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Cómo está?- Stephen pregunto. No había llegado bien de la pelea y ya estaba preguntando por un chico al que había conocido en una circunstancia para nada agradable y del cual ni siquiera sabía su nombre.

Está mejor, pude detener la hemorragia, aunque sigo muy preocupada- acarició el suave pelo del chico en la camilla, miró a su hermano quien estaba concentrado en el rostro del joven y luego a este, tal vez la vida le había puesto esta persona en el camino a su hermano para que por fin sea feliz.

Dijiste que detuviste la hemorragia, por que debes de estar preocupada?- miro a su hermana con duda en su rostro.

Esta muy bajo de peso y tiene muchas marcas en su cuerpo, no se qué pasa, pero algo me dice que a este pequeño no le va bien en donde sea que viva- tomo la tablilla donde iba apuntando el ritmo cardiaco del chico.

Mmh-un gemidito salió desde los rosados labios del chico, abrió lentamente sus ojos acostumbrándose a la molesta luz, miró con sus ojitos el lugar, una habitación de hospital y dos personas más- don...donde estoy ngh- pregunto mientras intentaba sentarse mejor, fallando en el intento al sentir como la piel de su vientre jalaba a distintas direcciones. Asustado levantó la bata que tenía y miró la herida bajo su costilla, la habían saturado.

Debes tener cuidado- hablo una fina voz- aun estás mal, si vuelves a hacer un movimiento brusco puede ser que la herida se abra nuevamente- se acercó a él y verificó que todo estuviese bien en el lugar mencionado.

Estás en una clínica, te desmayaste cuando te encontré, es bueno tener una hermana doctora- una gruesa voz hizo que los vellos de su nuca se erizaran, miró a su derecha donde estaba aquel hombre que había visto en el almacén, y jura por los dioses que no había visto a un ser tan sexy como él en su corta vida. De cerca el hombre era aún más maravilloso, sus ojos azules como el mismo cielo, sus labios rasados y carnosos, su pelo largo y castaño amarrado en una coleta, y no nos olvidemos de esa maravillosa sonrisa, aquella que en esos momentos estaba mostrando. Se sentía en un sueño del cual no quería despertar.

Yo..yo de verdad  les agradezco que me hayan curado, no tengo como pagarles lo que han hecho por mi- en ese punto las lágrimas ya se estaban deslizando por sus mejillas sonrojadas- pero cualquier cosa que me pidan yo la haré, de verdad.

Oh cariño, tranquilo no tienes que pagar nada- Sara mostró una leve sonrisa

No me puedo ir así sin pagar, no tengo mucho pero cualquier precio que me pongan yo me empeñaré en conseguir el dinero- sus ojos se conectaren con los azules electrizantes del hombre en aquella habitación, un escalofrío recorrió su cuerpo, un escalofrío placentero

Nene, de verdad no tienes que pagar nada, despreocúpate- el hombre camino hasta él posicionándose a su lado, pasó una hebra blanca de cabello por detrás de la oreja de lucky mientras sonreía cálidamente

De verdad muchísimas gracias, si no fuera por ustedes mi Niño se hubiese quedado solo- lágrimas seguían bajando de sus ojos hasta que algo hizo click en su cabeza- Oh por Dios, mi bebé

Rápidamente se levantó de la cama soltando un gritito de dolor por el tirón que le dio la herida.

Hey, hey, tranquilo- Stephen tomo al chico de la cintura estabilizándolo- de que bebé estás hablando?

Continuará...

La felicidad del boxeador -Gay Donde viven las historias. Descúbrelo ahora