoy aquí. Quiero que nos demos una segunda oportunidad. Entiendo las razones de tu amigo, el estaba siendo controlado, no pudo impedirlo, y también entiendo las tuyas, era tu amigo y querías hacer algo por él. Además, en este tiempo distanciados me di cuenta de algo y es que estoy profundamente enamorado de ti, se que mis sentimientos no son muy diferentes a los tuyos, por eso estoy aquí — dijo con seriedad, para luego cerrar aun más la distancia y tomar de la barbilla al contrario, para bajarla, obligando al rubio a mirarlo. —quiero que arreglemos las cosas y quiero tener algo contigo, que dices, aceptas — pregunto con la voz suave y con una sonrisa que pretendía ser honesta.

—Tony... Yo... Yo, no hay nada que yo deseara más en el mundo que eso, Bucky es mi amigo, pero tu eres la persona que más amo en el mundo y haría cualquier cosa por ti, te lo juró. Pero, antes de tomar alguna decisión, yo quiero pedirte perdón. Fui muy egoísta y preferí defender a Bucky para resarcir mis fallas del pasado y te oculte la verdad, creyendo que estabas a salvo, pero fui un imbécil y termine dañandote. Se que mis acciones no fueron las correctas, y que no te merezco, pero quiero que me des la oportunidad de compensarte— dijo con una mezcla entre tristeza, esperanza y arrepentimiento.