El precio de un error

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Tony se hallaba tirado en el sofá, con una botella de whisky en la mano, y con sus ojos llorosos mirando al vacío.

Estos siete meses habían sido los mas miserables de su vida. Había destruido el corazón de Steve y el suyo de paso, pero no contento con eso, había jugado también con los sentimientos de Pepper.

No fue capaz de seguir con su relación con ella, semanas después del fatal error que cometió con Steve y sin poder soportar el cargo de consciencia, puso punto final sin dar explicaciones... O unas coherentes, al menos.

No se había atrevido a comentarle a nadie nada de lo sucedido, era una espina que cargaba entre pecho y espalda y de la que nadie tenia conocimiento.

Su salud se hallaba deteriorada, salvaba a las personas, sí y también era el mentor de Peter Parker, pero esto solo le recordaba el grave error que había cometido.

Las puertas del elevador se abrieron y revelaron la figura de alguien, pero él estaba tan ocupado hundiéndose en su miseria que no fue capaz de verla, hasta que la escucho exclamar.

—¡Que demonios sucede aquí, Anthony Edward Stark!—  grito molesta la mujer que había ingresado.

—que gusto tenerte aquí, Pepper, vienes a ver la basura que es verdaderamente tu ex novio— preguntó, para soltar una risilla sarcástica y vacía.

—de que demonios hablas, Tony. No se que haya pasado, pero eso no es una verdadera razón para estar así. Mira este lugar, parece una pocilga—  dijo, mirando con asco las botellas desperdigadas y vacías tiradas por cualquier lugar, así como polvo, piezas de algún nuevo invento y suciedad por montones.

—nada paso, Pepper, sencillamente se me cayo la mascara. Tanto tiempo insistí en demostrar que no soy una basura, cuando en realidad si lo soy. Soy la representación de todo lo que dije odiar en mi vida— murmuró, llevando la botella a sus labios y dándole un profundo trago.

—de que hablas, Tony, empiezas a asustarme— dijo con preocupación la mujer.

—al parecer no te he contado lo que ocurrió en la Guerra Civil, ni la razón por la que terminamos tan mal, cierto— dijo con ironía.

—no, no me lo has contado, Tony, pero no te presiones, se que me lo dirás a su debido tiempo— dijo comprensiva la mujer.

—No, Pepp, el momento es ahora — dijo, haciendo una pausa para tomar aire y llenarse de valor para continuar —Sabes lo que ocurrió con aquel asunto de los acuerdos de Sokovia y en que terminó, bueno, por alguna razón terminamos en Siberia, un tipo nos había tendido una trapa y nos condujo hasta allá. Él me mostró una cinta, una cinta del día en el que murieron mis padres y me mostró que no fue un accidente, ellos fueron asesinados a manos del soldado del invierno. Yo me cegue, y lleno de frustración, ira y dolor, no escuche razones y empecé a atacarlo, yo solo quería verlo muerto, quería que pagara por lo que me hizo, pero Steve intervino, yo solo quería matarlo, por eso ataqué también a Steve y lo forcé a pelear contra mí, aún siendo consciente de sus sentimientos. Nos lastimamos mutuamente y no me detuve aún cuando él me dijo que lo hiciera, que debía escucharlo, pero, es que saber que él lo sabia y no fue capaz de decírmelo me lleno de tanta ira, que no pensé, simplemente ataqué sin detenerme. Llegamos a un punto en el que lo puse a escoger, el soldado de invierno o yo, y olvide que una de las características mas importantes de Steve es su sentido de justicia, aún cuando lo más justo no es lo que él siempre quiere, lo eligió a él y eso Me frustró y me dolió tanto, que me lance a pelear a muerte contra él, al final y con dolor, él clavo su escudo en el reactor del traje para dejarme quieto y se marchó con lo que quedaba del soldado del invierno, pues yo anteriormente le había herido y le arranque el brazo de metal. Creo que nunca se me va a olvidar su mirada rota y dolida y las palabras que me susurro— dijo, sin notar las lágrimas que caían de sus ojos.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora