El tema de las almas gemelas era un tema delicado para Kyoya, el solo conocía casos de éxito de estas, de como todos hablaban de una manera muy cursi y patética su primer encuentro y como poco a poco el destino hacia su magia y se enamoraban. Para el eso era todo una cursileria, el no quería que su alma gemela fuera tan melosa y empalagosa como la mayoría lo hacia ver, el quería algo mas como sus padres, ambos almas gemelas, ambos se amaban y se lo demostraban sin necesidad de tanto afecto y cosas cursis. Estaba seguro que incluso Fon quería algo discreto y bonito como lo que tenían sus padres.
Crecer rodeado de todo eso hizo que en el fondo el también quisiera conocer a su alma gemela y tener algo como sus padres, no lo daba a notar con tanto entusiasmo como otras personas, pero su familia sabia que a el también le hacia ilusión: el día en que conociera a tal persona que la complementaria de una forma única e increíble.
Dino Cavallone era el nombre que estaba grabado en su piel, no le molestaba que el nombre grabado perteneciera a un hombre, el lo único que esperaba es que no fuera un herbívoro débil y cursi.
Pero las cosas no suelen siempre salir bien y fue una tarde de primavera que Kyoya conoció al que era su alma gemela, o al menos lo vio en varias portadas de diversas revistas, era un tipo rubio de ojos color marrón, de unos años mayor a Kyoya, pero eso poco le importo al menor que en ese momento veía rojo, el muy desgraciado estaba en la portada besándose con una hermosa chica, en la revista decían que probablemente era el alma gemela de este y que pronto se casarían.
Al ver eso Hibari Kyoya por primera vez destrozo por completo el puesto de revista y golpeo todo lo que tenia en frente, se supone que como hijo de Alaude debía poner el ejemplo, pero nada importo, el tenia un temperamento bastante difícil y ese día exploto. Lo peor de todo es que el bastardo muy en el fondo le había parecido atractivo, aunque era algo que jamas iba a aceptar.
Desde esa fecha el tema de las almas gemelas era algo que ya no se mencionaba con el mismo brillo de antes, Kyoya ya no creía en eso, sobre todo cuando después se dio cuenta que el rubio siempre salia en las revistas, cada semana con alguien nuevo. Lo que termino de romper sus ilusiones fue cuando se entero que el tal Dino dijo en frente de la prensa que el no tenia ninguna marca de alma gemela.
...
Kyoya camina por los pasillos de Namimori vigilando que todo estuviera en orden, había faltado un día a una reunión y esperaba que en su ausencia nada se hubiera salido de control, de lo contrario sus subordinados pagarían las consecuencias.
Todo iba en orden hasta que dando la vuelta en una esquina vio como un tipo de cabello rubio salia de una puerta y caía de golpe al suelo, el prefecto entrecerró los ojos, ese tipo no traía uniforme como para ser alumnos y en las fachas en las que estaba no lo podía considerar un maestro.
Inmediatamente saco sus tonfas y se puso en pose de ataque por si el extraño era un peligro para su escuela, el rubio se sentó un poco mientras se sobaba la cabeza con un brazo, caer de esa manera si le había dolió, apenas se estaba recuperando cuando algo se le puso enfrente, alzo la vista solo para ver lo que parecía una tonfa, alzo su mirada un poco mas para encontrarse con un chico que parecía alumno de la escuela.
Marrón con azul se encontraron, por un segundo no hubo nada mas hermoso para el rubio que aquellos azules y profundos ojos, fue una lastima que no pudiera admirarlos por mucho tiempo pues aquel objeto metálico lo había golpeado en la mejilla, por puro instinto tomo su látigo con intención de defenderse, pero al no encontrarse Romario cerca se resbalo con su propia arma.
Hibari vio eso incrédulo, ¿acaso era torpe?, lo había reconocido casi de inmediato, pues esos ojos no podían ser olvidados tan fácilmente. No entendía como es que era la sensación de Italia cuando era obvio que el tipo era medio inútil.