—Pe-pero es eso posible... Soy... Soy un hombre, es imposible que yo quede embarazado— negó impactado. La noticia le había caído como un balde de agua fría. No era imposible, no podía ser cierto. Quizás aun se encontraba dormido y no podía despertar.
—Si es posible— dijo, para tomar un aparato extraño y colocarlo sobre su abdomen. En una pantalla holográfica, se proyectó un saco oscuro y dentro de él, un pequeño frijolito se movía suavemente. —si te das cuenta, hay una pequeña mancha. Eso es el feto, y si, en tu caso si es posible concebir — dijo la chica.
El impacto de la noticia se reflejo en las facciones de Steve... Un hijo, el fruto del amor que le dio a Tony y que se encargo de hacer pedazos, un hijo suyo, ahí abajo, en su vientre. Llevo una mano a donde se estaba gestando la nueva vida y una sonrisa se dibujo en su rostro, una sonrisa sincera, parecía que después de tantos meses, por fin la luz salía a iluminarlo.
—Steve, no te emociones, necesito que me firmes un consentimiento para practicar el aborto y sacar los órganos que no pertenecen... — informó la chica con seriedad, ocultando su tristeza. Siendo cortada por el rubio.
—¡NO!— grito el rubio sumamente alterado y con molestia, mientras protegía su vientre rodeándolo con ambos brazos y deslizándose hacia atrás a lo máximo que podía.
—Tienes que entender, Steve, tu cuerpo no esta hecho para soportar eso, tu eres un hombre, no una mujer... Puedes morir, que no entiendes— le dijo el castaño de ojos claros, tratando de hacerlo entrar en razón.
—¡NO ME IMPORTA! ES MI HIJO— gritó con fuerza y frustrándose cada vez más, no iba a permitir que mataran a su hijo no nato.
—Steve, Barnes tiene razón, tu cuerpo reprodujo el modelo femenino de órganos reproductores, pero solo tienes un conducto de ingreso para la fecundación y no uno de salida, además, eres un hombre, las posibilidades de morir son altas y ni que decir del niño, tampoco sabemos lo que el suero del supersoldado puede causar... Son muchos los peros, que existen, absolutamente todo esta en tu contra— advirtió la mujer más joven, dejando salir todo su pesar.
—no me importa, para nadie aquí es un secreto que he querido acabar con mi vida, pero, saber que espero un hijo, me da motivos para vivir, quiero luchar por él, quiero hacer lo posible por que nazca, no quiero que lo alejen de mi, es lo único que tengo. No importa si muero en el intento, haré lo que haga falta, si con eso logro hacer que viva. Él va a estar bien, mi corazón me lo dice... Si intentan arrebatarmelo, tendrán que matarme a mi primero — suplicó, mientras protegía su vientre.
—Steve, entiende. Es peligroso, no lo hagas...— dijo la pelirroja, siendo cortada por el castaño.
—Cuentas con mi apoyo, Steve. En verdad tienes que desear mucho hacer esta locura— dijo con resignación el castaño, regalándole una sonrisa al rubio.
—estas loco Barnes, que no lo escuchaste— exclamó la pelirroja, consternada por las palabras del contrario.
—Romanoff, si le practicamos el aborto, se demorara más en salir de aquí que en hacer algo estúpido y definitivo, aceptar que siga con... Con lo que sea que tenga, nos permitirá tenerlo con nosotros más tiempo y también evitara que siga haciendo estupideces. Además, presiento que pude funcionar, yo creo en él — afirmó el soldado con convicción. Puede que se este equivocando, tal vez, pero la mirada de convicción de Steve le decía mucho, además que no se encontraba preparado para ver muerto a su amigo, aún no.
—Creeré en tu palabra y en la de Steve. Cuentas conmigo para esta locura — murmuro con resignación la pelirroja, miro a los dos hombres y contemplo con felicidad la sonrisa sincera y feliz que se posó en el rostro de Steve. Esa sonrisa que llevaba tanto tiempo sin ver, y se dijo que no se había equivocado en su decisión.
—siendo que todos aquí están a favor de continuar, quien soy yo para oponerme. Lo haremos, Steve, serás el primer hombre en la historia en dar a luz si lo logramos. Pero no sera nada fácil, y no sabemos lo que sucederá al final— advirtió la mujer.
—haré lo que haga falta por mi hijo— dijo con seguridad.
—bien, le informare a T'Challa de la situación y haremos todo lo que sea posible por garantizar que los dos se encuentren bien, aunque no podemos garantizarles nada, de aquí en adelante caminaremos con los ojos vendados— dijo la wakandiana, saliendo de la habitación.
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Y, tal y como se esperaba, las cosas no fueron fáciles, los mareos eran constantes, así como las nauseas matutinas, el asco a los alimentos y los calambres. Steve, por primera vez en semanas era feliz, pero sus amigos miraban con pesar como iba desmejorando con el paso de los días.
Su estomago, de mes y dos semanas de gestación, poco a poco había perdido su figura perfecta y ahora era liso, con un muy ligera curva hacia afuera. Después del intento de aborto que había tenido, la junta medica decidió poner su embarazo como uno de alto riesgo, y él había prometido dejar de ejercitarse y cuidar de su alimentación y de sus horas de sueño. En este momento y bajo estricto monitoreo, había salido del complejo hospitalario y se dirigía a la comodidad de su habitación.
Había notado que su cuerpo adelgazaba a medida de que pasaba el tiempo y que se hacia más frágil, pero no importaba, su pequeño valía todos los esfuerzos que tuviese que hacer.
—¡Hey! Te dijimos que nos esperaras — grito Natasha, que se acercaba corriendo, siendo seguida por Bucky que venia más atrás.
—aguarda, Steve, el medico dijo que debías evitar hacer esfuerzos— agrego el castaño.
—no se preocupen, chicos, estoy bien. No tienen porque alterarse, solo iba a mi habitación — respondió sonriente, mientras esperaba a que ambos le dieran alcance.
Desde que ese par se había enterado de que esperaba un hijo, y de que ambos hicieran aquella muda promesa, no se habían apartado en ningún momento de su lado, habían cuidado rigurosamente de su salud, de su alimentación y de su bienestar. Natasha cuidaba de él con paciencia y dedicación, mientras que Bucky le protegía y se encargaba de cumplirle sus antojos, cuando no estaba en terapias de rehabilitación para sacar lo que Hydra había metido en su cabeza. Ambos se habían convertido en su soporte, y en ningún momento le habían criticado por su condición, aún cuando él había llegado a hacerlo.
Los tres ingresaron a la habitación del rubio y Bucky, con sumo cuidado, se encargó de depositar a Steve en la cama. Los dos acompañantes se sentaron a cada lado de la cama del rubio, mientras este miraba su vientre y lo acariciaba con amor.
—como creen que sea— pregunto curiosa Natasha.
—yo creo que se parecerá a Steve— dijo, rápidamente Bucky, mientras miraba el vientre del rubio.
—y, que me dices, Steve — preguntó la mujer al rubio, quien solo sonrió escuetamente y dijo.
—no importa como sea, solo se que él sacara lo mejor de sus padres y que sera alguien fuerte, tal y como lo fueron sus abuelos— pronunció con amor y orgullo.
—y... Que hay de él...— pregunto con cautela el castaño. La sonrisa del rubio titubeo un poco, pero, con decisión contestó.
—chicos, a él no lo odio. A pesar de lo que me hizo, no puedo odiarlo, pero, solo se que espero que se mantenga a metros de nosotros. No se ustedes, pero yo no quiero que se me acerque... Ni a mi, ni a mi hijo— aseguro con severidad y firmeza, ocultando su dolor y su rencor.
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Hasta aquí...
Espero que les haya gustado.
¿alguien sabe que paso con Tony?
Eso es todo, nos leemos luego.
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Consecuencias
FanfictionLas consecuencias son los resultados de nuestras acciones, ya sean buenas o malas. Steven Rogers se calló la verdad acerca de Bucky y el asesinato de los padres de Anthony Stark, orillando a Tony a convertirse en un ser calculador y con deseos de ve...