*Tocan el timbre de su casa y Daniel va a asomarse*
-¿Quién es?... ¡¿Quién es?!
*Abre la puerta y encuentra un anónimo*
(Lo lee):
Querido Daniel:
Hola. ¿Cómo estás? Probablemente muy preocupado por Sam... ella está... no muy bien. Tú no me conoces, ni al agresor, sólo a la víctima, en este caso Sam... en fin, ella tiene problemas de los que ni tú ni nadie podría enterarse, o resolver, o nada... Sólo quiero que dejes de preocuparte y que te prepares para la soledad de nuevo, pues nunca la volverás a ver, ni en la escuela, ni es su casa, ni en la calle, ni en ningún otro lugar. Por el momento yo seré quien te informaré sobre ella, tu sólo debes preocuparte por tus estudios y tu familia, no por Sam. Adiós...
Atte. Anónima.
*Daniel's POV*
En ese momento sentí que mi corazón caía a mis propios pies. Sentí que se rompía en mil pedazos. En ese momento comprendí que nunca más la volvería a ver...
Subí a mi habitación y le tomé foto a la carta, se la envié a Connor, ah, y a mi hermana. Sinceramente no tenía ganas de ir a la fiesta que había organizado el colegio, pues de verdad quería ir con ella. Salí de mi habitación y corrí a buscar un abrigo, tenía que ir a buscarla, y nada me lo iba a impedir.
No sabía por dónde empezar, así que fui a su casa. Toque el timbre, golpee la puerta, grite, la llame, no pasó nada. Me senté en la acera esperando a que ocurriera algo, NADA. Todo seguía en silencio, tranquilo, ningún movimiento. En ese momento, logro divisar a lo lejos una camioneta negra, que tiene las ventanas polarizadas, no se ve nada del interior. Esta se estaciona frente a la casa de Sam, veo que un tipo alto y fornido se baja. - ¡Ey chico! ¡¿Qué haces aquí?!- me gritó. No tenía palabras ni sabía cómo reaccionar, tomé mi mochila y salí corriendo hacia la calle. Cuando vi que ya no me observaban, me escondí tras unos arbustos para ver más de cerca que ocurría.
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