Yo...yo tengo un bebé- aclaró mirando al mayor a los ojos, esos ojos que de cerca se ven aún más electrizantes y maravillosos.
Donde esta?- pregunto la joven que al parecer lo había curado, mirando curiosa y juntando sus manos al frente de su cuerpo.
Lo cuida una vecina, ella lo llevara de vuelta si no voy a buscarlo antes de las una- aclaro, buscando con la vista sus viejas y ya gastadas sandalias- necesito ir a buscarlo- el joven se veía desesperado, incluso, algunas lágrimas ya descendían por sus mejillas.
No quiero sonar pesimista pero, ya son las dos y media- hablo esta vez Rafael. Todos miraron en dirección a la puerta por donde Lucky había salido corriendo, siendo el primero en reaccionar e ir tras de él Stephen, luego Sara y por último Rafael; que por su edad no corría con muchos ánimos que digamos.
Lucky corrió hasta llegar a lo que era la recepción, sintiendo un dolor agudo en su herida. Al llegar a la recepción se dio cuenta de que ese recinto no parecía una clínica, era más como un consultorio privado, no le dio más importancia y siguió corriendo, necesitaba llegar a su "hogar", su bebé no podía estar ahí solo con ese monstruo, no sabía de lo que era capaz de hacerle a su niño.
Atrás de él venía Stephen, lo sabía porque venía gritando constantemente un *espera, no corras, qué pasa?* pero él no podía detenerse, sentía la adrenalina en todo su cuerpo junto al punzante dolor que causaban los puntos.
Siguió corriendo calle abajo hasta que no escucho ruidos de pisadas y pensó que el hombre apuesto se había dado por vencido. Llegando casi a la esquina para cruzar la calle, una jeep Cherokee 2018 se detuvo frente a él, iba a seguir con su trayecto hasta que la ventanilla del conductor fue bajada y ahí estaba Steven.
Sube, yo te llevaré- dijo, haciéndole señas al menor para que de la vuelta y se subiera en el asiento del copiloto. Lucky no estaba seguro, no conocía al hombre de nada, lo había salvado, sí, pero eso no implica que saltaría a sus brazos cada vez que diga algo, no mentía cuando decía que el hombre tenía una aura que le inspiraba confianza. Así que lo pensó, llegaría más rápido en un vehículo, y le serviría para descansar y tratar de menguar el dolor de su herida.
Subió en el vehículo y al ya estar arriba le dio la dirección a Stephen. Su bebé estaría en sus brazos muy pronto sano y salvo.
***
Llegaron a la que era la casa de los "padres" de lucky, el menor fue el primero en bajar, o más bien, tirarse del jeep. Corrió hasta la casa de su vecina rogando a los dioses que ella aún tenga a su bebé en brazos y no lo haya llevado a su casa.
Toco varias veces la puerta e incluso el timbre, luego de lo que fueron 30 minutos se abrió la puerta, allí estaba parada una señora de mediana edad vistiendo una bata floreada y llevaba una pañoleta rosa en la cabeza, venía somnolienta y miraba con mala cara a Lucky.
Estas no son horas para venir y tocar el timbre de una vivienda ajena, si vienes por tu mocoso está durmiendo, no me ha dejado pegar un ojo- hablaba mientras entraba a la casa siendo seguida por lucky y más atrás Stephen - que sea la última vez que llegues a esta hora a buscarlo, si lo vuelves a hacer llamare a seguridad infantil para que te retiren al mocoso.
Lucky sollozo bajito, camino hasta el corral donde se encontraba su bebé, allí envuelto en una manta azul gruesa, por el frío que hacía a esas horas, solo se le veía la cabecita cubierta por un gorro amarillo, su carita estaba serena y sus puñitos se marcaban en la manta. Lucky lo tomo y lo abrazo delicadamente, temiendo romperlo. Tomo el bolso de su Niño y se lo colgó del hombro.
Lo siento tanto, de verdad lo siento. No volveré a llegar tarde, pero por...por favor no los lla...llames- sus palabras se entrecortaban por el reciente llanto.
Deja de llorar y recuerda pa- al voltear pudo ver parado en el marco de la puerta a Stephen, ese hombre corpulento y alto abarcaba toda la entrada de su pequeña casa. Stephen miraba a la señora con sus puños cerrados y una ceja alzada, queriendo decirle muchas cosas pero conteniéndose, ese no era su problema después de todo. La señora volteó la cara como si hubiese visto un fantasma y miro a Lucky- ahora traes a tus clientes a mi hogar, que sigue, tener sexo en mi sofá?
Lucky miro ofendido a la mujer mayor y luego miro a Stephen pidiendo disculpas con la mirada, soltando lágrimas por la tremenda vergüenza.
Y vuelvo y repito, recuerda tener mi dinero para el 15- empujó a Lucky con un poco de brusquedad para que saliera de su casa y cuando ambos hombres estuvieron fuera cerro la puerta de un portazo y luego apagó todas las luces, dejando en la penumbras a Lucky y a Steven.
Continuará...
ESTÁS LEYENDO
La felicidad del boxeador -Gay
Teen FictionM-preg Homosexual Lactancia masculinas Se utilizara la palabra mamá en hombres Violencia ChicoxChico