Capítulo 21: Special Day.

418 30 8
                                    

Mi corazón latió agitado. Nos habíamos animado a decirnos una frase tan íntima y tan romántica a la vez. Una frase que marcaba uno de los días más importantes de toda mi vida.

—Ven, vamos a comer. Debes morir de hambre. Aprovecha que tu guapo novio te va a cocinar algo.

Sonreí y besé su nariz. Guapo. Sí era. Y buen cocinero, digamos que sí. 

Se levantó del sillón, y caminó fuera de la sala. Supongo que en dirección a la cocina. Me hacía tanta falta esto; tranquilidad, cariño, cercanía. Necesitaba un descanso de los demás, pero más que nada, necesitaba pasar cada segundo con Donghae. Cada segundo que quedaba antes de que se fuera. Cada día que pasaba sentía como si ya se estuviera yendo, lo tenía distante, no lo veía, había días que ni siquiera me daba tiempo de mandarle un mensaje de texto. Había días en los que ni siquiera tenía noticia de él, días en que no intercambiábamos palabra alguna. Y me aterraba que el futuro fuera a ser así. Me aterraba la idea de que tanto su horario como el mío no nos permitieran regalarnos cinco minutos del día en preguntarnos si ya habíamos comido, si habíamos dormido bien o simplemente si estábamos bien. 

Sus fans cada día me apoyaban más, decían comprender por lo que pasaría en el momento en que enliste y justificaban que su ausencia les dolería tanto como a mí. Por lo menos, no era la única sufriendo. 

—Amor, ¿dónde dejaste los sartenes?—cuestionó Donghae, al otro lado de la casa. Reí alto y me levanté del sofá, con la intención de ayudarlo. 

Entré en la cocina, y descubrí a un Donghae muy concentrado en sus labores, cubriendo de harina los domplings instantáneos que habíamos comprado. Y sonreí otra vez. No cabía duda que era una mujer muy afortunada. Una que tenía todo el mundo a su lado, y que se negaba a perderlo y dejarlo ir. 

Busqué los sartenes y lo ayudé a cocinar los domplings para que comiéramos lo más pronto posible. Y como siempre, nuestra comida había sido como muchas otras, llena de risas y alegrías, de momentos felices y de buenos recuerdos que habíamos creado en las últimas semanas. Pero este día parecía ser especial, diferente a los demás. Nos dedicaríamos todo el tiempo a nosotros dos, solo nosotros. 

~*~

|| No quiero hacer spoiler, pero a petición de ustedes; una sorpresa de mi parte. Si no te gusta el smut, puedes omitir esta parte y esperar al próximo capítulo ||. 

Seguro que no pasaban de las seis de la tarde, pero aún así, el cielo comenzaba a oscurecerse anunciado la llegada de la noche, y con esta, quizás el final o el punto final del mejor día del año. El ventanal frente a la sala mostraba el ocaso del sol, llenando el ambiente de tenues luces naranjas, y leves toques de oscuridad que se asomaban rebeldemente. 

Y Donghae y yo no hacíamos más que observar el anochecer del día, sin mas. Como si nuestra compañía mutua fuera suficiente. Y en silencio. Sin necesidad de palabra o expresión alguna. Sus brazos rodeaban con mimo mi cadera, y mi zurda no hacía más que juguetear con su cabello castaño y el inicio de su cuello. 

Sonrió. Por enésima vez en el día. 

—¿Por qué esa sonrisa, mi amor?—cuestioné, girándome hasta tenerlo frente a mí, mirando los preciosos ojos y admirando el brillo que éstos tenían. Un brillo que me pertenecía.

—Es solo que... nunca imaginé estar aquí, así contigo, con el amor de mi vida, mi primer amor. Mi primer todo—susurró, a la par que enterraba su nariz en mi cabello, justo al lado de mi cuello. Respiró profundo, y pude percibir el calor de sus respiraciones erizándome la piel del cuello.  

Giré mi rostro para que pudiera rozar sus labios con los míos. Tenían ese sabor peculiar de él, tan suyo. Y eran tan suaves que difícilmente olvidabas un tacto como el suyo.  Levanté el rostro, hasta sentir como una corriente eléctrica atravesaba mis venas, como la primera vez que lo había besado. No esa en el rascacielos, sino esa en que nos besamos por primera vez cuando era una relación de niños. Un amor inocente y puro, pero con un gran sentimiento de por medio.

Amor A Segunda ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora