El nombre de Spade Viper estaba grabada en el brazo izquierdo de Fon, este solía verlo con mucha curiosidad y cariño, sus padres le habían narrado antes la historia sobre que todas las personas estaban destinadas a alguien que las complementaría de una forma inexplicable, pero igualmente increíble. Cuando era niño esto le causaba mucho entusiasmo e intriga, con cada día que pasaba esperaba encontrarse con la dueña de ese nombre, pero por mucho que se esforzaba por encontrar a esa persona no lo consiguió. Conforme fue creciendo se dio cuenta de una cruel realidad, a pesar de que el nombre que tenías grabado pertenecía a su alma gemela, nada aseguraba que la fuera a encontrar y peor aun, encontrarte con ella no significaba que esta te aceptará. Había casos, muy escasos, pero existían en los cuales las personas no terminaban con sus almas gemelas por decisión propia.
Claro que su lado romántico siempre salia a relucir también, sobre todo conociendo la historia de sus padres.
-¿Otra vez viendo ese tonto nombre?- pregunto con acidez un chico de cabello azabache.
Fon dio un pequeño salto, tan concentrado había estado en el nombre que no se había dado cuenta que su hermano había entrado a su habitación y se había sentado en su cama.
-No es un nombre tonto, es lindo- le respondió tratando de defender un poco sus pequeños ideales y con ello el nombre grabado en su brazo.
-Sabes que eso es una tontería Fon, no deberías esperar nada de herbívoros extraños- le dijo con un tono de voz resentido, mientras volteaba a ver un punto indefinido de la pared.
Fon se quedo observando a su hermano, todo su cuerpo estaba tenso y aunque lo negará había un destello de traición en sus ojos. Suspiro con resignación, el caso de su hermano era algo triste, le hacia creer que no siempre tener un alma gemela era una buena idea.
Dino Cavallone era el nombre que estaba grabado en la espalda baja de su hermano y aunque ninguno de los dos lo conocía ya lo despreciaban con todo su corazón. El tipo era un maldito mujeriego que a cada rato cambiaba de pareja, no había revista Italiana en la que no se hablará de como ese sujeto cambiaba de pareja como de calzones. La primera vez que Kyoya había visto una foto del tal dDino, no fue muy grato, el desgraciado estaba besándose con una chica en la portada de una revista. Kyoya había golpeado y roto todo lo que se le había atravesado en su camino ese día.
-Tienes razón, es una tontería- murmuro dándole la razón a su hermano, mientras le despeinaba su cabello, odiaba ver esa matiz en los ojos de su hermano.
Hibari alzo la mirada, entonces rojo y azul se enfrentaron, los azules llenos de una mirada desafiante y malhumorada, el rojo lleno de comprensión y amor. El menor soltó un chasquido antes de levantarse.
-Eres un herbívoro- le murmuro a modo de insulto antes de salir del cuarto de su hermano mayor.
Fon le dio una ultima mirada a su brazo, tocando suavemente el nombre con la yema de los dedos. Se coloco su típico traje de kung fu rojo mientras pensaba si el tendría la misma historia que su hermano, esa idea lo deprimia.
Bajo las escaleras de su casa tranquilamente, había despertado con la idea de ir al dojo de la familia, Kyoya iría al comité disciplinario y su padre con los Vongola a una reunión oficial.
-Kyoya te espera en el carro- le dijo su padre.
Le estaba esperando en la entrada de la casa con las llaves del carro en mano.
-Pero creí que Kyo iría a una reunión del comité de la escuela- contesto con confusión.
-Yo lo mande al dojo contigo, así como esta es capaz de golpear a alguien- Fon sonrió, su hermano tenía un temperamento muy parecido al de su padre, pero 100 veces mas fuerte.